Por Nicolás J. Portino González
El escándalo de la criptomoneda $LIBRA ha puesto en el centro de la escena una problemática estructural en la administración del presidente Javier Milei: la falta de confianza y utilización adecuada del servicio de inteligencia nacional. El colapso abrupto de esta criptomoneda, promovida por el propio presidente en redes sociales, generó pérdidas millonarias para miles de inversores y desató acusaciones de fraude, derivando en pedidos de investigación y hasta en propuestas de juicio político contra el mandatario.
El caso $LIBRA y la necesidad de inteligencia estratégica.
El ascenso meteórico de $LIBRA, seguido de su caída repentina, evidenció la falta de un análisis de inteligencia previa que evaluara los riesgos asociados. En términos de seguridad y estabilidad institucional, este hecho puso de manifiesto cómo la ausencia de asesoramiento especializado puede derivar en daños políticos y económicos de gran magnitud. Los servicios de inteligencia están precisamente diseñados para evaluar amenazas emergentes y asesorar a la máxima autoridad del Estado sobre las consecuencias de determinadas decisiones.
Toda persona que se acerque por cualquier motivo al Presidente debe ser previamente analizada. En este caso, los embusteros estafadores detrás de la crypto debieron haber sido identificados desde el principio para evitar que su accionar se vincule al Ejecutivo. Asimismo, no pueden seguir en cercanía del Presidente, aquellas personas que hayan actuado como presentadores de estos individuos, ya que su rol en la crisis compromete la credibilidad del gobierno.
La lección de Sherman Kent: Inteligencia para la toma de decisiones.
Desde una perspectiva analítica, Sherman Kent, el padre de la inteligencia estratégica moderna, argumentaba que la inteligencia no es un órgano de decisión, sino un facilitador de ésta. La inteligencia tiene como función principal reducir la incertidumbre, prever escenarios y permitir que los líderes tomen decisiones informadas. El Presidente Milei, al no consultar o relegar el papel de los servicios de inteligencia nacionales, cometió un error fundamental: tercerizó la evaluación de riesgos a asesores y actores externos, perdiendo la capacidad de discernimiento sobre una posible amenaza a su credibilidad y estabilidad política.
La importancia de contar con un servicio de inteligencia fortalecido.
En julio de 2024, Milei disolvió la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y restableció la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), con el argumento de profesionalizar la estructura de inteligencia del país. No obstante, estas reformas no se traducen en eficacia si el presidente no confía en sus propias instituciones para obtener información crítica. Menos aún si la misma continúa conformada por no idóneos y elementos anacrónicos de décadas anteriores.
En este contexto, la falta de coordinación entre el Ejecutivo y los organismos de inteligencia impide anticipar crisis como la de $LIBRA. Si el servicio de inteligencia hubiese sido consultado, podría haber detectado indicios de un posible “rug pull” (una estafa criptográfica donde se infla artificialmente el valor de un activo para luego vaciar sus fondos), alertando sobre las implicancias legales y financieras de asociar la imagen presidencial a un activo riesgoso.
Recuperar el valor de la inteligencia nacional.
Para gobernar eficazmente, el presidente Milei debería apoyarse en el trabajo de la inteligencia estratégica. La información producida por estos organismos no sólo es clave para la seguridad nacional, sino también para evitar decisiones políticas que puedan perjudicar la estabilidad del gobierno y la confianza de los ciudadanos.
El escándalo de $LIBRA es una advertencia clara de que las decisiones sin análisis profundo pueden tener consecuencias graves. La historia demuestra que los líderes que subestiman la inteligencia terminan tomando decisiones costosas para sus mandatos. Es momento de que Milei incorpore la inteligencia nacional como un pilar fundamental en la gestión del país, asegurando que hechos como éste no vuelvan a ocurrir.