Buenos Aires, 16 de marzo de 2025-Total News Agency -TNA- En un contexto de creciente tensión política económica, la CGT prepara un paro general, una medida recurrente cuando el peronismo no gobierna. En un artículo publicado en Noticias Argentinas, Darío Lopérfido analiza la relación histórica y oscura entre el sindicalismo y el peronismo, destacando su impacto en la decadencia estructural del país.
Un paro que repite un patrón histórico
La Confederación General del Trabajo (CGT) confirmó la realización de un paro general en los próximos días, una medida que, según analistas, responde a un patrón histórico: los sindicatos intensifican su presión con paros y medidas de fuerza cuando el peronismo no está en el poder. Esta práctica, que se repitió durante los gobiernos de Alfonsín, De la Rúa y Macri, contrasta con la pasividad sindical durante las gestiones de Menem o el kirchnerismo, cuando las cajas sindicales estuvieron llenas y las relaciones con el gobierno fueron fluidas.
Desde el oficialismo, se interpreta este paro como un intento de desestabilización en un momento de debilidad política. La inflación sigue bajando, pero la reactivación económica avanza lentamente, y sectores vulnerables sienten que llegar a fin de mes es cada vez más difícil. Además, el reciente escándalo de la criptoestafa de Libra ha golpeado al Gobierno, generando desconfianza en un sector clave de la población.
Lopérfido: “La relación entre el peronismo y la CGT es la columna vertebral de la decadencia argentina”
El exministro Darío Lopérfido, en un artículo publicado en Noticias Argentinas, realizó un análisis profundo sobre la histórica relación entre el peronismo y el sindicalismo, calificándola de “oscura y mafiosa”. Según Lopérfido, esta relación ha sido clave en la decadencia estructural del país, pasando de un fascismo inicial a una “relación de negocios” en la que dirigentes sindicales ricos y corruptos se alimentan de las estructuras del Partido Justicialista (PJ).
“Trabajadores cada vez más pobres son vampirizados por dirigentes millonarios”, afirmó Lopérfido, señalando que, históricamente, los gobiernos no peronistas han sido blanco de paros y boicots organizados por la CGT con apoyo del PJ. Recordó los 13 paros generales sufridos por Alfonsín, el bloqueo de la reforma sindical impulsada por su gobierno y la “guerra” declarada a De la Rúa cuando intentó reformar los sindicatos. Incluso mencionó la “comedia de los sobornos en el Senado”, que años después la Justicia determinó que no existieron, pero que logró frenar la ley de reforma sindical.
Lopérfido también destacó cómo los gobiernos peronistas, como los de Menem y el kirchnerismo, gozaron de una relación tranquila con los sindicatos, que en esos períodos se enfocaron en enriquecerse y fortalecer sus estructuras de poder sin realizar medidas de fuerza.
El desafío de la reforma sindical y el rol del Congreso
En su análisis, Lopérfido advirtió que el Gobierno debe aprovechar este momento para avanzar en reformas estructurales que desmantelen las redes mafiosas del sindicalismo y el peronismo. Propuso reactivar los capítulos de reforma sindical que quedaron fuera de la ley Ómnibus y avanzar con un proyecto que elimine las reelecciones indefinidas de los líderes sindicales, a quienes calificó como “una vergüenza histórica”.
“Es una vergüenza que haya sindicalistas o familias que se apoderen de la conducción de sindicatos para toda la vida”, afirmó. También subrayó la necesidad de eliminar los aportes obligatorios de los trabajadores a los sindicatos y de auditar las obras sociales, muchas de las cuales enfrentan problemas económicos y denuncias de corrupción.
Villarruel y los “ñoquis sindicales” en el Senado
En línea con estas críticas, Lopérfido mencionó la reciente auditoría realizada por la vicepresidenta Victoria Villarruel en el Senado, donde se descubrieron sueldos millonarios de empleados “ñoquis” vinculados a estructuras sindicales. Según Lopérfido, este hallazgo no es un caso aislado, sino una práctica común en toda la administración pública, donde los ciudadanos pagan impuestos para mantener a personas que viven al amparo de estas estructuras corruptas.
Un Gobierno en busca de fortaleza frente a los conspiradores
Lopérfido concluyó su artículo advirtiendo que el Gobierno debe mostrar fortaleza frente a lo que denominó “los eternos conspiradores”. Según él, intentar negociar con los sindicatos en un momento de debilidad es contraproducente, y la historia demuestra que el peronismo siempre utiliza estas situaciones para recuperar poder. El Estado argentino tiene bolsones mafiosos.Enfrentando a las mafias se defiende a los ciudadanos, sentenció.
En este contexto, el paro general de la CGT no solo representa un desafío político para el oficialismo, sino también un recordatorio de las dificultades históricas que enfrentan los gobiernos no peronistas para lidiar con el sindicalismo. La necesidad de reformas estructurales y de una estrategia clara para enfrentar estas presiones parece más urgente que nunca.
El impacto político del paro
El paro anunciado por la CGT no solo afectará servicios esenciales como transporte y salud, sino que también podría profundizar la percepción de debilidad del Gobierno, que enfrenta un escenario de creciente polarización social y política. Mientras tanto, el análisis de Lopérfido pone en el centro del debate la necesidad de desmantelar las estructuras mafiosas que, según él, han sido la columna vertebral de la decadencia argentina.
La próxima semana será clave para medir la capacidad del Gobierno de responder a este desafío y avanzar en las reformas necesarias para enfrentar al sindicalismo y al peronismo en sus formas más tradicionales y corrosivas.