Washington, 18 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA–La República Popular China ha intensificado en los últimos años una estrategia integral de penetración mediática en América Latina, combinando iniciativas públicas y encubiertas para moldear la cobertura periodística sobre su rol geopolítico, económico y comercial en la región. Así lo documenta un informe reciente de Diálogo-Américas, que detalla cómo el régimen chino ha desplegado una red de influencia que va desde la formación de periodistas hasta el montaje de operaciones de desinformación a escala continental.
Uno de los pilares de esta política consiste en la organización de programas de formación para comunicadores latinoamericanos en territorio chino. En abril pasado, un contingente de 247 periodistas provenientes de 23 países de América Latina y el Caribe visitó ciudades clave de China como Zhengzhou, en la provincia de Henan, donde recorrieron la planta de la automotriz BYD y el templo Shaolin. El programa incluyó contenidos alineados con la narrativa oficial del Partido Comunista Chino, lo que derivó en una serie de artículos y reportajes audiovisuales favorables a Pekín.
En paralelo, se multiplican las iniciativas editoriales conjuntas. Ese mismo mes, el grupo Caixin Media patrocinó la cumbre “Valor Brasil-China 2025”, realizada en Shanghái y organizada por el diario económico brasileño Valor Econômico. En dicho foro se promovió abiertamente la expansión de alianzas periodísticas entre medios brasileños y entidades estatales chinas, bajo el argumento de fomentar el intercambio económico y la cooperación multilateral.
El informe de Diálogo-Américas también subraya que el periódico oficial Diario del Pueblo, portavoz del Partido Comunista Chino, mantiene acuerdos con diarios de Argentina, Colombia, México y Brasil. Entre ellos destaca la organización, en 2024, del Foro de Cooperación de Medios China-América Latina y el Caribe en Río de Janeiro, evento que coincidió con actividades diplomáticas de alto perfil difundidas desde la embajada china en Brasil. En esa ocasión, también se registró la publicación de un extenso editorial del cónsul Tian Min en el diario Monitor Mercantil, en el que cuestionaba los aranceles comerciales impuestos a productos chinos.
Según Freedom House, estos mecanismos de cooperación mediática funcionan como vehículos para suavizar la imagen del régimen de Xi Jinping y desalentar la cobertura crítica sobre sus acciones internas y externas. David Bandurski, director del China Media Project, advirtió que “la implicación unilateral de Pekín con los medios de comunicación de la región deja de lado los valores profesionales y promueve una relación transaccional basada en complacer a China”.
Otra de las tácticas empleadas por el régimen es la difusión encubierta de contenido. En noviembre de 2024, los medios peruanos América TV y El Comercio suscribieron un acuerdo de coproducción con el conglomerado estatal China Media Group (CMG), que incluye la creación de contenidos conjuntos y la cesión de espacios para programación informativa favorable al país asiático.
El análisis advierte que este tipo de colaboraciones forman parte de la estrategia conocida como “pedir prestado un barco para salir al océano”, una expresión utilizada por Pekín para referirse a la difusión de propaganda china a través de medios extranjeros, muchas veces sin que los consumidores de noticias puedan identificar la procedencia real de los contenidos.
En el plano digital, China también recurre a métodos más agresivos. Un informe del New York Times reveló que el empresario de origen indio Neville Roy Singham, radicado en Shanghái, dirige una red de portales y centros de investigación que actúan como repetidores de la propaganda del Partido Comunista Chino. Uno de los medios financiados por esta red es Brasil de Fato, que publica regularmente artículos que elogian al modelo económico chino y minimizan sus conflictos políticos.
A esto se suma la operación encubierta denominada “Paperwall”, documentada por Citizen Lab de la Universidad de Toronto, en la que se detectaron al menos 123 sitios web que imitan la estética de medios locales en más de 30 países, incluyendo varios de América Latina. Estos portales, gestionados por la firma china Shenzhen Haimai Yunxiang Media Co., encubren propaganda oficial y ataques a disidentes bajo la apariencia de comunicados comerciales.
La ofensiva china también ha llegado al terreno de las redes sociales. Influencers que hablan español y portugués –tanto de origen chino como latinoamericano– son utilizados para humanizar la imagen de China, promover su cultura y difundir contenido favorable a su modelo político. Según el Instituto Democracia Digital de las Américas (DDIA), incluso perfiles populares como “Filosóraptor” han participado en campañas contra los aranceles estadounidenses, amplificando mensajes diseñados en Beijing.
Especialistas consultados advierten que el avance de estas prácticas plantea un desafío serio para la integridad del periodismo en América Latina. “Estas estrategias contribuyen a neutralizar a los medios locales frente a temas relacionados con Pekín y erosionan los estándares profesionales de la prensa independiente”, concluye Bandurski.