En octubre de 2023, el gobierno estadounidense hizo un “acuerdo” con la dictadura venezolana, en el cual Maduro se comprometía a realizar unas elecciones “libres y democráticas” a cambio de que se alivien las sanciones al petróleo. Obviamente, Maduro no cumplió, y logró recaudar miles de millones de dólares que utilizó para robarse la elección.
En octubre de 2023, bajo la administración de Joe Biden y Kamala Harris, Estados Unidos alivió las restricciones impuestas por el ex presidente Donald Trump al petróleo venezolano tras el acuerdo entre el gobierno norteamericano y la dictadura chavista para que las elecciones recientemente realizadas sean supervisadas por “observadores internacionales” para asegurar que sean “libres y democráticas“.
No solo que el dictador Maduro no cumplió con su palabra, ya que los “observadores internacionales” eran todos aliados del chavismo (algo que era obvio), sino que además se realizó el fraude electoral más grande en la historia del continente.
El resultado de esto fue catastrófico. Además de las cuestiones electorales, la dictadura venezolana pudo, gracias a la flexibilización de las sanciones al petróleo, conseguir miles de millones de dólares, los cuales fueron usados, entre otras cosas, para llenar los bolsillos del régimen y para reprimir al pueblo venezolano.
El acuerdo realizado por el gobierno demócrata, conocido como “Acuerdo de Barbados“, consistió en reducir las sanciones a Venezuela en los sectores de petróleo, gas y oro de dicho país.
En aquel momento, Washington había señalado que este alivio podría ser revocado si el acuerdo electoral no se cumplía. A pesar de que lo hicieron, aumentando nuevamente las restricciones, fue demasiado tarde.
La orden emitida en 2023 por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos permitió a Venezuela, que había estado bajo severas sanciones desde 2019, producir y exportar petróleo a sus mercados seleccionados durante los próximos seis meses. En cuanto al sector del oro, no se habían establecido límites temporales específicos.
Posteriormente, Estados Unidos había advertido a Venezuela de que debía “establecer un cronograma y un proceso concretos para la reinstalación rápida de todos los candidatos” antes de finales de noviembre, según un comunicado del secretario de Estado, Antony Blinken.
“Todos los aspirantes a la presidencia deben tener la oportunidad de postularse“, afirmó Blinken, quien también había solicitado la liberación de “todos los ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente y de los presos políticos venezolanos“.
El acuerdo incluía 12 puntos, entre ellos compromisos para “otorgar a todos los candidatos acceso a los medios de comunicación públicos y privados“, así como “garantizar su libre y segura circulación por todo el país“.
Las partes también se comprometieron a “actualizar los registros electorales“, tanto dentro como fuera del país, para “asegurar que los millones de venezolanos que han emigrado puedan ejercer su derecho al voto“.
Como pudimos ver durante los últimos días, la dictadura venezolana no cumplió absolutamente nada, como era de esperarse, del acuerdo firmado por Biden y Harris.
En el día de hoy, el ex presidente y candidato republicano, Donald Trump, compartió un mensaje en sus redes sociales expresando su enojo hacia la administración demócrata, a quienes considera culpable de todo lo que está ocurriendo en Venezuela.
“La loca Kamala Harris nunca debió haberle quitado a Maduro las sanciones petroleras de Trump. ¡Ella hizo uno de los PEORES TRATOS DE TODOS LOS TIEMPOS! La loca Kamala ayudó a liderar la iniciativa para liberar al principal lavador de dinero de Maduro y a sus dos sobrinos convictos narcotraficantes a cambio de una promesa obviamente falsa de elecciones libres y justas para el pueblo de Venezuela. ¡NO FUERON LIBRES NI JUSTAS!“, afirmó el candidato a presidente, a quien hace unas semanas intentaron asesinar.
Y agregó: “Mire lo que está sucediendo ahora: Maduro vendió su petróleo, se reunió con sus sobrinos lavadores de dinero y narcotraficantes, y el pueblo venezolano NO OBTUVO NADA. Venezuela está destruida y su maravillosa gente está en bancarrota y muriendo. Gran parte de su sangre está en manos de políticos estadounidenses peligrosamente progresistas y fracasados como la loca Kamala Harris y el corrupto Joe Biden…“.
La administración de Donald Trump implementó severas sanciones contra Venezuela como castigo al régimen del dictador Nicolás Maduro tras su “reelección” en 2018, la cual Estados Unidos calificó de “ilegítima“. Sin embargo, bajo el mandato del presidente Joe Biden, las relaciones con la dictadura chavista han mejorado.
Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, y una disminución de las sanciones estadounidenses sobre la industria petrolera venezolana resultó en un alto beneficio económico para Nicolás Maduro.
Fuente La Derecha Diario