Bogotá, 4 de julio de 2025 – Total News Agency-TNA-La relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos atraviesa un nuevo episodio de tensión diplomática luego de que el gobierno norteamericano llamara a consultas a su encargado de negocios en Bogotá, John McNamara, en respuesta a lo que calificó como “declaraciones infundadas y reprobables provenientes de los más altos niveles del Gobierno colombiano”.
La decisión, anunciada por el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, incluye además la consideración de “otras medidas” para expresar el profundo malestar de Washington con el rumbo actual de los vínculos con Bogotá. Aunque el Departamento de Estado aún no precisó cuáles fueron las declaraciones que motivaron la medida, se presume que se relacionan con los recientes cruces públicos entre ambas administraciones.
En reacción inmediata, el presidente colombiano Gustavo Petro anunció la convocatoria a consultas de su embajador en Washington, Daniel García-Peña, y afirmó en tono desafiante: “No me arrodillo ni me dejo presionar”, en alusión directa a lo que consideró una actitud injerencista por parte de Estados Unidos.
Las fricciones entre ambos países se han acumulado en los últimos meses. En enero, Washington amenazó con aplicar aranceles a productos colombianos luego de que Petro se negara a recibir vuelos con migrantes deportados por las condiciones en las que eran trasladados. Aunque el episodio se resolvió con la aceptación de los vuelos por parte del gobierno colombiano, el malestar no se disipó completamente.
A mediados de junio, Colombia volvió a expresar su rechazo a declaraciones de Rubio tras el atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay. El funcionario estadounidense atribuyó el ataque a lo que denominó “la retórica violenta de izquierda proveniente del propio Gobierno colombiano”, generando una respuesta enérgica de Bogotá.
La actual crisis se produce en un contexto de creciente desconfianza y señales de distanciamiento entre ambas capitales. Mientras Petro sostiene una postura de autonomía frente a Washington y promueve una política exterior más alineada con sectores progresistas de América Latina, la administración de Joe Biden —y particularmente el ala republicana liderada por Rubio— ha elevado su nivel de crítica hacia el mandatario colombiano.
Con el retiro simultáneo de sus máximos representantes diplomáticos, Bogotá y Washington ingresan en un momento de enfriamiento formal de relaciones, lo que podría afectar agendas clave como cooperación en seguridad, lucha contra el narcotráfico y comercio bilateral.
Hasta el momento, no se ha anunciado una fecha para el eventual retorno de los diplomáticos ni se han iniciado contactos públicos para desescalar la tensión.