San Isidro, 22 de mayo de 2025 – Total News Agency-TNA-La anulación del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, resuelta este jueves por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de San Isidro, dejó mucho más que una decisión judicial. Tras aceptar la recusación contra la jueza Julieta Makintach por su participación en un documental sobre el caso, el tribunal —integrado por los jueces Verónica Di Tommaso y Maximiliano Savarino— resolvió anular el debate oral en curso y apartarse del expediente. Pero lo que encendió una profunda polémica fue el mensaje de despedida de Di Tommaso, que optó por una desafortunada frase con pretensiones épicas: “La Justicia no se mancha”. Doble que vergüenza recorre el mundo.
Las palabras, pronunciadas en una audiencia cargada de tensión emocional, no fueron tomadas como un acto de institucionalidad, sino como una puesta en escena superficial y desacertada. “Se equivocó y pagó, pero la Justicia no se mancha”, dijo Di Tommaso, en alusión a su colega recusada, pero mirando directamente a Dalma y Gianinna Maradona, quienes no pudieron contener el llanto. La frase, sacada del universo simbólico de Maradona, lejos de traer consuelo, fue vista como una burla. Como si el tribunal intentara limpiar su imagen con una cita futbolera, mientras dejaba al ídolo sin justicia.
El rechazo fue inmediato y contundente. Rodolfo Baqué, abogado de una de las imputadas, calificó de “asquerosa” la actitud de la magistrada. “Genera repulsión. Que nos explique por qué le dio la presidencia del tribunal a Makintach. No nos vengamos ahora con frases grandilocuentes”, afirmó en declaraciones a CNN Radio. Para el médico Leopoldo Luque, uno de los principales acusados por la muerte del Diez, la escena fue directamente surrealista: “La jueza diciendo ‘la justicia no se mancha’ mirando a las hijas de Maradona… es una joda”, dijo con indignación frente a los periodistas.
El efecto emocional fue devastador. Las hijas del astro argentino quedaron visiblemente afectadas. “Lo único que queremos es que el juicio siga”, dijo Dalma Maradona, mientras era escoltada entre una multitud de cámaras. Jana Maradona, más explícita, expresó su bronca sin eufemismos: “Tengo bronca, corta, los odio”, sentenció, y añadió que todavía cree que habrá justicia.
Fernando Burlando, abogado de Dalma y Gianinna, resumió el sentimiento de impotencia que dejó la audiencia: “Acá perdimos todos. Ellas no entienden por qué tienen que volver a pasar por lo mismo. Es un proceso que lleva cinco años. Es una pesadilla interminable”. Burlando, además, pidió que se investigue a Matías Morla, abogado y apoderado de Maradona, y a “todas las personas que se beneficiaron económicamente tras la muerte de Diego”. Para el letrado, la anulación del juicio significa un retroceso doloroso e injusto para la familia del exfutbolista.
El fiscal del caso, Patricio Ferrari, trató de llevar tranquilidad al asegurar que la investigación no se pierde y que el juicio se reanudará cuanto antes. “El juicio va a empezar de nuevo, vamos a actuar para que sea rápido. La fiscalía busca un juicio justo, válido y rápido”, dijo. Por su parte, el abogado Miguel Ángel Pierri, defensor del coordinador de enfermeros Mariano Perroni, estimó que la nueva fecha podría fijarse para diciembre de este año o enero de 2026.
El trasfondo institucional del fallo genera una fuerte controversia. La recusación de Makintach fue justificada por su participación en el documental Justicia Divina, donde se analizan elementos del caso Maradona desde una óptica personal. La jueza fue señalada por tener una opinión formada antes del juicio y su exposición mediática comprometió la neutralidad del proceso. Al aceptar su apartamiento, sus colegas también decidieron invalidar todo lo actuado, provocando la caída del juicio.
Pese a ello, la decisión del tribunal fue cuestionada por la manera en que se comunicó. El uso de una frase icónica de Maradona, en boca de una jueza, fue percibido como una muestra de frivolidad institucional. En lugar de asumir con sobriedad la gravedad del fallo, Di Tommaso optó por teatralizar la justicia. “Yo sé lo que hice, no tengo dudas”, le dijo luego a las hijas del Diez, intentando mitigar el impacto emocional. Las abrazó, pero el gesto no alcanzó para borrar la frustración ni la imagen de una justicia que, aunque pretenda no mancharse, hoy se ve salpicada por la desprolijidad, la exposición mediática y la pérdida de credibilidad.
Mientras tanto, los imputados, entre ellos Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz, volvieron al punto de partida. Díaz calificó de “bochornoso” el episodio y dijo sentir “amargura y tristeza por todos”. El abogado de Luque, Julio Rivas, sostuvo que la nulidad era una “resolución esperada” y apuntó contra los medios: “La condena social a Luque la pusieron ustedes, el periodismo. ¿Qué tribunal imparcial voy a tener después de eso?”.
La sociedad, en tanto, asiste a una nueva etapa de frustración. A cinco años de la muerte del mayor ídolo del fútbol argentino, la causa judicial parece estancada. El juicio deberá comenzar desde cero, con nuevo tribunal, nuevas audiencias y nuevos interrogantes. Mientras tanto, la frase que intentó limpiar la imagen del Poder Judicial terminó por acentuar su deterioro. Porque, aunque la jueza lo niegue, la justicia sí se manchó. Y no fue solo por una serie o un documental, sino también por su propio accionar.
TNA