La Plata, 20 de julio de 2025 – Total News Agency-TNA-El cierre de listas para las elecciones del próximo 7 de septiembre dejó una escena inédita en la política bonaerense: la decadencia del kirchnerismo como estructura ordenadora y la consolidación de Karina Milei como figura dominante dentro de La Libertad Avanza. La jornada, cargada de tensiones y negociaciones al límite, expuso fracturas profundas en las principales fuerzas políticas, redefiniendo el tablero electoral en el principal distrito del país.
Por primera vez en dos décadas, el apellido Kirchner quedó ausente de las boletas en la provincia de Buenos Aires. Cristina Fernández de Kirchner no logró imponer candidatos, ni controlar los ritmos de la negociación, y su liderazgo fue desoído por intendentes que durante años actuaron bajo su tutela. La falta de conducción política se expresó con crudeza: mientras el gobernador Axel Kicillof amagaba con jugar por fuera con listas paralelas, Máximo Kirchner ni siquiera asistió personalmente a las definiciones, delegando todo en la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.
El ocaso del liderazgo de Cristina no solo es simbólico: se traduce también en una pérdida efectiva de capacidad para alinear territorios. La Tercera Sección Electoral, bastión histórico del peronismo, ya no garantiza resultados como antaño. El crecimiento de la Primera Sección y la creciente autonomía de los jefes comunales evidencian una ruptura del viejo esquema vertical. Lejos de enfrentar al PRO o a los libertarios, el peronismo bonaerense se vio enfrascado en una lucha intestina que deja a Cristina al margen de la reconstrucción partidaria.
Del otro lado del escenario, Karina Milei consolidó su dominio. La hermana del presidente, y secretaria general de la Presidencia, se convirtió en la gran vencedora de la jornada: logró imponer candidatos propios, desplazó al estratega Santiago Caputo y negoció con el PRO desde una posición de fortaleza. Su apuesta fue clara: copar las listas con figuras leales o subordinadas al núcleo libertario, como Maximiliano Bondarenko —excomisario bonaerense— quien encabezará la nómina en la Tercera Sección, con un discurso centrado en la seguridad y el orden frente al hartazgo social.
La interna libertaria, que se venía tensando desde hace semanas, estalló durante el cierre. Caputo, arquitecto de las campañas presidenciales y defensor de la necesidad de mantener puentes con aliados, fue desplazado por Karina, quien busca ocupar todos los espacios posibles con cuadros propios. La pulseada se resolvió a favor de “la Jefa”, como la llaman dentro del oficialismo. La acompañaron en ese movimiento Martín Menem y Eduardo “Lule” Menem, consolidando una nueva cúpula decisional dentro del oficialismo.
Mientras tanto, Javier Milei siguió las definiciones desde el plano económico, preocupado por la evolución de los dólares financieros, la persistencia inflacionaria y las tensiones en el frente monetario. El presidente sabe que lo que ocurra en territorio bonaerense tendrá impacto directo en su capacidad para sostener vetos, bloquear leyes adversas y blindar su gestión frente a las turbulencias del Congreso.
En ese contexto, la actitud del PRO fue ambigua. Mauricio Macri, de viaje en el exterior, dejó en manos de Cristian Ritondo y Diego Santilli las negociaciones finales. Algunos intendentes del PRO aceptaron sin convicción los acuerdos con La Libertad Avanza, mientras otros decidieron apartarse. La marca amarilla parece desdibujarse en el universo violeta del mileísmo, y no está claro si esa fusión parcial responde a una estrategia deliberada o a una crisis de identidad.
Macri, hasta ahora, solo pide “trabajar en equipo”. Sin embargo, el futuro del PRO parece depender de los resultados de las urnas: si la coalición con Milei se consolida, podría integrarse al proyecto oficialista; si no, deberá buscar una nueva razón de ser en un mapa político que ya cambió.
En definitiva, el cierre de listas en la provincia de Buenos Aires dejó una escena de vencedores y vencidos, pero también un signo de época: la política argentina entra en una etapa post-kirchnerista, con nuevos liderazgos en disputa y un escenario electoral más incierto que nunca.