A días de la exhibición con Djokovic en Parque Roca, el tandilense compartió detalles de la lucha diaria que lleva hace más de seis años.
El próximo 1 de diciembre, Juan Martín Del Potro jugará un partido exhibición en el Parque Roca ante el gran Novak Djokovic, al que enfrentó en varias oportunidades a lo largo de su carrera, con partidos épicos. Entre ellos, la victoria por el bronce en los juegos de Londres 2012, el triunfo en la primera ronda de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y la final del US Open 2018, ya en favor del balcánico.
Se sabe, los problemas físicos han sido el talón de Aquiles en la vida deportiva de Juan Martín. Y en la personal, desde luego. Fundamentalmente, el de la rodilla derecha que se inició en 2018, cuando golpeó su rótula en las semis del Masters 1000 de Shanghai ante Borna Coric. Justo cuando se disponía a pelear seriamente por el número uno del ranking. Fue el principio de todo un calvario. Calvario que hoy continúa, casi tres años después del último partido oficial del tandilense (en febrero de 2022 ante Federico Del Bonis en Buenos Aires).
A días de la exhibición con Nole, el campeón de la Davis con Argentina en 2016 relató en Instagram lo que ha vivido desde ese entonces. Una suerte de catarsis en medio del dolor y la angustia por esta lucha de ya más de seis años, sin solución hasta el momento. Ya lo había hecho con un medio periodístico semanas atrás y ahora les habló a sus fanas y seguidores.
El relato de Del Potro en Instagram
Video: Instagram
“Bueno, mirá, cuando yo juego el último partido con del Bonis, la gente esto no lo supo, yo nunca lo conté. Al día siguiente me tomé un avión a Suiza y me volvió a operar la rodilla. Esa fue mi quinta cirugía. A partir de ahí nunca más hice públicas mis cirugías, porque cuando la conferencia de prensa previa a mi partido con Federico, yo digo probablemente sea mi último partido. Ahí encontré un poco de paz y corté con algo que me pasaba constantemente, que era ‘Delpo, ¿cuándo volvés a jugar, te voy a ver un torneo? Esto, lo otro. Y yo no podía más del dolor de pierna. Entonces ahí dije no, esto lo tengo que hacer perfil bajo, en secreto, y si llega a funcionar hago un anuncio que vuelvo realmente. Entonces automáticamente me fui a Suiza. Estuve ahí como dos meses encerrado en un pueblo cerca de Basilea .Me operaron, rehabilitación y no funcionó. A los dos meses y medio me dicen no, nos quedó otra cosita, te vamos a volver a operar. Sexta”, arrancó Delpo con su durísima exposición.
Tras ello, se fue a Estados Unidos. Y ahí siguió su relato: “Seguí rehabilitando, entre cirugía y cirugía probaba tratamientos, no sé, debo tener más de 100 inyecciones en la pierna y en la cadera y en la espalda. Me infiltraron, me sacaron, me analizaron, me quemaron nervios, me bloquearon tendones, o sea, un sufrimiento a diario, que de hecho lo tengo a diario. Y así vengo desde ese último día con Federico al día de hoy, que no dejan de contar los dos años previos también desde el día de mi lesión ÿ 1 poco bueno, el partido este era para decir chau tenis, esto no va más. Realmente no tengo más ilusión de volver a jugar porque el cuerpo no me lo permite”.
Recordó que la primera vez que lo intervinieron, en 2019, sí tenía grandes ilusiones de retornar pronto a las canchas: “Cuando yo me operé la primera vez, a mí el médico me dijo en tres meses vas a volver a jugar. Esto fue en junio de 2019. Y yo me había anotado en los torneos de Estocolmo, Basilea y París, porque el médico me dice: ‘Anotate que llegás bien con los tiempos para jugar’. Y después de esa primera cirugía, hasta el día de hoy, nunca más pude subir una escalera sin dolor”.
Juan Martín entregó más detalles de lo que le cuesta realizar actividades cotidianas: “Yo, un viaje a Tandil que hago a diario, de 4 h, tengo que frenar en Las flores, que es mitad de camino, y pararme, estirar las piernas. Me duele muchas veces para dormir, cuando me giro de lado me despierto porque me pegan unos pinchazos que son muy feos. Y la verdad que sí, viene siendo como una pesadilla sin final, que a diario sigo insistiendo en buscar solución y buscando médicos y alternativas, y todavía no la encuentro. Pero sí, todo empezó en aquella primera cirugía y la verdad es que cada vez que lo pienso me genera muchísima emoción mala, digamos, me da mucha bronca, angustia, impotencia, pero bueno, no lo puedo cambiar el tiempo, siento que tengo que contarles cómo estoy porque me hace bien. Siempre tuve conexión con el público y tal vez este mensaje pueda inspirar o ayudar a otra gente. Yo como cuento mi vida cotidiana, no es la que yo deseo. Yo era un tipo muy activo que le gustaba mucho hacer deporte, no solo jugar al tenis. Y de repente me invitan a jugar a un fútbol y soy el que lleva el mate y se sienta afuera, o van a jugar al pádel y hago los videítos y para mí es terrible”.
