Por Facundo Chaves
Infobae accedió a un informe que revela cómo actuaron los agentes que vivieron años en Buenos Aires, fueron detenidos en Eslovenia y los recibieron con honores en Moscú. La oleada migratoria que preocupa al Gobierno y un acuerdo vulnerado por Rusia que sigue vigente
“Buenas noches”. El saludo en español de Vladimir Putin a dos niños de 9 y 11 años nacidos en Buenos Aires que llegaron a Moscú con sus padres, los espías Artiom Dultsev y Anna Dultseva, expuso mucho más que una escena de ficción. Confirmó la actuación de una red global de inteligencia que tiene a la Argentina como eslabón de una larga cadena, forjada por complicidades, dinero negro y falta de controles. Una maraña de agentes ilegales que tienen vidas “normales” para actuar sin que suenen alarmas. Y que se aprovechan de las oportunidades que ofrecen países como el nuestro, que firmó en 2009, durante el gobierno de Cristina Kirchner, un acuerdo para viajar sin visa y que pese a todas las sospechas sigue vigente. Un dossier secreto al que accedió Infobae revela lo que hizo el matrimonio en los largos años que vivieron en el barrio porteño de Belgrano y expone un modus operandi siniestro.
Para entender este ambiente opaco y complejo puede ser útil mirar con detenimiento el árbol, que representan los Dultsev, y también observar con atención el bosque, que representa la ola de ciudadanos de origen ruso que llegan incesantemente a la Argentina, con especial intensidad después de febrero de 2022. En esa fecha, Putin decidió invadir Ucrania y detonó una guerra contra Occidente que todavía sigue acumulando muertos. Es una marea que continúa ahora. Sobre todo ahora.
Hay datos oficiales de Migraciones que le ponen números a este tema, causas judiciales que avanzan a veces a ningún lado, y un alerta creciente en dispositivos de seguridad y de inteligencia por la presencia de agentes rusos que pueden estar actuando en la Argentina sin control. Es más peligroso el contexto, porque con Javier Milei en el poder y su alineamiento sin cortapisas con Estados Unidos, el país dejó de ser un gobierno amigo o neutral para los intereses geopolíticos de Moscú. Lejos quedaron los tiempos en que Alberto Fernández le ofrecía a Putin que Argentina fuera “la puerta de entrada de Rusia a América Latina”.
Putin escolta a Anna Dultseva, que llega de la mano de su hija de 11 años. Detrás, su esposo, Artiom Dultsev y su hijo de 9. Vivieron durante más de 10 años via REUTERS
Hubo esta semana una llamada de atención que sorprendió por su contundencia: “Rusia se ha caracterizado por enviar espías a la Argentina para prepararlos, darles identidad y después mandarlos a distintos lugares del mundo. Los que acaba de recibir Putin son dos espías que vinieron a la Argentina, tuvieron hijos en Argentina, obtuvieron documentación argentina en función de sus hijos -pasaportes argentinos- y con eso entraron a países cercanos para conseguir información y datos importantes para ellos. No fuimos capaces de detectarlos, porque son situaciones que encuentran a la Argentina casi inerme”, dijo en televisión el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Para este informe, Infobae consultó con funcionarios de las principales áreas involucradas: desde la inteligencia, la defensa, la seguridad, la diplomacia y el ámbito judicial. En reserva, hubo una coincidencia en advertir la gravedad de la situación y el temor a una infiltración masiva de elementos que pueden representar una seria amenaza a los intereses permanentes de la República Argentina.
Para tomar dimensión del “bosque”, es clave informar que en los últimos cinco años y medio, a la Argentina ingresaron más de 111 mil personas con nacionalidad rusa. La inmensa mayoría por razones de turismo. Lo notable, es que a partir de 2022 -que coincide con el inicio de la invasión a Ucrania- se dispararon las entradas de ciudadanos de ese país, ya que de 2.012 que se registraron en 2021, se pasó a 17.729 en 2022 y el año pasado tocó el récord de 37.678. Pero no termina allí: en los primeros siete meses de este año ya ingresaron al país 21.946 personas. Un extraño y sospechoso boom turístico.
“No hay que confundirse. Argentina favorece esta oleada porque tiene el convenio de 2009 que permite ingresos sin visa. Es un destino fácil, que cualquier ruso puede utilizar si quiere irse. Pero los ingresos que representan más peligro no son los que pasan por Migraciones con el pasaporte ruso. Los más peligrosos son aquellos que entran con pasaportes de los países de la ex Unión Soviética o que formaron parte del Pacto de Varsovia, como pueden ser de Kazajistán o Albania”, explicó a Infobae una de las fuentes consultadas que pidieron mantener la identidad en reserva.
