Estambul, 1 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA-Ucrania asestó este domingo uno de los golpes más audaces de la guerra con la ejecución de la llamada “Operación Telaraña”, un ataque coordinado con drones que impactó al corazón de la aviación estratégica rusa. Según fuentes oficiales de Kiev, más de 40 aeronaves militares fueron alcanzadas, incluyendo bombarderos estratégicos y aviones de alerta temprana estacionados en bases ubicadas a cientos e incluso miles de kilómetros de la frontera ucraniana.
El presidente Volodimir Zelensky confirmó que participaron 117 drones en la operación, que ha sido descrita por analistas como un “desafío sin precedentes” a la percepción de invulnerabilidad dentro del territorio ruso. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) destacó el uso de inteligencia artificial, tácticas de infiltración y comunicaciones avanzadas en el operativo, cuyo éxito representa un severo golpe a los servicios de inteligencia del Kremlin.
De confirmarse la magnitud del daño, la destrucción de aeronaves como los Tu-95, Tu-22 y Tu-160 —ya fuera de producción— implicaría una pérdida estratégica difícil de revertir para Moscú. El Ministerio de Defensa ruso reconoció impactos en instalaciones clave, pero evitó detallar el número exacto de aviones dañados.
El ataque ocurrió en la antesala de una nueva ronda de negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania, celebrada este lunes en el palacio de Çırağan, en Estambul, bajo mediación de Turquía. Aunque el encuentro fue considerado “no negativo” por fuentes diplomáticas, no se alcanzaron acuerdos sustanciales. Las posturas de ambos países siguen profundamente enfrentadas.
Ucrania exigió un alto el fuego inmediato e incondicional, pero el negociador de Kiev, Sergiy Kyslytsya, denunció que Rusia volvió a rechazar esa propuesta. En paralelo, el presidente Zelensky instó a los países del G7 a imponer nuevas sanciones contra las exportaciones energéticas rusas y advirtió que no se debe “recompensar” al presidente Vladímir Putin.
En sus declaraciones tras el encuentro, Zelensky también subrayó la necesidad de mantener el flujo de ayuda militar occidental y anunció que se está trabajando en un nuevo canje de prisioneros. Kiev entregó a Moscú una lista de “cientos de niños” presuntamente deportados o retenidos ilegalmente en territorios ocupados.
El canciller turco, Hakan Fidan, insistió en que las conversaciones representan una “oportunidad histórica”, y reveló que se discuten además preparativos para una eventual cumbre entre Zelensky y Putin. No obstante, Moscú insiste en que cualquier acuerdo debe contemplar la “neutralidad militar” de Ucrania, el reconocimiento de las anexiones territoriales de 2022 y la suspensión de la ayuda armamentista de Occidente.
En paralelo, senadores estadounidenses de alto perfil advirtieron que Rusia podría estar utilizando las negociaciones como una táctica dilatoria para reorganizar sus fuerzas y lanzar una nueva ofensiva. “Putin juega al desgaste mientras prepara una invasión a gran escala”, alertó el republicano Lindsey Graham, tras una visita a Ucrania.
El avance ruso en el terreno ha cobrado nuevo impulso en la primavera de 2025, según datos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que revelan la captura de más de 500 kilómetros cuadrados en mayo, especialmente en Donetsk. Ucrania no logró recuperar territorio en lo que va del año.
A nivel internacional, los mercados financieros reaccionaron con nerviosismo. El precio del petróleo se disparó y las bolsas mundiales registraron caídas ante la intensificación del conflicto. Mientras tanto, el Reino Unido anunció una nueva estrategia de defensa ante la “amenaza real” que representa Rusia, en palabras del primer ministro Keir Starmer.
En este contexto, Ucrania continúa apelando a la presión diplomática y al respaldo militar de Occidente para equilibrar una mesa de negociaciones que sigue dominada por las exigencias del Kremlin. La próxima reunión entre delegaciones aún no tiene fecha definida, pero tanto Kiev como Moscú confirmaron su intención de continuar el diálogo, en medio de un conflicto que ya ha dejado millones de desplazados y una profunda huella en la seguridad europea.