La semana pasada se dio un hecho atípico dentro de la selva que significa el conurbano bonaerense. El intendente de Pilar, Federico De Achával, se metía dentro de un parque industrial de un distrito fronterizo.
La visita coordinada y permitida desde la provincia de Buenos Aires, a la empresa TROMEN, (¿siempre?), a territorio de Mariel Fernández, tuvo en único objetivo de presentar en sociedad como futuro candidato a gobernador, acompañando a Axel Kicillof, su padre del mismo nombre, socio de Cristóbal López en el negocio del juego.
Federico De Achával, sobrino de Toribio De Achával, (famoso por su firma del rubro inmobiliario), que ya vendió; no nació rico. A raíz de su relación de su padre con uno de los reyes del juego (López), se quedó con los tragamonedas del Hipódromo de Palermo. (con el aval de todo el establishment político).
Desde allí la historia es un poco más conocida, en 2020 y en contexto de pandemia y encierro, tanto la provincia en manos de Kicillof y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) en poder de Horacio Rodríguez Larreta, les concedieron el negocio de las apuestas on line con sendos decretos; y aún no fueron dados de baja.
La “jodita”, que le reporta millones de dólares en blanco y en negro a la política, resulta como miel para las abejas para políticos de todo pelaje. Algunos aseguran que los De Achával, son dueños y señores en la provincia y a su vez “empleadores” de una gran mayoría de inescrupulosos hoy en funciones ejecutivas, legislativas y judiciales.
El pilarense fue otro de los que también manoseo la lista de La Libertad Avanza (LLA) en 2023, gracias a la volubilidad de Sebastián Pareja.
¿Necesita Federico de Achával escalar en la política provincial porque es un profesional de la misma? La respuesta es no.
¿Necesita De Achával del dinero y el status que le puede otorgar la política? La respuesta es no.
¿Qué es lo que necesitan los De Achával? Priorizar y preservar sus negocios en consideración con los vientos de cambio que se viven en el país.
Suena hasta hilarante que un intendente de un distrito que tal vez contenga el parque industrial más grande del país, venga a visitar a una firma que le abre las puertas a todo aquel que quiera conocerla (lo hizo con Emilio Monzó, Facundo Manes, Joaquín De La Torre, etcétera) en un municipio empobrecido, el cual dirige una mujer que sueña con el mismo cargo.
Para Mariel Fernández son momentos de concesiones, le penetran el territorio desde el oeste con Pablo Descalzo y por el norte De Achával y Ariel Sujarchuk de Escobar (ligado a otra caja negra), duros competidores sin duda, ya que la “capitana” (así la llama la prensa acolita), solo tiene la posibilidad de continuar escurriendo el fisco morenense, por que la que está en el bolso no se toca y tiene dueño.
La coyuntura tal vez la termine depositando en un escalón inferior del armado kicillofista.
Fuente Morenoesloquees