Kiev, 5 de junio de 2025–Total News Agency‑TNA–-En una de las ofensivas aéreas más intensas desde el inicio del conflicto en 2022, Rusia atacó durante la madrugada de este viernes la capital ucraniana y al menos seis regiones del país, provocando la muerte de tres socorristas en Kiev y dejando decenas de heridos, apagones y severos daños en infraestructura civil.
Según el portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, Yurii Ihnat, el ataque involucró 407 drones y 44 misiles de distintos tipos, de los cuales las defensas ucranianas lograron derribar aproximadamente 200 drones y una treintena de misiles de crucero.
Las explosiones sacudieron varios distritos de Kiev durante horas. Uno de los blancos fue un edificio de 16 pisos en el distrito de Solomyanskyi, donde se desató un incendio en el piso 11. Los servicios de emergencia evacuaron a los residentes entre los escombros mientras otros combates seguían en distintas zonas del país.
Las autoridades ucranianas confirmaron además cortes masivos de electricidad: más de 2.000 hogares en la orilla este de la capital quedaron sin suministro. El impacto se sintió también en Ternopil, donde 10 personas resultaron heridas por bombardeos que dañaron instalaciones industriales, y en Poltava, donde tres civiles sufrieron heridas. Las regiones de Leópolis, Khmelnytskyi y Cherníhiv también fueron alcanzadas.
El presidente Volodímir Zelenski acusó a Moscú de persistir en su estrategia de ataques deliberados contra población civil. “Rusia no cambia sus costumbres”, declaró el mandatario, mientras su ministro del Interior destacó la muerte de tres trabajadores de emergencias que “respondían al llamado bajo fuego directo para proteger vidas humanas”.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso aseguró haber utilizado “armas de precisión de largo alcance” para atacar depósitos de armas, fábricas de drones y centros logísticos en Ucrania.
El bombardeo masivo se produjo pocas horas después de que el expresidente estadounidense Donald Trump sugiriera públicamente dejar que Rusia y Ucrania “luchen por un tiempo” antes de intentar nuevas gestiones de paz. La declaración generó inquietud internacional sobre el rumbo del apoyo occidental a Kiev.
El presidente ruso, Vladímir Putin, habría advertido previamente en una conversación con Trump que respondería a los ataques ucranianos a infraestructura dentro de Rusia, como parte de lo que denominó una venganza por el “plan Telaraña”, una ofensiva de Kiev contra blancos estratégicos rusos.
En paralelo, Moscú reportó haber derribado 174 drones ucranianos sobre 13 regiones rusas, además de interceptar tres misiles Neptune sobre el mar Negro. También informó de ataques ucranianos con drones que causaron daños en edificios residenciales e instalaciones industriales en Moscú y otras regiones, así como el descarrilamiento de una locomotora en Belgorod tras la voladura de una vía ferroviaria.
El defensor del pueblo ucraniano, Dmytro Lubinets, calificó el ataque ruso como “terrorismo sistemático contra la población civil” y pidió a la comunidad internacional una reacción firme y concreta.
Mientras tanto, Ucrania mantiene su propuesta de un alto el fuego de 30 días y un encuentro directo entre Zelenski y Putin, aunque el Kremlin continúa rechazando cualquier negociación sin condiciones favorables a sus intereses. Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, Moscú busca simular voluntad de diálogo mientras persiste en su ofensiva militar.
La guerra entra así en una nueva fase de escalada, con ofensivas simultáneas en ambos lados y una creciente presión sobre la infraestructura crítica de Ucrania, que sigue resistiendo bajo un sistema de defensa aérea cada vez más exigido.