(fuente Dirección Nacional de Migraciones)
Es una aclaración pertinente porque, de hecho, los dos espías que fueron recibidos por Putin con una guardia de honor en el aeropuerto gubernamental moscovita de Vnukovo habían ingresado al país con pasaportes de México y de Austria, y con otras identidades que nada tenían que ver con Rusia: ella se hacía llamar María Rosa Mayer Muños, nacida supuestamente en Grecia; y él Ludwig Gish, nacido en teoría en Keetmanshoop, Namibia.
Pero antes de posar la atención en los árboles de los agentes ilegales, es importante seguir con el “bosque”. Según los datos de la Dirección Nacional de Migraciones, entre 2020 y 2024 (a julio), también hubo un fuerte salto en la cantidad de trámites para solicitar radicaciones de rusos. En la categoría de radicaciones permanentes, en 2020 fueron apenas 78, el año siguiente 91, en el 2022 pegó un salto a 937, y como ocurrió en los ingresos, en 2023 se dio un aumento exponencial de 3.809 solicitudes. Es una tendencia que no cesó en estos primeros siete meses del año: ya hubo 1.644.
En las radicaciones temporarias hay un recorrido similar: en 2020 hubo sólo 32 pedidos, luego 30, posteriormente 740 y, el año pasado ocurrió un aumento impresionante de 3.042 trámites iniciados. Y entre enero y julio de 2024, ya se cursaron 1.053 pedidos. Más allá de que las solicitudes de residencia transitoria fueron mucho menores (apenas 456 en los últimos cuatro años y medio), el informe de la Dirección Nacional de Migraciones confirma que en este período hubo casi 12 mil pedidos de radicación. El más alto, fuera de los pedidos de países vecinos.
Dentro del fuero federal Civil y Comercial se tramitan pedidos para acceder a la ciudadanía argentina. Como reflejan los datos de Migraciones, en este último tiempo hubo una explosión de pedidos de nacionalidad. Fuentes de extensa trayectoria admitieron que se registró en la actualidad un pico que hace recordar al que se dio frente a la caída del Muro de Berlín y el inevitable derrumbe de la Unión Soviética que le sobrevino.
De acuerdo con calificadas fuentes judiciales, lo “habitual” es que primero se obtenga una residencia temporaria, que a veces se gestionan desde Rusia u otro país, y otras al llegar a la Argentina. Ese trámite permite tener DNI pero no pasaporte. “Cuando se necesita un pasaporte, se requiere gestionar una nacionalidad. Argentina tiene una ley muy antigua de hace 150 años, que casi no tuvo modificaciones y que establece un régimen permisivo. Para tener una sentencia se necesita tener residencia permanente de dos años consecutivos y continuos en el país o casarse o tener aquí un hijo”, explicó la misma fuente.
El año pasado el tema tuvo amplia difusión en los medios por los casos de embarazadas provenientes de Rusia que llegaban a pocas semanas de la fecha de parto, con el objetivo de dar a luz y obtener el documento argentino para el recién nacido y, por consiguiente, para la madre. El tema fue abordado por el periodista Omar Lavieri en Infobae con especial foco en una investigación de una organización, ArgentinaFamily, que cobraban tarifas de hasta 15 mil dólares.
“Venían chicas rusas embarazadas en la semana 35 a 36 con visa de turista, nacía su hijo, se le otorgaba la nacionalidad argentina porque nacía en territorio argentino y después sus padres conseguían, vía excepción, la ciudadanía argentina y el pasaporte, que es el verdadero objetivo de todas estas maniobras”, explicó la fuente judicial consultada por Infobae para esta nota. El mismo informante reconoció que es una práctica que “pone en riesgo la calidad del pasaporte argentino, que hasta ahora es reconocida en el mundo entero”.
Artiom Dultsev y Anna Dultseva. Ludwig Gish y María Rosa Mayer. Los nombres, las caras y la verdad de los espías recibidos por Putin
Hasta acá el bosque.
La historia de los espías
Artiom Dultsev y Anna Dultseva, que durante 10 años se hicieron llamar Ludwig Gish y María Rosa Mayer, son los espías rusos de Vladimir Putin que fueron liberados el 1 de agosto tras un canje de prisioneros entre Rusia y las potencias occidentales. Ellos contaron cómo fue su vida bajo una identidad falsa, que escondieron a sus hijos y llegaron a olvidar hasta su propia lengua materna. Los agentes ilegales, que fueron enviados a Buenos Aires por el régimen autocrático de Putin, hablaron con la prensa y dieron una versión edulcorada de su vida como agentes secretos. Sin embargo, detrás de esa narrativa romántica hay un mundo donde se diluye la frontera entre la vida, la muerte, la legalidad y los crímenes.
Acá empieza la descripción del árbol, que por el detalle y los datos que trascendieron, exponen un modus operandi que se desarrolló en sigilo en Argentina sin que las autoridades nacionales tuvieran eficacia para evitarlo.
Fuente Infobae