Suiza, un país históricamente ligado al efectivo, está viviendo una transformación silenciosa pero profunda. Las tarjetas de débito ya superan al efectivo como principal método de pago en comercios, según una encuesta del Banco Nacional Suizo. En 2017, el 70% de los pagos se hacían con billetes y monedas; hoy, ese porcentaje ha caído al 30%, mientras que el uso de tarjetas de débito ha subido al 35%.
El auge de las apps de pago también está acelerando el cambio. Herramientas como Twint, una aplicación suiza muy extendida, han ganado terreno en tiendas y servicios, incluso por encima de las propias tarjetas. De hecho, un 18% de las transacciones ya se realizan mediante este tipo de soluciones móviles, lo que evidencia la rapidez con la que la población se ha adaptado a lo digital.
Lo curioso es que, pese a esta tendencia, Suiza sigue siendo uno de los países con más efectivo por habitante. Cada ciudadano guarda de media el equivalente a 10.481 dólares en billetes y monedas, una cifra solo superada por Hong Kong. La paradoja es evidente: aunque se guarda, cada vez se usa menos.
El transporte público planea limitar los pagos en efectivo, algo impensable hace apenas una década. Esta decisión, unida al avance de la tecnología financiera, está empujando a la sociedad suiza a dejar de lado el uso cotidiano de monedas y billetes. Aun así, el gobierno ha anunciado que apoyará una iniciativa popular que busca garantizar por ley la existencia del dinero en metálico.
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Agencias
El propio Banco Nacional Suizo ha recordado que la disponibilidad de efectivo depende de su uso real. Si los ciudadanos no lo utilizan, será difícil justificar su permanencia como método de pago universal. Por eso, aunque oficialmente el banco central se declara neutral, está atento a posibles problemas de suministro si continúa el retroceso del efectivo.
La transición no ha sido forzada, sino una evolución marcada por la comodidad y la rapidez de los pagos digitales. Suiza demuestra que hasta los países más apegados a las tradiciones pueden adaptarse a nuevas formas de consumo, aunque sin dejar de mirar atrás, por si un día quieren volver a sacar la cartera… con billetes dentro.
Fuente El Confidencial