Es el resultado de un sondeo de la consultora Poliarquía que le atribuye como principal factor a favor del Gobierno el fuerte retroceso de la expectativa inflacionaria; las luces amarillas y las medidas más resistidas
n vísperas de cumplir su primer año de mandato, el presidente Javier Milei mantiene alto el nivel de aprobación de su gobierno, casi idéntico al que tuvo cuando inauguró su gestión. En efecto, de acuerdo a la última encuesta de Poliarquía Consultores, el 56% de las personas sondeadas tiene una valoración positiva de su administración y se muestra optimista sobre las perspectivas a futuro del país, aunque un porcentaje llamativo –el 71% de los encuestados- deplora el estilo agresivo del Presidente frente a sus detractores.
La encuesta, que se realizó de manera telefónica entre el 4 y el 14 del mes pasado, es reveladora en varios aspectos. A diferencia de Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, sus antecesores en el cargo, Milei logró mantener estable su elevado nivel de aceptación a lo largo del año, e incluso experimentó una suba de cuatro puntos respecto de octubre, mes que exhibió el punto más bajo de aprobación en la serie anual (52%). Se trata del mejor primer noviembre para un presidente desde Néstor Kirchner, según el relevamiento al que accedió LA NACION.
“Milei llega a su primer año de gestión habiendo superado las expectativas: no perdió apoyo de la opinión pública a pesar de la profundidad del ajuste y lo disruptivo de su liderazgo. Alcanza el mejor valor de aprobación para un primer año desde Néstor Kirchner”, señaló Alejandro Catterberg, director de Poliarquía.
El nivel de desaprobación del Gobierno, en tanto, muestra una tendencia en declive: el mes pasado alcanzó el 43% de los encuestados, dos puntos menos que en octubre y cuatro menos que en septiembre. Esta caída obedece a una percepción cada vez más optimista respecto de la situación general del país, fenómeno que se explica, principalmente, por la caída drástica de la inflación y la confianza creciente de que los precios se mantendrán estables o incluso descenderán en el futuro próximo. Así, mientras hace dos meses atrás el 50% de los sondeados tenía una visión negativa, en noviembre ese porcentaje decreció al 36%.
“La clave principal está en la reducción de la inflación. Haber frenado la escalada de precios le da crédito y credibilidad a su gestión. En diciembre pasado un 84% de los argentinos creía que nos encaminábamos a una hiperinflación, ese valor se redujo drásticamente. Hoy más del 40% cree que en los próximos meses los precios se mantendrán estables, valor que no se alcanza en nuestros estudios desde hace 20 años”, complementa Catterberg.
En líneas generales la encuesta expresa indicadores muy favorables en términos comparativos. Por ejemplo, la cifra de quienes entienden que la situación del país mejoró respecto de 2023 pasó de 33% a 41% entre octubre y noviembre, y la de quienes dicen que mejorará dentro de un año aumentó desde 50% al 56%
Sin embargo, la evaluación de la situación general del país todavía es limitada, aunque subió diez puntos en dos meses; en noviembre trepó al 26% de los encuestados, un dato que si bien es alentador sigue siendo bajo, superado por los que todavía mantienen una visión regular (37%) o negativa (36%) del país. Esto revelaría que, pese a la mejora en las expectativas que generó el nuevo gobierno, aún predomina un importante grado de disconformidad en el humor social, un desafío que el presidente Milei tendrá por delante en el año electoral que se avecina.
Este estado de insatisfacción que aún manifiesta la opinión pública se corrobora en otro de los pasajes de la encuesta de Poliarquía, cuando se les pregunta a los encuestados si están de acuerdo con que la recesión ha terminado y que el país comenzó a crecer: el 65% está poco o nada de acuerdo. Asimismo, el 64% cree, a contramano de lo que exalta el presidente Milei, que éste no es el mejor gobierno de la historia; solo el 28% cree que sí lo es.
Las otras luces amarillas en el tablero presidencial están representados por el elevado nivel de desaprobación hacia el estilo comunicacional del primer mandatario. Ante la pregunta sobre cuán grave considera que Milei se exprese con insultos y agravios contra periodistas y quienes piensen diferente a sus políticas, las respuestas de los encuestados son elocuentes: el 71% lo considera entre bastante grave y muy grave; solo un 28% lo considera poco o nada grave. Por contrapartida, sólo un 39% considera muy o bastante grave que el presidente quiera reducir al mínimo el Estado.
