Por Federico Noguera
La Justicia de EE.UU. los requirió por presunta asociación ilícita, fraude y lavado en el conocido caso de Z-Library. El juez Sánchez Freytes ya había ordenado extraditarlos.
Los rusos Anton Petrovich Napolsky y Valeriia Ermakova, buscados por la Justicia de Estados Unidos por presunta asociación ilícita, fraude y lavado, se fugaron de la prisión domiciliaria de la que gozaban en Córdoba y el juez federal N° 2 de la Capital, Alejandro Sánchez Freytes, ordenó su captura internacional.
La pareja quedó envuelta en una causa penal en Nueva York a raíz de la investigación el FBI por presunto robo de libros con derecho de autor, luego subidos en Z-Library, la autodenominada “biblioteca de libros electrónicos más grande del mundo”.
Los rusos cayeron en Santa Cruz en octubre pasado, cuando vacacionaban tras haber ingresado al país a través del aeropuerto de Córdoba. Tras su detención y traslado a esta capital, se realizó en abril el primer juicio de extradición.
Negaron haber cometido un delito, y Napolsky cuestionó que la solicitud de extradición no precisaba qué obras habían sufrido la vulneración del copyright.
En 2023, el fiscal N° 3 de Córdoba, Maximiliano Hairabedian, había solicitado la extradición a EE.UU. Pero la defensa planteó que el pedido no detallaba las presuntas maniobras delictivas, lo que no permitía a los requeridos defenderse en forma adecuada.
De esta manera, solicitó al entonces juez subrogante Sergio Pinto (luego reemplazado por Sánchez Freytes) que ordenara a la Justicia estadounidense una ampliación de las supuestas operatorias ilícitas endilgadas a sus defendidos. El magistrado hizo lugar, suspendió el juicio y solicitó a EE.UU. mayor información.
La defensa pidió la recusación de Pinto, al entender que había perdido su imparcialidad. Finalmente, la Cámara aceptó el pedido y lo reemplazó por Sánchez Freytes, quien llevó adelante el segundo juicio de extradición.
El magistrado declaró procedente la extradición de ambos a suelo estadounidense para su juzgamiento por cinco cargos calificados como derecho de autor ilícito, asociación ilícita para cometer fraude electrónico, fraude electrónico y asociación ilícita de lavado de activos. También ordenó que permanecieran con prisión domiciliaria en Córdoba.
Los extranjeros apelaron ante la Corte Suprema de Justicia, mientras solicitaron ser considerados refugiados políticos, para evitar ser enviados a EE.UU.
Se fugaron
La primera alerta de la fuga de los rusos la dio el Patronato del Liberado. Como es habitual, fue a constatar la presencia de los detenidos en el alojamiento donde debían cumplir la domiciliaria. Sin embargo, las autoridades se encontraron con la sorpresa de que ya no había ningún rastro de ellos, según indicaron fuentes judiciales a La Voz.
De inmediato, notificaron a Sánchez Freytes de la situación. Paralelamente, el abogado defensor de la pareja durante el juicio de extradición, en la que incluso ofició de traductor, advirtió también al magistrado que había perdido contacto con ellos.
El juez ordenó la captura internacional de ambos. Se presume que aún no habrían logrado salir del país.
Fuente La Voz