Nicolas J. Portino González
El presidente Argentino se encuentra en el umbral de su mandato con casi 90 días en el poder. En este breve lapso, ha logrado destacarse por su carisma y su enfoque económico, que parece tomar referencia inequívoca de la “teoría de juegos”, una disciplina que él mismo ha declarado de utilidad en su enfoque gubernamental. Como periodista y ávido lector del autor del libro “Jugarse la Piel”, Nassim Nicholas Taleb, encuentro interesantes paralelos entre los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno y las reflexiones sobre riesgo y responsabilidad que Taleb expone.
La teoría de juegos, conocida por estudiar las decisiones estratégicas en situaciones de competencia, ofrece una lente a través de la cual se puede analizar el arranque del gobierno de Milei. Este marco conceptual se aplica en su plan de liberar la economía y reducir la intervención estatal, en busca de equilibrios que favorezcan la estabilidad y el crecimiento.
A 90 días del inicio de su administración, Milei parece estar intentando una partida de alto riesgo, donde cada movimiento está calculado para alterar el equilibrio del poder económico y político en Argentina. En este sentido, el libro de Taleb se vuelve relevante, no porque el presidente lo haya citado como influencia, sino por la manera en que resalta la importancia de asumir las consecuencias de nuestras acciones. Como analista de este periodo inicial, veo en Milei un reflejo de la filosofía de Taleb, donde el compromiso personal y la aceptación de los riesgos inherentes a la toma de decisiones son fundamentales.
El público argentino observa con una mezcla de esperanza y cautela, sabiendo que estos primeros pasos podrían establecer el tono de toda una presidencia. Algunos ven en Milei una figura casi quijotesca, desafiando gigantes económicos con solo la lanza de sus convicciones. Otros, más escépticos, se preguntan si las audaces estrategias del presidente llevarán al país hacia un futuro más próspero o si, por el contrario, aumentarán la volatilidad en una nación ya apesadumbrada por las constantes derrotas sociales y económicas de los últimos 40 años.
En este contexto, Milei se mantiene firme, impulsando una agenda que promete cambiar el curso de la economía Argentina. Sus declaraciones y acciones sugieren un compromiso con su visión del libre mercado y la responsabilidad individual, principios que se alinean con las ideas de asumir los riesgos de nuestras elecciones y la exposición personal frente a las políticas implementadas.
El desafío para Milei en estos 90 días ha sido y seguirá siendo monumental. Cada decisión que toma está inmersa en una compleja partida de teoría de juegos con múltiples actores, tanto locales como internacionales. Y aunque el presidente no ha mencionado explícitamente a Taleb, su mandato parece estar jugándose la piel, en un sentido metafórico, al enfrentarse directamente a las consecuencias de sus políticas.
Los argentinos, protagonistas y testigos de esta nueva etapa, aguardan con la expectativa de que el presidente logre un equilibrio entre audacia y prudencia. A medida que el gobierno de Milei sigue desarrollándose, queda claro que no solo es su capital político lo que está en juego, sino también el bienestar y el futuro de toda una nación.