Por Edgardo Aguilera
Se trata de Juan Carlos Coré, cuya postulación para ocupar el máximo cargo dentro de la Armada había sido dado de baja por la vicepresidenta. El motivo por el que cambió su decisión.
Este jueves serán puestos a consideración del pleno del Senado los pliegos de ascenso de los actuales jefes de las tres Fuerzas Armadas para ser promovidos al grado inmediato superior: se tratan del general de brigada Carlos Alberto Presti (Ejército), contraalmirante Carlos María Allievi (Armada) y brigadier mayor Fernando Luis Mengo (Fuerza Aérea).
La novedad política es un acuerdo de la vicepresidente Victoria Villarruel y el ministro de Defensa que desbloqueó la posibilidad de ascenso del contralmirante Juan Carlos Coré y del coronel mayor Gustavo Sívori, ambos habían sido apartados del grueso de pliegos que suman 309 promovidos.
Dejar sin los galones de vicealmirante al número tres de la Armada que ocupa el cargo de comandante de Alistamiento y Adiestramiento sería un nubarrón en la imagen de Defensa,
En tanto que la suerte del general de brigada Jorge Berredo, comandante Operacional de las Fuerzas Armadas que aspiraba a alcanzar la jerarquía de general de división, quedó sellada: no hubo luz verde política para el ascenso.
Sin información precisa, se dice que los dos casos de Coré y Sívori serán tratados en sesiones futuras del recinto. La especie abre un compás de espera en el que los legajos de los candidatos circulan expuestos bajo la lupa de los senadores.
En la última sesión de la comisión de Acuerdos, se evaluaron seis expedientes solicitando ascensos para 120 miembros del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto y de los 309 integrantes de las tres Fuerzas Armadas.
En esa oportunidad al darse lectura de la nómina propuesta para que personal de Cancillería pueda ascender una categoría (embajadores extraordinarios y plenipotenciarios y consejeros de embajadas y cónsul general), la senadora Anabel Fernández Sagasti pidió dejar en suspenso el pliego de uno de los postulantes.
Se refería a Mariano Vergara, con el propósito de investigar su situación judicial porque fue denunciado presuntamente por violencia de género y tuvo exposición mediática. Desde LLA se aclaró que la denuncia fue desestimada por la justicia y el nombre fue incluido en el temario.
Las dudas sobre el contralmirante Coré tiene parecidos, aunque atenuados por el ambiente en el que se desarrollaron: la inteligencia naval.
El alto oficial fue denunciado en sede administrativa, la Oficina de Género de la Armada Argentina, por personal civil de inteligencia en 2021, cuando Coré estaba al frente de la Dirección de Inteligencia de la marina.
El expediente de inconductas atribuidas a Coré –abuso laboral, maltrato y amenazas- a la fecha no se ha resuelto. La carpeta iniciada por el denunciante pasó largo tiempo sin diligenciar y se “extravió”.
El afectado tuvo que acudir a la oficina de Género del ministerio de Defensa y reiniciar el reclamo con un Acta que registró el hecho. Nuevamente el caso pasó de manos y se derivó a la Dirección de inteligencia Estratégica Militar que estaba por entonces a cargo de Carlos Molina y secundado por Francisco Moliterno. Fue Moliterno quien firmó la presentación del denunciante.
A esta altura uno no podría excluir el trajinar de los papeles, extravío incluido de prácticas interesadas en apagar la controversia.
Se sabe que una denuncia sobre averiguación de delito -que cayó a mediados de mayo en el juzgado federal N°2 de Sebastián Ramos, secretaría N°3 de Carlos D´Elía, en la que está mencionado el contralmirante Coré a Carlos Molina y Francisco Moliterno-, en una supuesta operación de inteligencia para reunir datos sobre un recurso estratégico (el litio, para un tercer país), se archivó el 30 de mayo pasado.
No fue desestimada como dejaron trascender desde la política. El archivo de la causa se ordenó ante la no ratificación de la denuncia y, como es de estilo, ante una nueva presentación de prueba se reinicia la investigación. La desestimación por el contrario implica la inexistencia del delito.
Fuente MDZ