Todo es relativo.
Albert Einstein
Podríamos afirmar que todo es relativo, no sólo lo abarcado por la famosa teoría de Einstein, sino que toda afirmación en la realidad, toda verdad categórica en realidad es relativamente categórica.
El día de hoy, al igual que los brotes primaverales en la naturaleza, se llenó de brotes de opiniones sobre si ganamos la guerra contra Hezbollah, si la perdimos como creen muchos libaneses chiítas, o si es un empate impuesto por el dúo cómico Biden-Harris al que se agregó para armar una comparsa carnavalesca algún otro gobernante europeo y otros no europeos.
Como creemos que es más real la afirmación que en una guerra todos pierden, queremos mencionar un aspecto de la guerra que en realidad no es la guerra en sí sino un factor externo pero que influye tanto o más que la calidad y cantidad de armamento militar. Me refiero a los voluntarios que encontramos cerca de nuestros jaialim (soldados) pero sin uniforme militar, y con armas muy diferentes, detrás de este escudo:
Un día de los ya ensombrecidos por la guerra contra Hamás y Hezbollah, tres israelíes que no estaban de uniforme tuvieron una inquietud: estábamos en guerra, ellos no estaban militarizados pero sentían una necesidad interior de ayudar en alguna forma a los que sí estaban sirviendo en el ejército. Se les ocurrió que era una buena idea ofrecerles un asado al estilo rioplatense, que por lo menos daría una alegría momentánea a un grupito de jaialim.
Así lo hicieron, y enseguida se les unió un cuarto, y poco después un quinto, un sexto, y así el grupo fue aumentando. Mujeres dijeron que no era correcto que fueran solamente hombres, por lo que también entraron mujeres al grupo.
Lo mismo sucedió con quienes no hacían asado, pero podían aportar los elementos para el mismo, y fueron apareciendo donantes de carne, verdura para ensalada, etc.
No conocemos un ejemplo igual en otras latitudes. Los judíos, israelíes y no israelíes, podemos discutir noches enteras entre nosotros pues temas no nos faltan. Religión sí, no, o de qué forma; derecha o izquierda en política, Macabi o Hapoel, reforma judicial o no tocar lo existente, pero cuando estamos rodeados por siete grupos enemigos que nos atacan, nos bombardean, nos matan tanto a nuestros soldados como a civiles hombres, mujeres, niños y ancianos, las diferencias desaparecen, y aparece nuestro espíritu de pueblo.
Este grupito de “hacedores de asado” en este momento andan en el orden de un centenar, que están totalmente organizados, dejan su vida particular y en vez de descansar y cenar con sus respectivas familias, varias noches en la semana van a dar un regio asado a los soldados, que a veces son veinte y a veces son cuatrocientos, que pueden estar en el norte o en el sur. Y si la fecha coincide, los jaialim del asado se organizan para cumplir con todos y hacen a la vez más de un asado.
Es imposible explicar o valorar qué se siente de ambas partes con esta actitud. Surgen escenas como la siguiente: un soldado de guardia, después de comer el asado, le da un fuerte abrazo al asador y le dice “gracias”. Gracias por sentir cariño, empatía, cuando se está lejos de la familia y los amigos. El asador le responde “¿gracias por qué?, gracias a vos por estar arriesgando tu vida para cuidar la nuestra”.
Puede suceder que en los puestos militares le digan que no pueden entrar. Entonces le preguntan si pueden hacer asado de la puerta para afuera, y así lo hacen para satisfacción de ambas partes.
Hablamos de este ejemplo, pero no es el único. En grupos de la OLEI (Organización de olim [inmigrados] latinoamericanos, de España y Portugal) a la llegada del invierno, se juntaron para comprar lana, tejer cuadrados y con ellos fabricar mantas para evitarles el frío a los soldados. Ahora están en una tarea similar tejiendo gorros de lana con colores asimilados a los uniformes. Niños en escuelas escriben cartas de aliento y dibujos que le levantan la moral a soldados que no hace mucho dejaron de ser niños, y están lejos de sus familias. Circulan listados de pequeños comercios cuyos dueños son reservistas que fueron convocados a luchar, para que compremos en ellos así no pierden todo.
Parodiando un viejo slogan de cierta izquierda, pero que acá no es izquierda ni derecha: ¿si éste no es el pueblo, el pueblo dónde está? . Bendito sea nuestro pueblo que así se comporta en las buenas y en las malas.
Mauricio Aliskevicius
Fuente Aurora