Madrid, 25 de marzo de 2025-Total News Agency (TNA)- Un reciente informe titulado La Quinta Ola, publicado por la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional, con sede en Suiza, advierte sobre la transformación del crimen organizado en un fenómeno cada vez más sofisticado y globalizado. Según el estudio, las redes criminales han adoptado tecnologías avanzadas como drones e inteligencia artificial, al tiempo que se infiltran en mercados legales, desdibujando las fronteras entre lo lícito y lo ilícito.
El informe anticipa que en el futuro “los mercados serán turbios y las distinciones tradicionales entre lo lícito y lo ilícito serán menos distinguibles. Las actividades legales y las empresas delictivas pueden llegar a ser indistinguibles entre sí”.
Brasil: un ejemplo de sofisticación criminal
El caso de Brasil ilustra esta tendencia. Según el Foro Brasileño de Seguridad Pública, el grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC) genera más de USD 25.000 millones al año en la economía formal. Este grupo ha logrado infiltrarse en sectores estratégicos como el combustible, controlando toda la cadena de producción, desde pozos y refinerías hasta estaciones de servicio.
“En la región, la creciente diversificación de las actividades de los grupos criminales organizados es cada vez más evidente”, señala Tamara Taraciuk Broner, directora del Centro Peter Bell para el Estado de Derecho en el Diálogo Interamericano. En su informe sobre la inseguridad pública en San Pablo y Río de Janeiro, Broner detalla cómo en la región amazónica del norte de Brasil se ha establecido un ecosistema delictivo que incluye tala ilegal, deforestación, tráfico de vida silvestre y minería ilegal.
Estas actividades no solo afectan a Brasil, sino que se extienden a otros países panamazónicos y zonas de frontera, como las que comparten Brasil, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela y Guyana. Según el informe, estas áreas son clave para el tráfico de drogas, contrabando, lavado de dinero y otras actividades ilícitas que utilizan rutas terrestres, acuáticas y aéreas para operar.
Argentina: un caso llamativo en el narcotráfico regional
En el país y agencias europeas, e incluso en EEUU, hay preocupación, como ya lo señaló esta agencia, pese a su ubicación estratégica en el mapa del narcotráfico, no se registra incautaciones significativas de cocaína en su territorio. Esto resulta llamativo, considerando que el Argentina cuenta con la Hidrovía Paraná-Paraguay, una de las principales rutas para el transporte de cocaína hacia África y Europa.
Aunque en Argentina los decomisos de grandes cargamentos de droga son inexistentes, en puertos europeos y africanos se han registrado importantes incautaciones de cocaína proveniente de este país. Esto sugiere que la Hidrovía está siendo utilizada de manera eficiente por las redes criminales para el tráfico internacional de drogas, sin que los controles locales logren detectar los cargamentos antes de su salida del territorio argentino.
La situación plantea interrogantes sobre la efectividad de los mecanismos de control en Argentina y su capacidad para combatir el narcotráfico en una región donde las redes criminales operan con creciente sofisticación.
Redes criminales globales: alianzas y descentralización
El informe destaca además la expansión geográfica de las redes criminales y la creación de alianzas internacionales. El PCC, que surgió en San Pablo, ha establecido una presencia global significativa. Emiliano Rojido, investigador del Laboratorio de Análisis de la Violencia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro, explica que estas organizaciones han evolucionado hacia estructuras más descentralizadas, reemplazando a los tradicionales capos del crimen por un sistema de brokers o intermediarios.
“La descentralización de las redes criminales hace que sean menos visibles y más difíciles de desarticular”, señala Rojido. Este modelo ya ha sido adoptado por mafias como la ‘Ndrangheta italiana, que en Latinoamérica colabora con delincuentes albaneses para gestionar el tráfico de cocaína hacia Europa. En Ecuador, por ejemplo, esta mafia delega la logística del narcotráfico a sus socios albaneses, replicando estrategias que ya utiliza en el viejo continente.
“De los capos al estilo Pablo Escobar del pasado se ha pasado a redes criminales más difusas. Detener a los líderes ya no garantiza grandes resultados, ya que con frecuencia esto genera vacíos de poder que incrementan la violencia y la inestabilidad”, advierte Broner.
El narcotráfico y el costo social del crimen organizado
El impacto del crimen organizado en Latinoamérica no se limita a la economía ilegal. Su expansión geográfica ha provocado un aumento de la violencia incluso en países que históricamente habían sido considerados seguros. Según el Estudio Global sobre Homicidios 2023 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), países como Chile, Argentina, Costa Rica y Uruguay, que hasta hace poco tenían tasas de homicidios bajas, han experimentado un incremento alarmante.
En Uruguay, por ejemplo, los homicidios relacionados con el crimen organizado crecieron un 25,8% entre 2021 y 2022. Durante este período, el país registró la segunda mayor proporción de homicidios vinculados al crimen organizado a nivel mundial, sólo superado por Jamaica. Según Rojido, Uruguay ha pasado de ser un país de tránsito de drogas a convertirse también en un punto de acopio, con grandes volúmenes de narcóticos incautados tanto en su territorio como en embarcaciones que parten hacia Europa.
El costo económico de esta violencia es igualmente significativo. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que la delincuencia cuesta un promedio del 3,4% del PIB de América Latina. Esto equivale a casi el 80% de los presupuestos públicos de educación y es 12 veces mayor que los gastos en investigación y desarrollo.
“La violencia asociada al crimen organizado afecta a las víctimas directas, pero también a sus familias y a la economía en general. Incrementa los costos del sistema de justicia, de salud y de seguridad pública”, explica Rojido.
La respuesta: cooperación internacional y estrategias globales
Frente a un problema de escala global, la cooperación internacional se ha convertido en una herramienta esencial para combatir el crimen organizado. En julio de 2024, la entonces secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, anunció la creación de la Iniciativa de la Región Amazónica contra las Finanzas Ilícitas, una colaboración con países de la cuenca amazónica, como Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, destinada a combatir los delitos ambientales y financieros.
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo lanzó en diciembre de 2024 una alianza regional de seguridad que reúne a 18 países de Latinoamérica y el Caribe para coordinar esfuerzos contra el narcotráfico y el lavado de dinero. Europa también ha intensificado su cooperación con la región a través del Programa de Asistencia Contra el Crimen Transnacional Organizado 2.0 (El PacCTO 2.0), que proporciona asistencia técnica en la lucha contra el crimen organizado.
“La cooperación internacional es crucial porque estas organizaciones no respetan fronteras. Operan en múltiples países y requieren una respuesta coordinada”, concluye Broner. Además, señala que la regulación para prevenir y controlar el lavado de dinero debe ocupar un lugar prioritario en las agendas de las agencias internacionales.
Un desafío constante
El crimen organizado sigue siendo una de las mayores amenazas para la seguridad y el desarrollo de Latinoamérica. Con redes cada vez más sofisticadas y globalizadas, los gobiernos de la región enfrentan el reto de adaptar sus estrategias para combatir un fenómeno en constante evolución. La cooperación internacional y el fortalecimiento de las instituciones serán claves para mitigar el impacto de esta problemática en las próximas décadas.