Por Daniel Romero
El régimen de Irán ha vuelto a hacer sonar las alarmas, advirtiendo sobre la posibilidad de que los conflictos en Gaza y Líbano se extiendan más allá de Medio Oriente. El ministro de Relaciones Exteriores, Abás Araqchi, afirmó que “si la guerra se extiende, sus efectos nocivos no se limitarán a Oriente Medio”. Sin embargo, esta declaración no es más que un eco de una estrategia que Irán ha implementado durante décadas: la propagación del terror y la inestabilidad a nivel global.
Irán, a través de sus organizaciones aliadas como Hamas y Hezbollah, ha sembrado el caos en diversas regiones, utilizando tácticas terroristas que han dejado una estela de sufrimiento y destrucción. Este patrón de comportamiento no es nuevo; de hecho, Argentina ha sido víctima de la agresión iraní. Los atentados en la Embajada de Israel en 1992 y en la AMIA en 1994 son recordatorios dolorosos de cómo el régimen iraní ha operado en las sombras, orquestando ataques que han cobrado la vida de cientos de inocentes.
La retórica de Araqchi debe ser vista con escepticismo. Su advertencia sobre la propagación del terror, la inseguridad y la inestabilidad es, en esencia, una proyección de las propias acciones del régimen. Irán ha utilizado el terrorismo como herramienta de política exterior, desestabilizando gobiernos y alimentando conflictos sectarios en diversas partes del mundo. La comunidad internacional no puede permitirse ignorar esta realidad.
La reciente escalada de hostilidades entre Israel y los grupos terroristas que Irán apoya es un recordatorio de que el conflicto no se limita a la región. La amenaza de Irán se extiende más allá de sus fronteras, y es crucial que países como Argentina, que han sido blanco de sus ataques, mantengan una vigilancia constante, el sistema de inteligencia deberá estar en alerta hacia lo que puede venir, también observar las alianzas subterraneas históricas.
Las autoridades deben reforzar sus capacidades de inteligencia y cooperación internacional para prevenir cualquier intento de Irán de expandir su red de terror.
La historia ha demostrado que la inacción frente a las amenazas iraníes puede tener consecuencias devastadoras. La comunidad internacional debe unirse para contrarrestar la influencia de Teherán, no solo en Medio Oriente, sino en todo el mundo. La lucha contra el terrorismo requiere un enfoque coordinado y proactivo, que incluya la vigilancia de las actividades de Irán y sus aliados.
En conclusión, la advertencia de Irán sobre la propagación de la guerra es un llamado a la acción. No se trata solo de un conflicto regional; es un desafío global que exige una respuesta firme. Argentina y otros países deben estar en alerta, preparados para proteger a sus ciudadanos y prevenir que la sombra del terrorismo iraní se extienda aún más. La historia no debe repetirse; la seguridad y la estabilidad del mundo dependen de ello.