Las nubes se fueron para dejar, -este año sí-, a la Virgen del Amparo y su cortejo lucirse por la calles de Toledo. Tras un triste Miércoles Santo, en el que por primera vez el Cristo de la Humildad no pudo poner en la calle su cruz guía por la lluvia, que obligó también a regresar al Cristo Redentor, el sol ha salido para acompañar a esta cofradía, una de las más populares de la ciudad, que fue fundada por los trabajadores de la Fábrica de Armas en 1952. Al caer la tarde, puntual, ha arrancado la procesión del Jueves Santo que han encabezado los cuatro pasos de siempre: ‘La Oración en el Huerto’, el ‘Cristo amarrado a la columna’; ‘Nuestro Padre Jesús de Nazareno’, y la preciosa talla del Cristo de la Agonía, del siglo XVI. Se ponía en marcha este gran cortejo, uno de los más multitudinarios de la Semana Santa de Toledo, que presidió por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro.Público en la plaza del Ayuntamiento H. FRAILEEn la puerta del templo primado, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que llevaba cuatro años sin desfilar en la Semana Santa toledana, ha sido el encargado realizar primera ‘levantá’ del paso de la Virgen, que desde allí salió, al son del Himno de España, acompañada de un séquito en el que también se encontraba el alcalde de Toledo, Carlos Velázquez, que también ha tenido el honor de hacer otra emotiva ‘levantá’, que dedicó a la ciudad de Toledo y a los toledanos que lo están pasando mal: «Que el Cristo que hoy llevaís les demuestre que hay motivos para la esperanza». Cerraba la comitiva la vicealcaldesa, Inés Cañizares, con varios concejales del PSOE, PP y Vox. Siete minutos antes de la nueve de la noche, la imagen de la Virgen del Amparo, a hombros de sus con cargadores, -como en las tres últimas ocasiones que ha podido desfilar porque la lluvia le obligó a quedarse el año pasado cobijada en la catedral-, ha emprendido su camino entre aplausos y vítores. La procesión ha avanzado lentamente por las calles empedradas hasta llegar a Zocodover, donde ha sido recibida por una lluvia, pero no de agua, sino de pétalos de flores lanzados con ímpetu desde uno de los balcones. Luego, ha regresado a la catedral por la cuesta de Carlos V, plaza de Horno de los Bizcochos, plaza de la Magdalena, bajada del Corral de don Diego, Tornerías, plaza Mayor, Sixto Román Parro y Cardenal Cisneros.Mantillas, peinetas, flores y redobles de tambor , tocados con pasión y energía, llenaron de emoción las calles de Toledo, abarrotadas de público. El buen día animó a visitantes y a muchos toledanos a subir al Casco Histórico y así desfiló la procesión, un año más, a la luz de las vela y los cirios, acompañada por el sonido de pasos, cantos religiosos y el suave toque de músicos que acompañan el recorrido y los cofrades con sus capuchones negros y verdes Un ambiente mágico y solemne, que refleja la profunda devoción de los fieles toledanos que se preparan para el Viernes Santo, el día de solemnidad religiosa y el más importante para todos los católicos, que celebran la pasión y muerte de Jesús. Un día de luto, pero también de esperanza.La «Virgen del Amparo» es una imagen de canastilla en madera policromada, realizada por el escultor toledano Cecilio Béjar y restaurada por Enrique Toledo Brazal en 2001. La talla vestida con sus ropajes tradicionales y adornada con flores, salió en procesión desde la catedral. El palio, los faldones y el manto de la Virgen son de terciopelo verde bordado en oro y seda de colores, confeccionados por las monjas adoratrices. La corona de la Virgen es de plata sobredorada labrada por un orfebre sevillano y va junto con el manto sobre un marco de hierro independiente de la imagen.
Fuente ABC