Los samuráis son parte importante de la mítica historia de Japón y su origen se remonta al periodo Heian en los años 794 a 1185 después de Cristo. Eran guerreros reconocidos por su lealtad y códigos de honor.
Una de sus tradiciones más sorprendentes eran los rituales de decapitación, también llamados seppukku.
El texto que revela los oscuros de los rituales de decapitación de los samuráis
Por primera vez en la historia se lograron traducir al inglés cuatro textos que explican cómo se realizaban los rituales de decapitación. Si bien se piensa que los rituales eran suicidios (también conocidos como “harakiris”), los documentos revelan que no siempre fue así.
Eric Shahan, traductor japonés especializado en textos de artes marciales, tradujo un libro llamado “Los secretos internos del seppukku”, el cual fue escrito durante el siglo XVII durante el periodo Edo (1603 a 1868).
El primer libro fue escrito por Mizushima Yukinari, un guerrero que vivió entre 1607 y 1697 y menciona que “contiene enseñanzas secretas que tradicionalmente sólo se enseñan verbalmente, sin embargo, se han registrado aquí para que estas lecciones no se olviden y los samuráis puedan estar preparados”.
Los textos explican las ceremonias y cómo se juzgaban a los guerreros que se consideraban culpables de delitos que acreditaban una decapitación. En la misma línea, señalan cómo debía realizarse en Japón los seppukku para evitar un grave error.
Un documento escrito en 1840 por un samurái llamado Kudo Yukihiro señala que “es esencial que no dejes de fijarte primero en los ojos y después en los pies de la persona que está cometiendo el seppuku”. En caso de no hacerlo por tener una relación con el condenado, “será una prueba de que has perdido tu porte marcial y atraerás sobre ti una vergüenza eterna”.
¿Cómo se realizaban las ceremonias de decapitación de los samuráis?
Si bien el tipo de ceremonia podía variar según la localidad, muchas implicaban darle sake (vino de arroz) al acusado. Luego, se llevaba un cuchillo en un plato el cual podía ser usado por el condenado, pero no era frecuente.
Lo más común era que el kaishaku (encargado de la decapitación) cortara la cabeza. Según Shahan, esto se debe que el periodo en donde fueron escritos los textos fuero de relativa paz, lo que significa que los samuráis no contaban con tanta habilidad con las armas como en las décadas anteriores.
En la misma línea, muchas veces el rango de los acusados determinaba los pasos a seguir en la ceremonia. En caso eran señores feudales o guerreros de alto rango, el proceso tendría el nivel más alto de trato.
Usualmente, las personas de altos rangos podían elegir quien llevaba a cabo el acto y se les vestía con un kashimono, un atuendo formal usado por los guerreros.
Tras la muerte, las cabezas eran perfumadas y envueltas en un paño cuadrado antes de ser guardadas en una caja. Quienes no eran reconocidos eran atados y tras la muerte, sus cabezas terminaban en un agujero.
Fuente El Cronista