Por Sofia Diamante
El ministro de Economía, Luis Caputo, aprovechó las reuniones del G20 en Río de Janeiro para encontrarse con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva; la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen; con el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, y con el del BID, Ilan Goldfajn
Mientras se sigue de cerca la campaña presidencial de Estados Unidos, el mayor accionista del Fondo Monetario Internacional (FMI), el equipo económico negocia de manera paralela con organismos multilaterales y con bancos privados la llegada de fondos frescos para fortalecer las reservas del Banco Central (BCRA). El objetivo del Gobierno es tener mayor músculo para acelerar la quita del cepo cambiario sin mayores sobresaltos e impulsar la reactivación económica.
Si bien el nivel de actividad pareciera haber tocado piso en abril último, la situación no es uniforme en todos los sectores económicos. Algunos de mano de obra intensiva, como la industria, por ejemplo, siguieron en retroceso en mayo.
En el mercado financiero se estima que el Gobierno está buscando entre US$10.000 millones y US$15.000 millones, en el mejor de los casos. El dinero llegaría gracias a un pool de acreedores que involucraría al propio FMI, a otros organismos multilaterales –como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF)–, y a un grupo de bancos del exterior, que ayudarían a la causa mediante la negociación de un repo. Se trata de un préstamo en el cual el Estado argentino ofrece a cambio una garantía para reducir la tasa de interés, que hoy estaría en torno al 20% en dólares, si se usa de guía el riesgo país (1589 puntos básicos). Con el repo, la tasa sería de un dígito y se usaría como prenda el oro que se envió al exterior, con un mix de bonos soberanos.
En este contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, aprovechó las reuniones del G20 en Río de Janeiro para encontrarse hoy con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva. En tanto, mañana lo hará con la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen; el subsecretario de Asuntos Internacionales del Tesoro, Jay Shambaugh; el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, y el del BID, Ilan Goldfajn, que hoy estuvo reunido con el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
“Reunión constructiva con el ministro Luis Caputo en Río. Discutimos el sólido desempeño de la Argentina en la lucha contra la inflación, la consolidación fiscal y el apoyo a las personas vulnerables. Estamos comprometidos en respaldar los esfuerzos del Gobierno para dar vuelta la economía en beneficio de los argentinos”, escribió Georgieva, en la red social X. El ministro le respondió con el mayor de los elogios. “Gracias Kristalina por el apoyo del FMI. ¡La mejor jefa del organismo de la historia!”, le dijo, en inglés.
Lo que le critican algunos analistas financieros al equipo económico es que la salida del cepo podría haber sido “más ordenada y sin la intervención del Fondo”, si se hubiese hecho meses atrás y si no se hubiese pisado el tipo de cambio (la cotización oficial se movió por debajo de la inflación acumulada desde diciembre). Sin embargo, para ello, el Gobierno hubiera tenido que convalidar una desaceleración más lenta de la inflación, lo cual no estaba en los planes del presidente Javier Milei. La baja de la inflación es la principal base económica del capital político de la Casa Rosada.
El Banco Central está por ingresar en el tramo del año en el que estacionalmente ingresan menos dólares con reservas negativas en más de US$3000 millones. Sin embargo, si el Gobierno consigue los desembolsos, en el mercado financiero creen que el equipo económico tendrá “tres garrotes” para quitar el cepo sin mayores sobresaltos. Enumeran las mayores reservas, una tasa de interés real que parte siendo negativa y una recesión profunda que disminuye el traslado a precios de la “inevitable” devaluación del tipo de cambio oficial.
La situación, sin embargo, tiene sus riesgos, porque ningún analista del mercado se anima a estimar cuánto es el salto que tendrá que hacer el tipo de cambio, ya que los dólares paralelos o “libres” también están fuertemente intervenidos por restricciones cruzadas.
“En el equipo económico saben que se les está atrasando el tipo de cambio y que es difícil que bajen las cotizaciones del MEP y del CCL. La brecha no es libre y no se sabe cuánto es el salto que hay que hacer. Si bien hay una coincidencia de que el dólar está atrasado, no sabemos cuánto”, dijo un banquero de la City porteña, quien igual coincide con el Gobierno en que no hay que ser “ansiosos”.
“El [tipo de cambio] oficial lo tienen que subir, pero tienen una bala; se tira una sola vez y hay que embocarla. Si bien no hay que ser ansioso ni ponerse nervioso, el apuro que hay es acerca de qué pasa si sale mal, porque van a necesitar tiempo para estabilizar de nuevo la situación antes de las elecciones legislativas”, agregó el economista de larga experiencia.
Con relación al FMI, la Argentina terminó de pagar la semana pasada el préstamo por el acuerdo Stand-By firmado durante la gestión de Mauricio Macri. Recién a partir de septiembre de 2026, el país deberá empezar a pagar las amortizaciones del nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas que se firmó durante el gobierno de Alberto Fernández para cancelar el program.a anterior. Sin embargo, el Gobierno podría negociar en los próximos meses un nuevo acuerdo de Facilidades Extendidas, para recibir antes el dinero.
Además de los desembolsos del FMI, el equipo económico está negociando cerrar una operación de repo (acuerdo de recompra), como admitió el propio presidente Milei. El Gobierno ofreció oro y bonos como garantía del préstamo, según pudo reconstruir La Nación
¿Por qué el FMI y bancos privados le volverían a prestar dinero a la Argentina?, preguntó este medio a distintos economistas. “No es un análisis económico de riesgo y retorno; hay un tercer vector que es el geopolítico: la Argentina es un proveedor de energía y alimentos, en un contexto mundial que cambió después de la invasión de Rusia a Ucrania”, respondió un analista con contactos asiduos en las principales capitales del mundo.
Si bien la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca podría acelerar las negociaciones, en el sector económico anticipan que la victoria republicana está descontada y que “no solo las instituciones en la Argentina olfatean el poder”.
Fuente La Nación