Ese nivel de desaprobación al perfil discursivo del presidente Milei constituye una señal de advertencia de un importante sector de la sociedad que, si bien celebra el rumbo general del Gobierno, pone límites al uso del aparato comunicacional de la Casa Rosada en sus recurrentes ataques hacia sus detractores –a los que suele apuntar con nombre y apellido- con mensajes de contenido violento. El propio Milei se vanagloria de ello e incluso llegó a aseverar, en uno de sus tantos posteos en las redes sociales, que “lo importante es el contenido y no las formas… además, el resultado me avala en el modo de enfrentarlos”.
Lo mismo sucede con la frase, convertida en lema libertario, sobre que el ajuste que afronta la sociedad está siendo acompañado por un ajuste a la clase política: el 70% está poco o nada de acuerdo con esa aseveración; solo el 30% de los encuestados lo cree.
“A pesar del éxito existen señales de alerta que el Gobierno debería observar: la amplia mayoría de la sociedad rechaza su estilo agresivo y crítico hacia el periodismo y otros actores. Y tampoco comparten algunas premisas básicas de su discurso. Además, una amplio sector sostiene que el ajuste lo pagó la gente y no la casta, como Milei había prometido”, refrenda Catterberg.
Economía: confianza y cautela
El arranque de la administración libertaria estuvo signado por un fuerte descontento social: el 71% de los encuestados tenía una evaluación negativa de la economía, mientras que el 25% la consideraba regular y solo el 4% la calificaba como positiva. Aquel fue el momento más difícil que enfrentó el Gobierno; a mediados de diciembre el Banco Central había dispuesto devaluar el tipo de cambio oficial mayorista en un 54%, lo que disparó el índice de precios al consumidor al 25,5% -el registro más alto en tres décadas- acumulando incremento de 211,4% al cierre de 2023.
Si bien el índice de precios permaneció en niveles elevados durante los tres primeros meses del año, la velocidad de la inflación fue desacelerándose hasta alcanzar el 2,7% en octubre, el dato más bajo del año. Este declive vertiginoso que evidenció la inflación, sobre todo en los últimos meses, alimenta las expectativas positivas de la gente y así lo refleja el informe de Poliarquía: el 41% de los encuestados confía ahora en que la inflación se mantendrá estable o descenderá en los próximos tres meses, mientras que al comienzo de la serie solo el 4% creía en ello.
Además del combate contra la inflación –una de los objetivos cumplidos de la campaña libertaria- el déficit fiscal también evidenció una fuerte reversión: de los 2,9 puntos del PBI que heredó de la gestión de Fernández, hoy las cuentas públicas exhiben superávit tanto fiscal como financiero. La brecha cambiaria también se desplomó, mientras que el riesgo país cayó de poco más de 1900 a 760 puntos básicos.
Estos resultados positivos en materia fiscal permitieron revertir el fuerte descontento inicial hacia un moderado optimismo actual. Según la encuesta, la evaluación negativa de la economía cayó 30 puntos mientras que la positiva trepó de 4 a 19 puntos (+15) y la regular, de 25 a 42 puntos (+17).
Esa misma moderación se observa cuando, en la encuesta, se le pregunta a la gente cómo imagina que será el país dentro de un año. Las respuestas no demuestran euforia. Del 49% que respondieron en diciembre pasado que mejorará, esa cifra trepó al 56%, mientras que se mantiene invariable el 15% de personas que consideran que se mantendrá igual. En tanto, del 31% que imaginaba que iba a ser peor, en noviembre ese guarismo cayó cuatro puntos.
Resulta interesante analizar qué sectores de la sociedad son los que con más entusiasmo abrazan la gestión de Milei y cuáles, por el contrario, tienen una opinión crítica. De acuerdo al informe, la población masculina sobresale por sobre la femenina en su apoyo al Gobierno (58 vs 54%). Un dato llamativo, que emerge como una clave de lectura para el próximo año electoral, es que la aprobación presidencial cosecha más adhesiones en el interior del país (61%), mientras que en la Capital alcanza el 54%. En cambio, es en el gran Buenos Aires, bastión del kirchnerismo, donde Milei reúne el menor porcentaje, el 43%.
FICHA TÉCNICA: encuesta telefónica a 1000 personas de centros urbanos con más de 10.000 habitantes entre el 4 y 14 de noviembre; tiene un error estadístico de +/- 3,10%.
Fuente La Nación