Marruecos ha ganado la partida con las aduanas comerciales. Rabat dominará las relaciones en las fronteras comerciales de Ceuta y Melilla. El Gobierno de Pedro Sánchez ha cedido el control después de dos años y ocho meses de negociaciones.
El país vecino es el que decide. Se podrán introducir en Ceuta y Melilla productos desde Marruecos, pero no al revés. Desde Melilla solo se permitirá que pase un camión con una mercancía determinada, que previamente deberá ser autorizada por las autoridades marroquíes. A España entrarán áridos para la construcción, frutas, verduras y pescados. Sin embargo, desde España solo podrán pasar productos aprobados por Rabat, que no ha dado a conocer qué criterios tendrá para elegir qué se puede pasar. Ante eso, los empresarios de Melilla temen que haya una asfixia de la ciudad y se siente abandonados.
«Ahora mismo Marruecos trata la frontera como si fuera un corredor humanitario. Los días que ellos quieren pasan lo que quieren», apunta Chakib Mohamed, presidente de los hosteleros de Melilla. En la ciudad autónoma nadie ha informado a los empresarios. «Lo que sé me he enterado por la prensa», asegura Enrique Alcoba, presidente de la confederación que los agrupa. Lo mismo Chackib Mohamed, que es el representante de los hosteleros de esta ciudad autónoma. Nadie les ha dicho nada. Saben lo que se ha publicado en los medios y que parte de las informaciones han sido desmentidas por la Delegación de Gobierno. Nada más. Ni una sola explicación.
«Es una incertidumbre. No sabemos lo que va a pasar y, si es lo que ha aparecido, es una falta de respeto y un insulto hacia Melilla», añade Alcoba. La aduana comercial de Melilla se cerró de forma unilateral por parte de Marruecos hace más de seis años. Y ahí se acabó el comercio justo entre la ciudad española y su vecina Nador. Los efectos se pueden ver en las naves desconchadas y cerradas del polígono aledaño a la frontera. Los pasos de porteo, que no volverán por razones humanitarias, son un cúmulo de hierros oxidados cerca del paso del Barrio Chino. Desde hace más de dos años se negocia para una normalidad en el tránsito de mercancías, mientras se acumulan los agravios a los empresarios de Melilla .
«Si vienes en la Operación Paso del Estrecho puedes pasar cuatro bicis y una cama, que no revisan nada. Si vas a Málaga a comprar, pasan llenos con bolsas del Primark o el Zara, sin que nadie les diga nada. Eso sí; si no tiene un billete de avión o de barco y has estado en Melilla no dejan cruzar ni una pelota ni unas galletas», recuerda Alcoba.
Los empresarios se quejan de que el régimen de viajeros solo funciona en una dirección: de Marruecos a España. No se pueden pasar productos a Nador, las autoridades lo impiden en la frontera , además la reticencia a crear la aduana comercial tal como funcionaba antes hace que la relación no sea al mismo nivel entre los vecinos de Melilla y los del otro lado de la frontera. «España debe defender los intereses de sus ciudadanos, pero no lo hace», concluye el presidente de los empresarios de Melilla. La frontera abierta es una oportunidad para ambos países en un doble ámbito.
«Para los hosteleros son fundamentales los productos de Marruecos. Ahora el coste de la fruta, la verdura o el pescado se nos ha incrementado en un 300 por cien. La apertura de la aduana nos permite volver a comprar en Marruecos, aligerar los costes y tener productos de una muy buena calidad. Ahora mismo estamos en un punto donde compramos esos productos más caros que en Madrid o en Málaga, y además los cobramos a la mitad de precio que en esas ciudades», explica Chackib Mohamed. Bajada de preciosSin embargo, la apertura de la aduana en las condiciones en las que se está produciendo no garantiza que los empresarios de Melilla pueden vender a Marruecos. «Queremos una apertura igualitaria, que en ambas direcciones se puedan pasar las mismas mercancías. Debe haber una normalidad en el tránsito, si no, los ciudadanos de Melilla no pueden vender sus mercancías, se nos coacciona», añade Mohamed, que teme que todo siga como hasta ahora, cuando los marroquíes no pueden comprar en Melilla porque todo les es requisado por las autoridades de la frontera.
«Eso afecta al cliente que viene de allí, porque prefiere irse a Málaga a comprar en vez de hacerlo aquí, ya que tiene la garantía de que puede pasar sus productos a su país», apunta el empresario. Son también las razones por las que el PP ha pedido en el Congreso que comparezca el ministro de Asuntos Exteriores , José Manuel Albares.
Fuente ABC