Continuando con los padecimientos, expresó con suma crudeza: “Además, desde lo deportivo, me quitaron la ilusión de hacer lo que siempre me gustó hacer, jugar al tenis. Es mu difícil ya tener que caretear todo 24 horas. Es muy complicado. A veces no tengo ganas. No soy indestructible. Soy como cualquier persona que tiene cosas buenas y malas. Tengo ese plus que tengo que poner buena cara en determinadas situaciones y a veces tengo mala energía. Lo de la pierna me consume todo, tengo mala energía. No solo estoy en esa búsqueda de mejorar, sino que padezco el día a día. Me levanto y tomo entre seis y ocho pastillas. Un protector gástrico, un antinflamatorio, analgésico, uno para la ansiedad… Después, ‘bueno bajá de peso. La medicación me hace subir de peso. Bueno, no comás azúcar ni harinas. ¿Qué tiene que ver eso con mi rodilla? Pesaba 95 kilos y me dolía para subir las escaleras. Cosas que te enredan los médicos y gente que se mete y te dice ‘vení y probá esta máquina’. Y lo he probado”.
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“Una cosa son las piedras que pueden aparecen en el camino, como las lesiones para un atleta que es lo más complicado, pero otra es el dolor emocional. Y yo me sentía poderoso y fuerte para afrontar esas piedras, que siempre le ganaba dentro de lo lógico. Era fuerte, pero al final del día me doy cuenta de que no sé si lo soy tanto porque la rodilla siento que me ganó. Me operé ocho veces con médicos por todo el mundo, gastando fortunas. En cada momento que me ponían anestesia, sentía que salía bien operado y que no me iba a doler más. Y que iba a dar la vuelta al dique de Tandil sin dolor. Y al cabo de dos, tres meses, era llamar al médico y decirle que no funcionó, que estaba igual que siempre. Me metieron una aguja de 30-40 centímetros en el medio del fémur, buscando bloquearme nervios, sin anestesia. Porque el doctor tenía que saber si me había hecho un buen bloqueo de acuerdo a lo que sentía. No me podía anestesiar. Yo gritando, saltando en las camillas. Sufriendo ese dolor para que me diga ‘probá que funcionó’. Yo hacía tac y me dolía. Así, una atrás de otra. O te insinúan que es psicológico, no puede ser”, amplió el campeón del Us Open 2009 desde lo más profundo de su ser.
Trata de no bajar los brazos, aunque le cuesta. Y más cuando tiene que tomar una nueva decisión: “No sé por qué estoy metido en esto y a veces no lo soporto más. No sé cuándo va a terminar. Tengo otra gran pelea con médicos que me dicen ‘ponete una prótesis y dejá de joder. Yo les pregunto qué me garantiza la prótesis. Yo busco calidad de vida. No busco correr, jugar al tenis o jugar con mis amigos. Pero viene otro y te dice que sos joven para la prótesis, que espere hasta los 50. Yo le digo que desde los 31 no corro, no subo una escalera, no puedo patear una pelota, no jugué nunca más al tenis. ¿Qué voy a tener 15 años más así? Para que a los 50 vean si me ponen una prótestis y para vivir más o menos bien a los 60. Ahora me meto en esa discusión. Es terrible. Son los escenarios. ¿Yo tengo que tomar esa decisión? Si el médico sos vos. El que me dice hace tiempo atrás tenés esta lesión, hacé esto sos vos. ¿Por qué ahora tengo que definirlo yo? Estoy metido en esa. Ojalá algún día se acabe. Quiero vivir sin dolor”.
Para finalizar, sobre la noche con Djokovic, contó las expectativas que tiene:“Me puse con la dieta, bajando de peso. Me puse a entrenar. Quiero llegar lo más en forma posible. Es un show para decir adiós. No hay vuelta atrás. El toque final se lo da Djokovic, fue generoso en aceptar y venir. Más allá de mi momento, quiero que con la gente le demos amor, se lleve el mejor recuerdo de los argentinos. Y nada, al menos dos o tres horitas, poder tener un poco de paz en mi pierna y disfrutar algo adentro de una cancha de tenis por última vez. Sería muy bonito. Poder devolverles desde adentro junto a Novak tanto amor y cariño y que se lleve un buen recuerdo de esa noche”.
Que así sea, Delpo.
Fuente OLE