Por Daniel Romero
La situación en Ucrania ha alcanzado un punto crítico, y las declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin, suscitan incredulidad. Su pretensión de que Ucrania sólo puede defenderse de la invasión rusa en su propio territorio, mientras se le prohíbe atacar en suelo ruso, plantea interrogantes sobre la lógica detrás de esta postura. La utilización de misiles ATACMS influirá en la sociedad rusa y debilitaría la situación interna del Kremlin, acercando al dictador a un acuerdo de Paz.
Desde el comienzo de la invasión a Ucrania, Estados Unidos y Europa han impuesto restricciones al uso de misiles de largo alcance por parte de Kiev, limitando su capacidad para impactar en territorio ruso y hacer una mejor defensa.
Sin embargo, con la reciente aprobación de misiles de largo alcance para Kiev, se podría llegar a un cambio significativo en el equilibrio de poder. Este movimiento, aunque tardío, coloca a Putin en una posición defensiva, obligándolo a reaccionar ante una situación que, hasta ahora, había tratado de controlar.
La amenaza de Putin de utilizar armamento nuclear en respuesta a los ataques convencionales se vuelve aún más alarmante. Su retórica se intensifica, sugiriendo que cualquier acción ucraniana que cruce la frontera será respondida de manera desproporcionada. Este tipo de discurso no solo es un intento de intimidación, sino que también revela la fragilidad de la posición rusa en este conflicto.
Es absurdo pensar que un país invadido debe limitarse a defenderse dentro de sus fronteras mientras el agresor puede atacar sin restricciones. Esta lógica no solo es injusta, sino que también ignora el derecho de Ucrania a recuperar su soberanía y defenderse de manera efectiva. La guerra no se lleva a cabo en un vacío; las acciones de un agresor tienen repercusiones que trascienden las fronteras. Un solo ejemplo deja bien clara la situación: ¿Si Vladimir Putin decide atacar a naciones de la Unión Europea, estas solo deberían tratar de destruir sus misiles pero jamás atacar territorio ruso?
La decisión de proporcionar misiles de largo alcance a Ucrania representa un cambio en la estrategia de apoyo occidental y, aunque llega en un momento crítico, es un paso necesario para equilibrar las fuerzas. La comunidad internacional debe reconocer que la defensa de Ucrania no debe estar limitada por un marco arbitrario impuesto por el agresor.
Putin, al intentar dictar las reglas del juego, revela su desesperación y la falta de un plan coherente para justificar su invasión. La realidad es que, al tratar de mantener a Ucrania en una posición de desventaja, está subestimando la determinación del pueblo ucraniano y la voluntad de sus aliados de apoyarlos en su lucha por la libertad y la soberanía.
En conclusión, la narrativa de Putin sobre la defensa ucraniana es insostenible. La comunidad internacional debe continuar apoyando a Ucrania en su derecho a defenderse, no solo dentro de sus fronteras, sino también en la búsqueda de justicia y recuperación de su territorio. La guerra no se detiene en las fronteras, y la lucha por la soberanía debe ser respaldada con acciones que fortalezcan la capacidad de Ucrania para resistir y, eventualmente, recuperar lo que le pertenece.
Esta “prudencia” en el avance de Ucrania en territorio ruso, hasta el momento no freno a Putin, quien se asoció a Irán y utiliza tropas y armamento norcoreano. ¿Quién expande el conflicto, entonces?