Si en su anterior trabajo ensayístico, ‘Las otras vidas de don Quijote’, desvelaba el lugar de La Mancha y los personajes reales que inspiraron al autor del Quijote , ahora Francisco Javier Escudero Buendía (Madrid, 1969) , en su nueva investigación, siembra la duda de que el Cervantes que algunos nos han pintado a lo largo de los siglos fuera realmente quien escribiera la obra más universal de la literatura española. Esa es una de las ideas que este insigne archivero y estudioso del tema desliza en su nuevo libro, ‘Eso no estaba en mi libro de Miguel de Cervantes’ (Almuzara, 2025 ), cuyas páginas nos sumergen en los claroscuros de un hombre que vivió y murió en la ambigüedad del que hay muy poca documentación, pero sí muchos secretos y leyendas en torno a su figura. Pero, tranquilos, tal y como él asegura, «no hay ninguna duda de que el autor de El Quijote no es otro que Miguel de Cervantes Saavedra , nacido en Alcalá de Henares«.Para sostener las principales hipótesis de su argumentación, el autor se basa en las teorías del doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid , además de cervantista, Andrés Amorós. A juicio de este maestro de maestros, «hay una distancia enorme entre lo que se nos cuenta de Cervantes, que era un simple soldado, pobre, encarcelado, converso y probablemente pechero, y lo que se lee en El Quijote , que es propio de un gran humanista con largas horas de estudio«.Noticia Relacionada estandar Si El secreto del segundo testamento de la viuda de Cervantes Mariano CebriánPor eso, según apunta Escudero, «debemos revisar y reentender su figura, y plantearnos que descendía de caballeros cordobeses y alcalaínos, que no era tan pobre y que debió tener una educación con un preceptor muy sólida, aunque desconozcamos dónde y cuándo. Todo lo que sabemos de su educación, en Córdoba, Galicia o Sevilla, se ha extraído de sus obras, es decir, que es ficción, no documentos».En su tarea para desenmascarar al verdadero Cervantes, invita al lector a que le acompañe en esta aventura, aunque él da en el texto algunas pinceladas del perfil del hombre al que nos enfrentamos. «Viendo su familia y comparándolo con los amigos con los que se movió a lo largo de su vida, podemos extraer una serie de caracteres: fue hidalgo-caballero, judeoconverso, soldado, católico-contrarreformista y políticamente no estaba de acuerdo con el rey Felipe II por abandonar África por Portugal «, afirma.El investigador ahonda todavía más en su figura y resume su faceta profesional del siguiente modo: «Cambió cada década de proyecto vital, y su ilusión durante diez años fue la de ser Corregidor o Contador en América. Tanto que lo intentó varias veces. El resto de su vida fue un bróker que escribía. Los negocios privados son muy importantes tanto en su vida, como en su literatura, y todos sus amigos toledanos, genoveses, sevillanos y portugueses alternaban poesía con economía. No había una sin la otra».Con una trayectoria de más de treinta años investigando y trabajando en los archivos, Escudero es especialista en órdenes militares y conoce bien el mundo de los hidalgos, algo que le lleva a asegurar que Cervantes «no fue un gran noble, un alto cargo militar o de la monarquía con su propio archivo nobiliario». Por este motivo, subraya, hay algo de documentación que habla de él, pero concentrada en pocos sitios y sólo en las etapas que tuvo cargos públicos, lo que le lleva a pensar que «era un hidalgo rural de mediano pasar».Eso sí, señala que «debió de ser un hombre reflexivo, dedicado al estudio y poco dado al conflicto, en contra de la mayor parte de los nobles rurales y medianos de la época, que eran bastante levantiscos y solían tener problemas, desde asesinatos a peleas, divorcios y deudas pendientes. Pero ese no es su caso, que dejaba todas esas escenas para sus novelas». De hecho, según recuerda, el pleito que más información personal nos ha dado sobre él es la muerte del caballero de Santiago navarro Gaspar de Ezpeleta frente a sus casas de Valladolid , y lo metieron en la cárcel como sospechoso, cuando él estaba más o menos accidentalmente allí. «Las tres veces que pasó por la cárcel fue por conflictos locales y acciones accidentales, que dejaron poca huella escrita», apostilla.Otro de los hándicap para saber algo más de la vida de Cervantes es que, aparte de su hija, no tuvo más descendencia. «Si hubiera habido más nietos -indica-, estos hubieran hecho expedientes de hidalguía, de caballeros, solicitudes de ingreso en conventos, y nos hubieran contado cosas de sus abuelos, como sucedió con muchos otros de sus vecinos y contemporáneos».Lo que sí está claro, en cuanto a su faceta profesional, es que Cervantes fue más conocido fuera que dentro. «Es difícil de explicar por qué, con los contactos que tuvo en el cautiverio, no llegó más lejos, a ser corregidor como su abuelo o, al menos, a entrar en algún puesto de Secretario en la Corte», se cuestiona Escudero. Y, por lo que se refiere a su reconocimiento como escritor, cree que tampoco se dio por ser «un autor muy diferente, adelantado a su tiempo», algo que le imposibilitó entrar en los círculos cortesanos distinguidos o tener un mecenas importante.Aun así, el autor de este intrigante y revelador trabajo cree que aún hay muchas incógnitas por resolver: «No sabemos dónde estaba cuando escribió El Quijote y tampoco tenemos ningún documento del Miguel de Cervantes de Alcalá en La Mancha«. Por lo tanto, el verdadero rostro de este personaje, quizá uno de los más importantes de la historia de España, sigue sin ser desvelado del todo y su legado parece estar tan lleno de ficciones como la propia obra que lo inmortalizó.
Fuente ABC