Kiev, 1 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA–En una de las acciones más osadas y coordinadas desde el inicio de la guerra, los servicios de inteligencia de Ucrania llevaron a cabo un ataque múltiple de gran escala contra instalaciones aéreas militares en el interior del territorio ruso, alcanzando blancos tan remotos como Siberia y el Ártico ruso. La operación, que claramente evidenció un sofisticado trabajo de inteligencia y planificación, destruyó más de 40 bombarderos estratégicos, según informaron fuentes de seguridad ucranianas.
La incursión, ejecutada con drones lanzados desde dentro del propio territorio ruso, tuvo como objetivos al menos cuatro bases aéreas: Belaya, en Irkutsk (Siberia); Ryazan, al sureste de Moscú; un recinto militar en la región de Ivanovo; y Olenya, en la remota Murmansk, donde se encuentran estacionadas unidades de bombarderos con capacidad nuclear.
La base de Belaya, a más de 4.000 kilómetros de la frontera ucraniana, fue la más afectada, y allí se habrían incendiado múltiples aviones Tu-95 y Tu-22, utilizados por el Kremlin para lanzar ataques de largo alcance contra Ucrania. Imágenes no verificadas, pero ampliamente difundidas en redes sociales, muestran aeronaves envueltas en llamas. Voceros de blogueros prorrusos reconocieron el impacto de los ataques.
El gobernador de Irkutsk, Igor Kobzev, confirmó públicamente el ataque a una unidad militar en el distrito de Usolsky, afirmando que los drones fueron lanzados desde un camión y que la fuente de origen había sido “bloqueada”. “No hay amenaza para la población civil”, agregó, intentando contener el impacto de la noticia.
El operativo, que habría tardado un año y medio en ser planeado, incluyó el ingreso encubierto de drones camuflados en vehículos de transporte terrestre dentro del territorio ruso, según reveló The Kyiv Independent. Las fuentes confirmaron además que los agentes ucranianos involucrados en la ejecución ya fueron evacuados a lugares seguros.
Esta es la primera vez que Ucrania consigue impactar con drones zonas tan alejadas del frente de combate. De confirmarse plenamente el número de aeronaves inutilizadas, se trataría de uno de los golpes más duros sufridos por la aviación estratégica rusa, con consecuencias logísticas y simbólicas de gran envergadura. El ataque marca un giro en la capacidad ofensiva ucraniana, mostrando una combinación de tecnología, infiltración y precisión que eleva la tensión en el conflicto.