Javier Milei envió un mensaje a la oposición para intentar destrabar el tratamiento de la Ley Bases
Por Guido Carelli Lynch
Se mostró conciliador y envió mensaje también a los gobernadores a los que llamó a un nuevo Acuerdo de Mayo.
Prometió bajar impuestos y buscó enfriar la polémica por los cambios en el Gobierno.
Javier Milei no pudo encabezar el 25 de Mayo que imaginó el 1 de marzo frente a la Asamblea Legislativa, cuando convocó al frustrado Pacto de Mayo que pretendía celebrar con gobernadores y ex presidentes en Córdoba. El “Cabildo abierto” convocado por el Presidente días atrás para conmemorar el 214 aniversario de la Revolución de Mayo tampoco fue multitudinario.
A pesar de todo, sin Ley Ómnibus ni paquete fiscal y con el récord de no haber sancionado ninguna ley durante sus primeros seis mes de gestión, Milei eligió mostrarse en la capital cordobesa -en medio de una crisis de Gabinete agitada por él mismo- conciliador con la oposición, o por lo menos, no quemar todos los puentes. Por ahora.
El Presidente todavía apuesta a sancionar el proyecto de Ley Bases que sigue sin obtener dictamen en el Senado y a plasmar un Pacto de Mayo -que esta vez prefirió llamar “acuerdo”- con los mandatarios provinciales. Prometió, además, el incentivo -la presión a la dirigencia opositora- de que avanzará con una baja de impuestos una vez que logre esos objetivos y que creará un consejo integrado por el sector público y privado para monitorear la implementación de los consensos.
“Quiero anunciar hoy en Córdoba que no solo que vamos a seguir trabajando para que el acuerdo de Mayo sea una realidad, sino que luego de la firma del pacto cuando estén sancionadas la Ley Bases y el paquete fiscal vamos a crear un Consejo de Mayo para completar esta sagrada tarea. Sabemos que será difícil para las arcas, pero nosotros tomamos un compromiso y les vamos a empezar a devolver los impuestos”, señaló el Presidente, que el viernes prometió eliminar el Impuesto País -el segundo que más recauda- y las retenciones, dos ideas que reiteró en esta ciudad.
Los militantes que se amontaron cerca del escenario se mostraron menos componedores. “¡Ley de Bases! ¡Ley de Bases!” y “Plebiscito!”, “Plebiscito”, gritaban mientras agitaban banderas argentinas y libertarias que pudieron ingresar a pesar de que la policía no permitía insignias partidarias.
La Plaza San Martín que aloja el Cabildo y la Catedral no estaba llena a pesar de que un sol radiante disimuló durante un rato una de las jornadas más frías del año y de que Milei tiene prédica en Córdoba, donde arrasó en el balotaje de noviembre. Los dirigentes oficialistas encargados de la organización le echaron la culpa al estricto control de seguridad que demoró los accesos y que no evitó que hubiera choques con gremios estatales y de izquierda, a pocas cuadras.
Al Presidente pareció no importarle. No cargó contra los opositores directamente, pero les dio el pie a sus seguidores. “¿Ustedes se dan cuenta de que estamos frente a un cambio de época, no?”, preguntó durante el discurso transmitido por cadena nacional. El público libertario le devolvió su principal hit. “La casta tiene miedo”, entonaron mientras el Presidente asentía en silencio.
En una semana atribulada por las internas, los trascendidos de posibles cambios en el Gabinete y la escalada de los dólares financieros, el jefe de Estado elogió al ministro de Economía Luis Caputo. “Todos los precios siguen bajando, es increíble que después de 100 años, cuando nos decían que eso no se puede y que demonizan a presidentes que toman la decisión de poner al país en orden, hoy estamos subiendo en popularidad, y mi ministro se convirtió en un rockstar”, señaló apenas un día después de que su vocero confirmara la incorporación al Gabinete de Federico Sturzenegger. Caputo le agradeció al mandatario los piropos haciendo un corazón con las manos.
Detrás del ministro de Economía aplaudía el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el más apuntado por el Presidente y su entorno más próximo, con un pie afuera del Gobierno después de haber sido uno de los que más poder acumularon en el arranque del Gobierno.
El jefe de Estado explicitó el jueves -cuando el malestar con Posse tomó estado en público- que todo el Gabinete está en estudio y que los cambios llegarán con la sanción de la ley o cuando se entierre ese proyecto. Si el Presidente mantiene esa lógica, el ministro coordinador podría ganar tiempo, el que lleve la sanción o la caída definitiva del proyecto. Los gestos de la mañana en el Tedeum -donde fue omitido por el locutor oficial y el mandatario no lo saludó- van en sentido contrario.
Nadie tiene dudas, en cambio, del poder creciente de la hermana del Presidente. La secretaria general de Presidencia fue la única funcionaria que se sumó -con una bufanda albiceleste- al balcón del Cabildo minutos después de las 15, cuando el jefe de Estado apareció frente a sus seguidores. Fue también una de las más aplaudidas.
“El jefe”, como la llama su hermano y la feligresía libertaria, también fue la primera funcionaria en ser mencionada por el Presidente en su discurso, antes incluso que la vicepresidenta Victoria Villarruel. Es la responsable del armado político del Gobierno, suma funciones y estuvo a cargo de la organización del acto, como en cada aparición de su hermano y también -con ayuda de los primos Martín y Lule Menem– pisa fuerte en las negociaciones con la oposición.
El resto de los ministros y principales dirigentes del Gobierno -con la excepción de Santiago Caputo que se quedó en Buenos Aires- aplaudían desde abajo escenario. También, los acompañaron algunos diputados y senadores cordobeses como Rodrigo de Loredo (UCR) y Luis Juez, invitados a último momento.
Fuente Clarin