Washington D.C. – 8 de mayo de 2025 –Total News Agency-TNA-La reciente disposición manifestada por el régimen iraní para entablar negociaciones con la administración Trump y buscar un acuerdo con las potencias occidentales ha generado un intenso debate entre observadores internacionales. Analistas sugieren que este aparente giro diplomático no debe interpretarse como una señal de intenciones benignas, sino como una consecuencia directa de la creciente vulnerabilidad de Teherán y su imperiosa necesidad de asegurar la supervivencia del régimen y continuar con su agenda expansionista.
Expertos señalan que la República Islámica atraviesa un periodo de fragilidad sin precedentes desde su instauración en 1979. Esta debilidad se atribuye en parte a la significativa mengua de sus principales representantes regionales, como Hezbolá y Hamás, como resultado de acciones israelíes, y a la forzada retirada iraní de Siria en diciembre pasado. La caída del régimen de Bashar al-Assad, un aliado crucial para Teherán, ha supuesto un revés estratégico considerable, interrumpiendo un corredor vital para el suministro a Hezbolá en Líbano y afectando la influencia iraní en el Levante.
Adicionalmente, la perspectiva de un retorno de la política de “máxima presión” por parte de una potencial administración Trump infunde temor en la cúpula iraní. Durante el anterior mandato de Trump, la combinación de severas sanciones económicas y aislamiento diplomático tuvo un impacto devastador, particularmente en las exportaciones de petróleo, principal fuente de ingresos de Irán. Ante este escenario, se argumenta que Teherán buscaría un acuerdo que alivie las sanciones y le proporcione un respiro para rearmarse.
La situación económica interna de Irán es otro factor crítico. Con una tasa de inflación que, según informes de Iran International, alcanza el 40%, millones de ciudadanos se ven empujados a la pobreza. Este deterioro del nivel de vida alimenta un descontento social que podría derivar en nuevos levantamientos, amenazando la estabilidad del régimen. Desde esta perspectiva, un pacto con Occidente se percibe como un potencial salvavidas económico para mitigar la presión interna.
Analistas advierten que el objetivo primordial de Irán al buscar un acuerdo sería la suspensión de las sanciones, lo que podría significar una inyección de miles de millones de dólares a sus arcas. Sin embargo, existe escepticismo sobre el destino de estos fondos, proyectándose que, en lugar de beneficiar a la población, se canalizarían hacia los objetivos militares e ideológicos del régimen, incluyendo el fortalecimiento de sus proxies –Hezbolá, Hamás y los hutíes en Yemen– y del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI).
La reanudación de actividades desestabilizadoras en Oriente Medio, dirigidas contra Israel y Estados Unidos, es una preocupación central si se aliviaran las sanciones. Se teme que esto no solo potenciaría las capacidades militares convencionales de Irán, sino también su programa nuclear y su apoyo armamentístico a actores como Rusia en el conflicto de Ucrania.
Asimismo, se señala que un acuerdo otorgaría una legitimidad política al régimen iraní en el ámbito internacional, lo cual podría desmoralizar a los sectores de la población iraní que lo consideran una dictadura. Cifras recientes indican que solo en 2024, el régimen ejecutó a más de 900 personas. La reintegración al sistema financiero global y la salida del aislamiento internacional permitirían a Irán consolidar su poder interno y ganar tiempo para avanzar en sus ambiciones nucleares, posiblemente esperando un cambio en la administración estadounidense.
La conclusión predominante entre los críticos de un acercamiento es que no se puede confiar en que la República Islámica cumpla sus compromisos, ya que sus verdaderas intenciones radicarían en obtener ventajas económicas y políticas para perpetuarse en el poder y continuar con su proyecto de “exportar la Revolución”. Por ello, se insta a la administración Trump a mantener una postura firme, basada en la presión y las sanciones, como único lenguaje que, según esta perspectiva, el régimen iraní comprende. Se considera que cualquier acuerdo con Teherán podría resultar ilusorio, prolongando su influencia y comprometiendo la seguridad global.