Jerusalén, 26 de junio de 2025 – Total News Agency-TNA –La Fiscalía del Estado de Israel presentó este jueves una acusación formal contra un joven de 23 años, residente de la ciudad ultraortodoxa de Beitar Illit, por su presunta participación en un doble ataque incendiario perpetrado la madrugada del 8 de junio, que incluyó el incendio intencional de la sinagoga Or Habib, ubicada en el barrio jerusalemita de Sanhedria, zona de mayoría haredí.
Según el pliego acusatorio, el imputado –cuya identidad se mantiene bajo reserva por orden judicial– habría comenzado su raid incendiario en un edificio residencial cercano a la sinagoga, donde causó daños menores, para luego dirigirse a Or Habib. Allí, de acuerdo al expediente, roció y prendió fuego la silla del rabino Yosef, provocando un incendio que destruyó varios libros sagrados y parte del sistema eléctrico del lugar.
La acusación incluye cargos por incendio intencional, daños a la propiedad con agravantes y profanación de símbolos religiosos, dado que se trató de un sitio de culto. El caso generó una fuerte repercusión en el seno de la comunidad ultraortodoxa israelí, que desde el primer momento interpretó el atentado como un posible crimen de odio dirigido contra el judaísmo haredí.
El incidente fue inicialmente investigado por el Shin Bet (Agencia de Seguridad de Israel) como un potencial acto de terrorismo. Varios dirigentes políticos de partidos ortodoxos, entre ellos miembros de Judaísmo Unido de la Torá y Shas, se manifestaron públicamente condenando el ataque y vinculándolo a un contexto de creciente hostilidad hacia el sector religioso.
Sin embargo, la revelación de que el principal sospechoso también pertenece al mundo haredí y reside en Beitar Illit –una ciudad en Cisjordania compuesta casi en su totalidad por población ultraortodoxa judía– alteró por completo las interpretaciones iniciales del hecho. La acusación ha provocado una mezcla de consternación e introspección puertas adentro de una comunidad que ahora se ve obligada a revisar sus propios márgenes.
“Es muy doloroso pensar que uno de los nuestros haya hecho esto. Queremos respuestas, pero también necesitamos entender qué está pasando en nuestra sociedad”, expresó un rabino local en declaraciones a medios israelíes.
La sinagoga Or Habib continúa cerrada mientras se realizan reparaciones. El Ministerio de Asuntos Religiosos comprometió fondos para la restauración del mobiliario dañado y la reposición de los libros religiosos perdidos.
El acusado permanece detenido a la espera de su comparecencia ante el tribunal distrital de Jerusalén. Su defensa ha solicitado una evaluación psiquiátrica para determinar si se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales al momento del ataque.
Mientras tanto, el caso sigue despertando preocupación entre los sectores religiosos del país, tanto por la gravedad del hecho como por la procedencia del presunto autor. El debate interno sobre salud mental, marginalidad y cohesión comunitaria se reabre con fuerza dentro del judaísmo ultraortodoxo.