Buenos Aires, 23 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA- La conducción del Banco Nación quedó en el centro de un nuevo escándalo político y financiero, luego de que trascendiera que la entidad estatal habría intervenido en una millonaria operación de compra de deuda de la petrolera Aconcagua Energía S.A., actualmente al borde del default, en una maniobra que involucra directamente al presidente del banco, Daniel Tillard, y a su hijo, Ignacio Tillard.
La situación se tornó explosiva luego de que Karina Milei, secretaria general de la Presidencia y figura de máxima confianza del presidente Javier Milei, apuntara directamente contra el titular del Nación. Según trascendidos en el entorno libertario, Tillard habría presionado para que la entidad adquiriera obligaciones negociables de Aconcagua por un monto de 400 millones de pesos, sin aprobación del directorio y sin respetar los estándares de evaluación de riesgo habituales.
El hijo de Tillard, Ignacio, figura como uno de los colocadores de la emisión a través de la sociedad Max Capital, una de las nueve firmas participantes en la operación y de la cual es socio. En calidad de Agente de Liquidación y Compensación (AlyC), Max Capital habría percibido una comisión del 1% sobre el monto colocado, en una transacción que ahora está bajo la lupa por posible conflicto de intereses y desvío de poder público en beneficio privado.
La emisión de deuda en cuestión ocurrió en los últimos días de febrero, y se concretó bajo la modalidad Clase IX. El Banco Nación habría desembolsado 400 millones de pesos sin que existiera una resolución formal del directorio que autorizara esa operación. Según fuentes del sector, el total de los créditos vinculados a Aconcagua llegó a los 700 millones de pesos.
Aconcagua Energía S.A., a pesar de operar en uno de los sectores más rentables del país, reportó el 19 de junio ante la Comisión Nacional de Valores (CNV) un pasivo de \$447.604 millones, equivalente al 99% de su activo total. La firma, que posee operaciones en las provincias de Neuquén, Río Negro y Mendoza, en áreas de shale, generación térmica y energías renovables, se encuentra actualmente en una crítica reestructuración de pasivos con el objetivo de evitar un default desordenado.
El vínculo entre la familia Tillard y esta operación ha provocado un fuerte malestar interno en el gobierno, especialmente en momentos en que el presidente Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, insisten públicamente en avanzar con la reconversión del Banco Nación en una sociedad anónima estatal, camino a su eventual privatización. Un objetivo que ya había quedado fuera del articulado de la Ley Bases, pero que sigue en la agenda libertaria.
La exposición del escándalo podría precipitar cambios en la cúpula del Nación. Diversas fuentes cercanas al Ejecutivo aseguran que el vicepresidente de la entidad, Darío Wasserman, ya se perfila como posible sucesor de Tillard. Wasserman cuenta con una estrecha relación con Karina Milei y está casado con Pilar Ramírez, jefa del bloque de La Libertad Avanza en la Legislatura porteña.
El propio Wasserman, empresario con pasado en el sector inmobiliario, mantiene un perfil reservado pero es considerado uno de los operadores más influyentes del oficialismo en el ámbito financiero. De confirmarse las irregularidades detectadas en la compra de títulos de Aconcagua, Tillard podría verse forzado a renunciar.
Mientras tanto, persiste la incertidumbre sobre los compromisos de inversión asumidos por Aconcagua con los gobiernos provinciales donde opera, y sobre el impacto que el colapso financiero de la firma podría tener en el sector energético nacional. El escándalo también reaviva el debate sobre el rol de los bancos públicos y la transparencia en la administración de los fondos estatales.