Por Carlos Ruckauf
El ex gobernardor de la provincia de Buenos Aires analiza el discurso de Cristina Kirchner en México.
En su discurso en México, Cristina Kirchner se burló de Maria Corina Machado y acompañó la teoría de ” mostrar las actas”. Aseguró que ” no había ángeles ni diablos” omitiendo en su discurso la masacre del pueblo venezolano y culminó con la necesidad de mantener ” el principio de no injerencia “. Terminó atacando a Milei por ” usar la política exterior “. Analicemos sus afirmaciones.
Le molestó ( como a Maduro) que Maria Corina Machado saliera de la clandestinidad para encabezar la multitudinaria marcha contra el fraude. Envidia del coraje que ella no tuvo cuando, junto a su marido, se dedicó a hacer plata en Santa Cruz, mientras los argentinos eran reprimidos.
Machado tiene una valentía espectacular frente a la narcodictadura. Las dichosas actas que Maduro dice que “encontró”(como si se tratara de un par de medias) las están fabricando con Inteligencia Artificial y tienen la seguridad que los jueces son ( todos) secuaces del Palacio de Miraflores. Para mayor demostración el Tribunal le ha dado plazo hasta el martes. Es decir, 9 días después del comicio en una votación con máquinas.
Respecto a la ausencia de ” diablos” basta ver los videos de las ejecuciones de militantes populares por los “colectivos chavistas “. Están en todas las redes. O leer el Informe Bachelet sobre las brutales violaciones de mujeres y niñas en las mazmorras de Maduro.
El “principio de no injerencia”, los comunistas y sus cómplices lo defienden solo cuando les conviene y justamente la acción internacional es la que debe salvar a los venezolanos.
Finalmente el ataque a Milei ” por usar la política exterior ” resulta absurdo porque atacar el fraude o decirle ” comunistas ladrones ” a quienes son ” comunistas y ladrones ” es una descripción y no una adjetivacion.
Néstor Kirchner usó su asociación con Lula y Chávez y el acto contra el ALCA para borrar su pasado y maquillar su presente.¿Más uso de política exterior que ese?
Fuente El Observador