Recientemente, la educación en la provincia de Buenos Aires se ha visto envuelta en un escándalo que ha generado una fuerte indignación entre padres, educadores y la sociedad en general. Rápidamente la justicia y psicólogos deberán analizar el alto grado de pereion que sin dudas anida en el gobernador kicillof y el ministro Sileoni
La controversia gira en torno a la inclusión de textos con contenido pornográfico en el material educativo destinado a niños a partir de los doce años, bajo la gestión del gobierno kirchnerista de Axel Kicillof.
El director general del área de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, ha sido denunciado penalmente por la distribución de estos textos inapropiados. Fragmentos explícitos de obras como “Cometierra”, “Las aventuras de la China Iron”, “Las primas” y “Si no fueras tan niña” han sido citados en medios, revelando un nivel de sexualidad completamente inadecuado para la edad de los niños. Las descripciones gráficas de actos sexuales han llevado a psicólogos y padres a alertar sobre los peligros de exponer a los menores a este tipo de contenido. Sileoni aduce que estos relatos sexuales explícitos son literatura.
Ezequiel Baigorria, un psicólogo clínico, ha manifestado su preocupación, afirmando que proporcionar información sexual para adultos a niños es una forma de corrupción. “Los chicos no están preparados para recibir información de sexo adulto”, advirtió, señalando que esto puede llevar a la normalización de conductas que no deberían ser parte de su desarrollo en esas etapas.
La indignación no se ha limitado a los padres. En un intercambio tenso, el periodista Eduardo Feinmann confrontó a Sileoni, acusándolo de ser “uno de los degenerados” del gobierno provincial. A pesar de la controversia, Sileoni defendió la inclusión de estos textos, sugiriendo que pueden servir como “escenas pedagógicas” en el aula, lo que ha sido recibido con incredulidad y rechazo por parte de la audiencia y los medios.
La defensa de la inclusión de estas lecturas ha sido respaldada por algunos dirigentes kirchneristas, quienes argumentan que se trata de una manifestación artística y que los jóvenes ya tienen acceso a pornografía explícita a través de sus teléfonos. Sin embargo, muchos se preguntan: ¿es realmente necesario introducir este tipo de contenido en las aulas? La respuesta parece ser unánime entre los críticos: no.
Este escándalo no solo pone en cuestión la idoneidad del material educativo, sino que también resalta la responsabilidad de los funcionarios en la protección de la infancia. La utilización de lecturas pornográficas en la educación de los niños bonaerenses es un tema que no debe ser tomado a la ligera, y es fundamental que se realicen cambios significativos para garantizar un ambiente educativo seguro y apropiado para todos los estudiantes.
La situación actual exige un debate profundo sobre los límites de la educación y la protección de los derechos de los menores. La comunidad educativa y la sociedad en general deben unirse para exigir un cambio y garantizar que la educación sea un espacio libre de contenido perjudicial. La perversa utilización de material inapropiado por parte de aquellos que deberían velar por el bienestar de los niños no puede ser tolerada.