—Yo no soy un libro. ¿Qué van a contar? Es aburrido.
—¿Cómo que no? Sos la figura del momento, tenés poder… Toda la política habla de vos.
—No me conviene que haya un libro mío. Al espacio no le conviene. No, no quiero.
—Libro sobre Santiago Caputo va a haber. Lo hagamos nosotros o no.
—Bueno, pero yo no los puedo ayudar.
—No queremos que nos ayudes. Nos alcanza con que no impidas.
Terminaba septiembre. Y había pasado lo que, suponemos, le pasa a todos los que escriben sobre la vida de otra persona: el protagonista lo supo. Uno quisiera administrar los tiempos. Hablar primero con sus detractores. Después con los indiferentes. Después con los allegados. Tener un vuelo orbital para luego hacer un ingreso controlado en la persona.
Tuvimos el manejo de los tiempos durante algunos meses. Pero cometimos el error de pedirle un café a un consultor colega de Caputo. Y este le avisó. Prefirió congraciarse con el nuevo poder antes que hablar con nosotros. Nos reservamos su nombre.
«¿Él lo sabe?», «¿Qué les dijo?», nos preguntaron infinidad de veces las fuentes, los colegas y los amigos que se fueron enterando de este trabajo. Siempre la idea fue hablar con Caputo. Y con todas las personas posibles para hacer este «perfil de más de 200 páginas» que nos pidieron Rodolfo González Arzac y Paula Pérez Alonso cuando nos convocaron, en julio de 2024.
Entrevistamos a 51 personas. Funcionarios, exfuncionarios, consultores, lobistas, dirigentes, empresarios, operadores, tuiteros y allegados al asesor presidencial. Exponentes de la vieja y de la nueva política. Miembros del poder permanente y también figuras que pasaron de la nada al todo de la mano de Javier Milei. En su mayoría, pidieron mantenerse off the record. Pero nos aportaron datos, anécdotas y puntos de vista que fueron nutriendo nuestros archivos compartidos de Google Drive.
Reconstruimos la historia de un consultor que se venía moviendo tras las bambalinas del gran teatro de la política argentina desde hacía trece años y siete campañas electorales. A través de él, comprendimos mejor ese «universo consultoril», espectral, que incide en el juego democrático sin dar la cara. Y esa dimensión nos abrió otra, la de la política en sí misma, la que sucede en los cafés y en los búnkeres, la que no se ve en las pantallas.
Descubrimos, también, que la «casta» había sido la clientela de Caputo. Que «la plata de la política» muchas veces les paga a los Caputo de la vida para ganar elecciones y mantenerse arriba en las encuestas.
Pero si nos deteníamos en el consultor, en el gurú, nos quedábamos cortos. Porque en 2018, Santiago colgó en su oficina una bandera de Gadsden. Y, mucho antes de que naciera La Libertad Avanza, él ya estaba muy activo en las redes sociales. Porque, antes de conocer a Javier Milei, él estaba buscando a un outsider. Un antipolítico.
Extracto del prólogo del libro El Monje, la verdadera historia de Santiago Caputo, de Manuel Jove y Maia Jastreblansky. Conseguilo acá.
Fuente Mendoza Today