Jerusalén, 18 de junio de 2025 – Total News Agency (TNA)–En una operación militar de gran escala y precisión, la Fuerza Aérea de Israel ejecutó en la madrugada del 18 de junio una serie de bombardeos dirigidos contra infraestructuras estratégicas del programa nuclear y balístico de Irán. Más de 25 aeronaves participaron en los ataques que, según fuentes militares y organismos internacionales, afectaron gravemente las capacidades técnicas iraníes para enriquecer uranio y fabricar armamento de largo alcance.
Los objetivos alcanzados incluyen más de 40 instalaciones militares y científicas en varias provincias iraníes, entre ellas Teherán, Karaj, Isfahan, Kermanshah y Tabriz. En la capital, una poderosa explosión a las 5 de la mañana (hora local) sacudió el barrio de Hakimiyeh, zona donde se encuentra una academia militar de la Guardia Revolucionaria. Además, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que el Complejo TESA en Karaj y el Centro de Investigación Nuclear de Teherán fueron seriamente dañados, afectando la producción de componentes avanzados para centrifugadoras.
El ataque también impactó las instalaciones de la planta de Natanz, considerada uno de los pilares del programa de enriquecimiento de uranio iraní, donde hasta 15.000 centrifugadoras habrían sido desactivadas tras cortes de energía derivados de los bombardeos. En el sitio subterráneo de Fordow, los daños fueron limitados, según el OIEA, pero no descartaron impactos en equipos clave.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también destruyeron un lanzador de misiles balísticos modelo Emad, preparado para un ataque a territorio israelí, y neutralizaron al menos ocho helicópteros AH-1 de combate en la base aérea de Kermanshah. Las ofensivas incluyeron instalaciones de almacenamiento y fabricación de misiles tierra-tierra, así como centros de investigación nuclear en Isfahan y Khojir.
Irán respondió al ataque con una andanada de más de 400 misiles balísticos y cerca de 1.000 drones desde el viernes anterior. Según datos oficiales israelíes, las defensas aéreas interceptaron entre el 80% y el 90% de las amenazas, pero algunos proyectiles impactaron en zonas residenciales de Tel Aviv, Haifa y Petah Tikva, dejando al menos 24 muertos y más de 500 heridos. En Teherán, el caos fue inmediato: el Gran Bazar cerró, las estaciones de servicio colapsaron por la demanda y miles de ciudadanos evacuaron la capital en dirección norte.
El OIEA afirmó que, hasta el momento, no se han registrado niveles anormales de radiación en las instalaciones nucleares afectadas, mientras que la central de Bushehr no fue blanco de bombardeos. No obstante, el organismo advirtió que los ataques alientan un riesgo de proliferación ante la falta de garantías técnicas para el monitoreo continuo de las instalaciones destruidas.
En paralelo, el Ministerio de Defensa israelí reportó que más de 70 baterías de misiles iraníes fueron eliminadas, debilitando la capacidad de represalia de Teherán. También se indicó que drones israelíes destruyeron un centro de comunicaciones militares en la sede de la emisora estatal iraní.
El conflicto, iniciado el 13 de junio bajo la operación militar denominada “Rising Lion”, ha elevado la tensión regional a niveles no vistos desde la guerra Irán-Irak. Los analistas coinciden en que la ofensiva representa uno de los mayores reveses al programa nuclear iraní desde los ataques cibernéticos de 2010.
Hasta el lunes, fuentes iraníes oficiales reportaban 224 muertos, mientras que la organización Activistas de Derechos Humanos elevó esa cifra a 585 fallecidos, incluyendo al menos 239 civiles. El número de heridos supera los 1.300. En respuesta, Irán ha intensificado contactos diplomáticos con Rusia y China en busca de apoyo estratégico y ha convocado al Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar lo que considera una “agresión internacional coordinada”.
Israel, por su parte, se ha mantenido firme en su postura: evitar a toda costa que Irán obtenga capacidad nuclear militar. El primer ministro Benjamin Netanyahu, en un mensaje difundido tras los ataques, aseguró: “Esta operación es un mensaje claro: no permitiremos que Irán se convierta en una amenaza existencial para Israel ni para la región”.
(TNA)