El régimen del dictador Nicolás Maduro amenazó a todo aquel que no reconozcan el resultado electoral y se declaro Presidente para gobernar hasta 2031.
En medio de acusaciones de fraude en las elecciones donde Nicolás Maduro fue declarado ganador, las protestas opositoras han aumentado en Venezuela, generando preocupaciones sobre una nueva crisis institucional caracterizada por manifestaciones y represión violenta. El régimen chavista ha amenazado a la población con penas de hasta seis años de prisión para quienes no acepten los resultados electorales del Consejo Nacional Electoral (CNE).
A pesar de que hay un amplio respaldo a la oposición, Maduro ganó las elecciones con un 51,2% de los votos, superando al candidato opositor que obtuvo el 44,2%. Curiosamente, los otros ocho candidatos lograron únicamente un 4,6% cada uno, lo que resultó en un total de más del 130% de los votos.
Ante la evidente manipulación electoral, los venezolanos comenzaron a manifestarse contra el régimen tanto en el país como frente a embajadas, preparándose para un posible enfrentamiento post-electoral. Mientras tanto, Maduro se enfoca en perseguir a los opositores para mantener su poder, a pesar de la crisis que afecta al país.
A pesar de los informes preliminares del CNE, aún no hay datos oficiales y parece que se intenta imponer un resultado más que reconocerlo. Esto podría crear un ambiente hostil en una sociedad ya dividida por la crisis interna.
Así, al proclamar un resultado como si fuera la voluntad popular, aunque sea falso, la democracia en Venezuela ha perdido su esencia como un acuerdo social. Al mismo tiempo, el Gobierno de Maduro destaca la importancia de respetar una constitución considerada fraudulenta, que fue diseñada a favor del chavismo y que seguirá vigente hasta 2031.