José Daniel Ferrer, coordinador de la Unión Patriótica Cubana (Unpacu) y considerado el principal dirigente opositor en la isla, se encuentra hospitalizado tras recibir una “brutal agresión” por parte de los guardias de la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba. El también presidente del Consejo para la Transición Democrática en Cuba permanece en prisión desde el 11 de julio de 2021, el día de la rebelión popular contra la revolución castrista. Fue detenido cuando ni siquiera había llegado a la protesta.
“Ferrer tuvo que ser trasladado de urgencia al hospital de la prisión, reflejando el estado crítico al que lo han sometido. El régimen cubano le mantiene en condiciones inhumanas, aislado y sin comunicación con su familia”, protestó la Unpacu a través de un comunicado. Otro preso político ha confirmado a la organización Prisoners Defenders que la agresión se produjo hace dos días y que permanece ingresado en el hospital penitenciario.
Al margen de la detención ilegal sufrida, Ferrer debería haber sido liberado hace siete meses. Su libertad fue demandada a voz en grito por organizaciones de dentro y de fuera de la isla, incluidas la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional, a quienes se unió el Departamento de Estado de EEUU. El grito de guerra de sus correligionarios y familiares es “¡No queremos un nuevo Navalni en Cuba (en referencia al opositor ruso muerto este año en una prisión rusa del Ártico)!”.
La revolución cubana teme especialmente a Ferrer por su quehacer con el pueblo en Santiago de Cuba, donde es muy conocido. Ya Fidel Castro le encerró en 2003, junto a 74 opositores, en la llamada Primavera Negra. Condenado a muerte en primera instancia, permaneció entonces ocho años en prisión.
En su actual estancia en prisión fueron constantes los rumores sobre su delicado estado de salud, pese a su fortaleza física. Ha perdido la mitad de su peso normal y sufre otras patologías inducidas, como pérdida parcial de la visión, calambres y parálisis en las manos, dolores de cabeza, zumbidos en los oídos, erupciones en la piel producto de hongos y bacterias, hipertensión arterial y afecciones gástricas.
Sus familiares han denunciado condiciones extremas de crueldad y torturas físicas y psicológicas constantes contra el disidente histórico, incluso los temidos ataques sónicos, parecidos a los sufridos por los diplomáticos estadounidenses de la Embajada en La Habana. También ha sufrido intoxicación por psicofármacos, según Prisoners Defenders (PD).
“Hacemos un llamado urgente a las naciones democráticas del mundo a actuar con determinación. La vida de Ferrer está en peligro grave”, concluyó Unpacu en su comunicado.