Por Adalberto Agozino
Cada vez más naciones creen que el conflicto del Sáhara encuentra una solución realista, creíble y posible en el Plan de Autonomía propuesto por el Reino de Marruecos.
Días pasados fueron Senegal, Liberia y la Federación de San Cristóbal, ahora son Sierra Leona, en África Occidental, y la Mancomunidad de Dominica, uno de los seis países integrantes de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO) quienes expresan explícitamente su apoyo a la integridad territorial y la soberanía del Reino de Marruecos sobre todo su territorio, incluyendo el Sáhara marroquí.
Cabe mencionar, que, en el caso de Sierra Leona, el país africano ha apoyado desde larga data la soberanía marroquí sobre su Sáhara, abriendo un consulado general en la bella ciudad costera de Dajla, en 2021.
Es que a lo largo del mundo son cada vez más los Estados que comprenden los justos reclamos de Marruecos sobre su Sáhara, que desean ver que el conflicto del Sáhara encuentra finalmente una solución realista, justa y posible, en especial para que los saharauis obligados a vivir en esos miserables campamentos de la infamia, en el sur de Argelia, puedan retornar a su hogar nacional en el reino alauí.
Estos países entienden que el Reino de Marruecos esta garantizando la seguridad, el bienestar y la prosperidad, según sus propias tradiciones y con sus propias autoridades, de esa población saharaui en una medida que ni Argelia ni el Frente Polisario le han podido otorgar en los cuarenta años en que los han mantenido retenidos en medio de la hostil hamada argelina.
Por eso cada nueva adhesión internacional al Plan de Autonomía para la Región del Sáhara, presentado por el Reino de Marruecos en Naciones Unidas en 2007, es un importante golpe a la credibilidad del Frente Polisario como representante de la población saharaui y contribuye a incrementar su aislamiento internacional.
La realidad es que, ni el Frente Polisario ni Argelia, tienen nada que ofrecer a los saharauis. Los separatistas polisario solo están utilizando a la población de los campamentos para financiarse con el tráfico de ayuda humanitaria y mantener su vigencia como organización en los foros internacionales, donde juegan a que son diplomáticos de un Estado inexistente la República Árabe Saharaui Democrática, que solo los socios de Argelia reconocen.
Argelia, por su parte, emplea a los saharauis y a los delirios de autonomía que ha alimentado en algunos de ellos, como un instrumento más en su competencia geopolítica con Marruecos en un intento estéril de separar al Reino de los países del África Occidental cerrándole la ruta terrestre para proyectar su tráfico comercial.
Pero, lo marroquíes, bajo la certera conducción de su Rey Mohammed VI han sabido neutralizar uno a uno todos sus arteros intentos. Es por ello, que el mundo reconoce hoy que la única solución al conflicto del Sáhara está en manos del pueblo marroquí