Por Darío Rosatti
Buenos Aires, 1 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA-La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner arremetió este viernes con contundencia contra el presidente Javier Milei, al acusarlo de “cobarde” por responsabilizar a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, por la escalada del dólar. En un extenso mensaje publicado en su cuenta de X (ex‑Twitter), afirmó: “Lo único que se te ocurre es echarle la culpa a tu vicePresidente, la amiga de Videla”, en clara referencia a la acusación de Milei sobre una supuesta sesión “ilegal” en el Senado que habría precipitado una corrida.
Cristina , de esa manera, vinculó esa postura con las del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, quien atribuyó la volatilidad cambiaria al denominado “riesgo kuka” —el temor de los mercados ante una eventual recomposición del kirchnerismo o peronismo dentro del Gobierno o su entorno electoral. “¿A vos y al Toto Caputo lo único que se les ocurre es ir a un streaming a echarle la culpa a Villarruel y a los ‘kukas’? ¡Ves que sos un presidente muy cobarde!”, enfatizó la exjefa de Estado.
Con estas declaraciones, Cristina cruzó los discursos oficiales al tiempo que criticó duramente la gestión económica del Ejecutivo: salarios estancados, jubilaciones deterioradas, despidos, cierre de PyMEs, encarecimiento del crédito con encajes al 40 % y recortes que “castigan aún más la actividad productiva”.
Caputo, por su parte, sostuvo que el dólar —que cerró esta semana en torno a los \$1.385— reflejó un comportamiento típico ante la incertidumbre política: “Ante el ‘riesgo kuka’, algunos deciden cubrirse”, dijo, aunque buscó relativizar el impacto asegurando que no se trata de un problema estructural.
La figura de Guillermo Francos: sorpresa inicial entre los liberales, reconocimiento en los mercados
La contradicción entre el discurso ultraliberal de Milei y la presencia de figuras con pasado peronista y kirchnerista en su gabinete ha generado preocupación en inversores y analistas. Una de las piezas centrales en esta tensión fue el nombramiento de Guillermo Francos como jefe de Gabinete, cargo que asumió en junio de 2024 tras la salida de Nicolás Posse.
Este nombramiento, que sorprendió a los sectores más puristas del oficialismo, opositores y algunos empresarios, fue interpretado como un gesto pragmático. Francos, exfuncionario del PJ cercano a Daniel Scioli (también en el gabinete) y con trayectoria que incluye gestión durante gobiernos radicales, menemistas y el gobierno de Alberto Fernández, ganó rápidamente reconocimiento por su habilidad para tejer consensos en el Congreso y con gobernadores .
Analistas destacan que, aunque su inclusión generó debate entre libertarios, es visto como el único con verdadera cintura política dentro del gabinete. Su estilo moderado y su capacidad de interlocución le valieron elogios como “el cardenal Samoré” de la administración Milei, por su función de puente con la oposición y gobernadores. Además, fue clave en la aprobación de la Ley de Bases y puntos de partida, tras meses de estancamiento en el Senado.
Pese a su perfil tradicional, Francos ha sido señalado por mercados y gobernadores como un elemento estabilizador en medio de la turbulencia política y económica: su capacidad de diálogo es reconocida como una herramienta para reducir la incertidumbre generada por el choque de discursos del oficialismo.
Incertidumbre política-económica en el horizonte electoral
La combinación de un discurso liberal extremo, medidas de ajuste y la inclusión de cuadros provenientes del peronismo, massismo o kirchnerismo —como Francos o Lisandro Catalán (Ex director del Registro de reincidencias con Alberto Fernandez, dónde facilitaba ingreso de Venezolanos y en la segunda vuelta ya aseguraba tendria cargo en el nuevo gabinete) en la vicejefatura de Gabinete— genera en los mercados un temor a una inyección interna de “kukas”, que podría traducirse en desvíos imprevistos del rumbo oficialista. En el exterior, ponen la lupa en esto y los negocios de China en Argentina.
Inversores advierten que, frente a un año electoral clave, la disputa pública entre Victoria Villarruel y Javier Milei expone una fragilidad institucional. Mientras Milei insiste con una agenda neoliberal, por la que fue votado, el encaje de figuras políticas heterogéneas en su equipo siembra incertidumbre sobre la coherencia ideológica de su gestión y sobre la certeza de medidas clave a partir de octubre.
Este clima de volatilidad, alimentado por declaraciones públicas cruzadas y presencia de figuras políticamente ambiguas —pero con trayectoria de gestión— coloca a la economía Argentina bajo lupa en un contexto de riesgo cambiario, baja inversión y descontento social creciente.