El primer ministro Benjamín Netanyahu está llevando al límite la sólida relación entre Israel y EEUU, donde la administración de Joe Biden ha intensificado sus críticas por la operación en la Franja de Gaza y considera una «línea roja» la anunciada ofensiva en Rafah, en lo que el líder israelí no está dispuesto a ceder.
Ambos mandatarios mantuvieron ayer su primera conversación telefónica en más de un mes, en el que la tensión ha alcanzado su cota máxima ante el empeño de Netanyahu de mantener la intensidad de la guerra en Gaza para «destruir a Hamás» y de entrar en Rafah.
«Hablamos de los últimos acontecimientos en la guerra y del compromiso de Israel de lograr sus objetivos: eliminar a Hamás, liberar todos nuestros rehenes y que Gaza no represente una amenaza para Israel», afirmó Netanyahu, quien el fin de semana aprobó el plan militar para ingresar a Rafah, pese a las claras reticencias de EEUU.
Para Netanyahu no operar en Rafah es sinónimo de no acabar con Hamás y perder la guerra; una postura diferente a la de Biden, que ayer le insistió en que es un «sinsentido» y se mostró «profundamente preocupado».
«Una gran operación terrestre será un error y llevará a más muertes de civiles. Los objetivos que Israel quiere conseguir en Rafah pueden alcanzarse por otros medios», afirmó ayer el asesor de seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan, cuando informó a la prensa sobre la conversación entre Biden y Netanyahu.
A pesar de la conversación telefónica para limar asperezas, la situación es crítica después de que Biden respaldara las declaraciones del líder de la mayoría demócrata en el Senado estadounidense, Chuck Schumer, quien el jueves acusó a Netanyahu de ser un obstáculo para la paz y llamó a elecciones en Israel para reemplazarlo. «Fue un buen discurso», comentó Biden al día siguiente.
«Israel no es una república bananera sino una democracia independiente y orgullosa», respondió a Schumer rápidamente el Likud, el partido que encabeza Netanyahu, que dio la callada por respuesta al aval de Biden a las declaraciones del senador judío, que ocupa un puesto prominente dentro del partido Demócrata.
«Es evidente que no hay ni confianza ni aprecio entre Biden y Netanyahu. Es desafortunado ver este declive en la relación entre dos aliados naturales», afirmó Danny Ayalon, exembajador israelí en Estados Unidos.
A pesar de la evidente tensión, Ayalon consideró que Washington no va a dar un giro en su relación y mantendrá la cooperación en defensa y el suministro de armamento, porque está haciendo una «clara distinción» entre el gobierno y el Estado y sus ciudadanos; algo que habitualmente solo se hace con regímenes dictatoriales.
«No olvidemos que un Israel fuerte militarmente está en el interés de seguridad nacional de EEUU en la región, porque es un elemento disuasorio para Irán y sus proxies«; indicó el exembajador, preocupado porque el apoyo a Israel en Estados Unidos se ha convertido en un tema partidista.
Agencias contribuyeron con este artículo de Aurora.
Fuente Aurora