El Deutsche Bundesbank, el banco central de Alemania, ha confirmado este viernes el fallecimiento de su expresidente, Helmut Schlesinger, el pasado 23 de diciembre a la edad de 100 años.
Schlesinger, quien ocupó la presidencia de la institución entre agosto de 1991, después de la dimisión de Karl Otto Pöhl, y finales de septiembre de 1993, cuando se jubiló, se había incorporado a la entidad predecesora del Bundesbank, el Banco de los Estados Alemanes, como economista en 1952.
En el Bundesbank, fue nombrado jefe del Departamento de Economía y Estadística en 1964; se incorporó a la dirección del Bundesbank como economista jefe en 1972 y se convirtió en vicepresidente en enero de 1980, antes de ser nombrado presidente del Bundesbank el 1 de agosto de 1991.
Según ha destacado el banco central alemán, Helmut Schlesinger será recordado especialmente por su compromiso con la estabilidad del marco alemán, que le valió el reconocimiento internacional, añadiendo que, hasta el día de hoy, “también se le atribuye la difusión del concepto de estabilidad, inspirado en el Bundesbank, por toda Europa”
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Carlos Sánchez
“Las acciones de Helmut Schlesinger siempre siguieron líneas claras y consistentes encaminadas a mantener la estabilidad monetaria“, ha declarado el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel.
“En sus más de 41 años en el Bundesbank, hizo una gran contribución para hacer del marco alemán una de las monedas más estables del mundo y también el ancla de la estabilidad en el posterior Sistema Monetario Europeo“, ha apostillado.
“Baluarte de la estabilidad”
En este sentido, el Bundesbank recuerda que el compromiso de Schlesinger con la estabilidad del marco alemán le valió tanto reconocimiento como algunas críticas, siendo conocido como el “prusiano bávaro” o “amonestador incómodo” y del que su sucesor en la presidencia de la institución, Hans Tietmeyer, dijo en 1993 que había convertido al banco central alemán en un “baluarte de la estabilidad”.
El periódico Börsen-Zeitung lo describió en su momento como un “pelícano de la política de estabilidad”, porque el pelícano gozaba de una gran reputación debido a su fiabilidad, voluntad de sacrificio y cuidado.
Durante su presidencia del Bundesbank, el banco central alemán contrarrestó el aumento de precios resultante de la reunificación alemana elevando los tipos de interés, aunque su persistente política de altos intereses también recibió críticas en el extranjero y muchos países socios del Sistema Monetario Europeo (SAT) culparon al banco central alemán de las crisis monetarias y las rondas de devaluación de 1992 y 1993.
No obstante, al comienzo de la unificación europea, el Bundesbank señala que su compromiso con un marco estable contribuyó a que la moneda germana no sólo fuera la dominante en el sistema monetario europeo, sino también el ancla de estabilidad del mismo. “Al hacerlo, es posible que haya allanado el camino para una moneda europea común“, apunta la institución.
Fuente El Confidencial