Por Nicolás J Portino González
El régimen de Bashar al-Asad, que había permanecido en el poder por más de 50 años tras el ascenso de su padre, Hafez al-Asad, finalmente ha colapsado. La combinación de presión interna, agravada por la guerra civil, sanciones internacionales y el declive de apoyo externo, ha llevado a Siria a una nueva era de incertidumbre. En medio de este contexto, Israel podría estar evaluando una oportunidad única para cerrar una de las heridas más sensibles de su historia: la repatriación de los restos de Eli Cohen.
El contexto político en Siria:
La caída del régimen marca el fin de un sistema que había consolidado un control férreo sobre el país desde 1970. Sin embargo, la salida de Asad no ha traído estabilidad. Siria está fragmentada entre diversas facciones, milicias locales, y la influencia de potencias extranjeras como Irán, Rusia y Turquía. Esta fragilidad podría abrir una ventana para negociaciones en áreas antes consideradas intocables.
El caso de Eli Cohen:
Eli Cohen, espía israelí que operó en Siria bajo el alias de Kamel Amin Thaabet en los años 60, fue ejecutado en 1965 tras ser descubierto. Su información estratégica fue fundamental para la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días, y su figura es considerada un héroe nacional en Israel. Sin embargo, a pesar de décadas de gestiones, los restos de Cohen nunca fueron devueltos, convirtiéndose en un símbolo del conflicto entre ambas naciones.
¿Por qué ahora?
Con la ausencia de un gobierno central fuerte en Siria, Israel podría intentar recuperar los restos de Cohen por varias vías:
1. Diplomacia a través de mediadores internacionales: Rusia, que sigue teniendo una influencia significativa en Siria, podría actuar como intermediario en un acuerdo. Este tipo de negociación ya se ha utilizado en el pasado, como en el caso de prisioneros de guerra.
2. Acuerdo con facciones locales: Con el gobierno central debilitado, algunas milicias o grupos locales podrían estar más dispuestos a colaborar a cambio de beneficios tangibles, como ayuda económica o militar.
3. Operación encubierta: Israel también podría considerar una operación de inteligencia para localizar y recuperar los restos de Cohen, aunque esta opción sería altamente arriesgada y podría desatar tensiones en la región.
Riesgos y desafíos:
No obstante, cualquier intento de repatriación debe enfrentarse a varios desafíos estratégicos:
Reacción de Irán y Hezbolá: Ambos actores, con una fuerte presencia en Siria, podrían bloquear cualquier negociación que favorezca a Israel, utilizando el caso como herramienta de propaganda antiisraelí.
Fragmentación en Siria: La falta de un gobierno central complica las negociaciones, ya que no hay una autoridad única con la cual llegar a acuerdos.
Reacciones internas en Siria: Para muchos sectores de la sociedad siria, Cohen sigue siendo una figura asociada a la traición y la derrota. Su repatriación podría generar tensiones entre diferentes grupos.
Un momento histórico:
La caída del régimen de Asad representa un cambio sísmico en la dinámica regional. Para Israel, podría ser un momento de oportunidad para cerrar un capítulo pendiente en su historia, pero cualquier movimiento debe ser cuidadosamente calculado. Ya sea a través de la diplomacia o de una operación de inteligencia, el éxito dependerá de la habilidad de Israel para navegar el nuevo panorama sirio sin desatar una nueva ola de tensiones.
La posibilidad de recuperar los restos de Eli Cohen no solo representa un logro simbólico para Israel, sino también un mensaje sobre cómo incluso en tiempos de caos, los valores como la memoria y el honor pueden prevalecer.