Alfonso Rueda ha tomado posesión como presidente de la Xunta este sábado, por segunda vez, primera con el aval de las urnas, jurando el cargo sobre un Ejemplar del Estatuto de Autonomía de Galicia, depositado junto a otro de la Biblia, abierta por el Libro de los Salmos. En su discurso, con el que ha concluido el acto desarrollado íntegramente en el compostelano recinto de San Domingos de Bonaval, Rueda, ante un millar de asistentes, se ha postulado como «aliado inquebrantable» del resto de comunidades autónomas en defensa de los «principios comunes», y advirtiendo de que le encontrarán «siempre enfrente» quienes «quieran rompernos» y pasar «por delante» del resto de regiones, en velada alusión a Cataluña o País Vasco.
Rueda ha subrayado que va a «defender y reivindicar» lo que Galicia «merece», aquello por lo que se ha «trabajado» y «luchado» en las últimas cuatro décadas, sin pretender ser «más que otros, pero tampoco menos que nadie». Y va a defender y reivindicar también «la voz y el modo de hacer las cosas» propia, la «enorme identidad» gallega, pero imbricada en el conjunto de España, «sin crispaciones, con estabilidad y la filosofía del sentidiño». Lo ha sintetizado en el «estilo Galicia», el de «la prosperidad» y la «moderación», que «huye de extremismos». «Hoy más que tomar posesión como presidente de la Xunta (…), tomo posesión como el primer servidor de Galicia, de todos vosotros; y con todos vosotros quiero hacer este camino», ha cerrado.
Rueda, en una intervención de menos de 20 minutos, ha comenzado explicando la razón de ser de centralizar el acto en el emplazamiento elegido, y desmarcarse del tradicional primer paso por el Parlamento, porque «el marco, el simbolismo y la ofrenda que acabamos de hacer, merecía la pena», ha razonado. Para, a continuación, entrar de lleno a rendir tributo, y plasmar su «agradecimiento», a quienes le precedieron en el cargo, dando lectura a varios fragmentos de sus discursos cuando pasaron por el mismo trámite: Albor, Laxe, Touriño, Fraga y Feijóo. Palabras que ha hecho suyas, poniendo en valor que tienen «más vigencia que nunca» y representan «perfectamente lo que siento» y su manera de entender la Presidencia.
Un cargo que ha asegurado que desempeñará, los próximos cuatro años, con «humildad», «responsabilidad» e «ilusión». Con el ya archiconocido «estilo Rueda», aunque él no ha empleado la afortunada expresión: «Nadie va a encontrar ni artificios ni disfraces, ni pompa ni soberbia», ha dicho antes de tener que interrumpirse, por primera vez, al embargarle la emoción. «Soy, sobre todo, padre de Beatriz y Marta, hijo de José Antonio y Lola, marido de Marta, un gallego de Pontevedra, un gallego como todos nosotros», ha enunciado entre la modestia y el guiño a su familia, a la que ha vuelto al final de su alocución para agradecerles que siempre le hablen con sinceridad.
La parte con mayor carga política del discurso ha sido la que ha dedicado, tanto en gallego (el idioma que ha empleado mayoritariamente) como en castellano, a hacer una defensa del «diálogo, el espíritu de cordialidad y el consenso»; de reivindicar lo que «nos une» frente a los que «nos separa». De esa forma, unidos, ha apelado a trabajar con todas las regiones, porque «formamos parte del mismo país», sin ponerse por encima de nadie, pero sin permitir que les subordinen a otros. «Siempre hemos creído que la buena marcha de unos no tenía que suponer un freno a los otros, a todo el mundo le puede ir bien sin necesidad de perjudicar a nadie», ha enunciado.
De puertas adentro, en clave regional, ha enfatizado que «en esta Galicia cabemos todos»; y ha reiterado, como ya hizo el 18 de febrero, tras lograr su primera mayoría absoluta, quinta consecutiva del PP, que gobernará «especialmente» para quienes no le votaron en las elecciones. No ha prometido no cometer errores, que asume que los habrá, pero sí «voluntad de acierto y ambición de progreso». Su «único objetivo», ha afirmado, será el de trabajar «por que las cosas vayan mejor», sin «estar solo en la tarea». Momento en el que ha citado de forma especial a su familia, y se ha emocionado por segunda vez al evocar a su difunto padre, que le dijo en su momento que no entrara en política, como ha recordado en más de una ocasión, pero que está convencido de que asistiría «muy orgulloso» a un día tan «especial» para él.
Simbolismo y tributo al pasado
Previamente, se ha celebrado una ofrenda floral en el Panteón de Galegos Ilustres, en la iglesia de San Domingos de Bonaval, donde Rueda ha rendido tributo al pasado y a quienes pilotaron previamente el gobierno gallego, al rodearse de los expresidentes Fernando González Laxe y Emilio Pérez Touriño (PSOE), y su predecesor, Alberto Núñez Feijóo. Rueda ha depositado un ramo de rosas blancas, con flores azules, colores de la bandera gallega, sobre la tumba de Daniel Castelao, cuyos restos, al igual que los de Rosalía de Castro, reposan en el Panteón. Durante la ofrenda, la Banda de Gaitas de la Provincia de Pontevedra ha interpretado una pieza musical. En un ‘timing’ perfecto, la ofrenda ha concluido mientras sonaban las campanas dando las 12 del mediodía.
A pie, Rueda se ha desplazado hasta el recinto donde ha tenido lugar la toma de posesión, junto a Miguel Santalices, presidente del Parlamento de Galicia, y Óscar Puente, ministro de Transportes, en representación del Gobierno, bajo los acordes de la ‘Antiga Marcha do Reino de Galicia», interpretada por la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Orense, y entre aplausos. A renglón seguido, Santalices ha dado lectura al Real Decreto 380/2024, de 11 abril, por el que se nombra presidente de la Xunta a Rueda, que fue investido el pasado jueves por el Parlamento autonómico, gracias a los 40 votos favorables del PP, que dispone de mayoría absoluta en la Cámara. «Mucha suerte y mucha salud», le ha deseado el también popular Santalices.
El acto lo ha cerrado el himno gallego, a cargo de Roi Casal, al arpa, con la voz de Fátima Pego. Entre los invitados, al Xunta ha reservado los puestos de honor, en primera fila frente al podio donde ha jurado el cargo y pronunciado su discurso Rueda, a los expresidentes gallegos, el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, los presidentes autonómicos Jorge Azcón, Alfonso Fernández Mañueco y Fernando López Miras, del PP, y Adrián Barbón, el único socialista -que ha tenido como anfitrión a José Ramón Gómez Besteiro, nuevo líder del PSOE gallego; ambos tuvieron tiempo de tomar un café previo en la zona vieja santiaguesa-. Además, han acudido múltiples representantes de la política e instituciones de diversos ámbitos, y no han faltado, en representación de la cúpula nacional de su partido, Cuca Gamarra y Miguel Tellado.
Tras el acto, los invitados disfrutan de un «refrigerio», como lo ha definido Santalices, consistente en surtido de empanadas y canapés, tabla de quesos y embutidos, salpicón de fabas de Lourenzá y mejillón, bica, tarta de almendra y brownie; regado todo con vino blanco y tinto, cerveza, agua y refrescos. El menú lo han elaborado alumnos de la Escuela de Hostelería de Galicia.
Fuente ABC