Moscú, 5 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA– El cierre del espacio aéreo sobre el polígono de pruebas de Kapustin Yar, en la región de Astracán, del 4 al 8 de agosto, ha desatado preocupación en Occidente ante la posibilidad de nuevas pruebas del misil balístico de alcance intermedio Oreshnik, descrito por Moscú como “imparable” y de “capacidad revolucionaria”. La medida coincide con el vencimiento del plazo establecido por la OTAN para que el Kremlin reconsidere su postura en el conflicto de Ucrania, intensificando los temores de una escalada militar que podría involucrar a la alianza atlántica.
El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció el 1 de agosto que el sistema Oreshnik ha sido entregado oficialmente a las Fuerzas Armadas rusas y que ya se encuentra en producción en serie. Este misil, probado por primera vez en noviembre de 2024 contra la ciudad ucraniana de Dnipro sin carga explosiva, es capaz de alcanzar velocidades de hasta Mach 10 (aproximadamente 3 kilómetros por segundo) y generar temperaturas de impacto de hasta 4.000 °C, lo que lo posiciona como una de las armas más destructivas del arsenal ruso, según fuentes oficiales del Kremlin.
El Ministerio de Defensa ruso no ha revelado el propósito específico del cierre del espacio aéreo, pero analistas militares sugieren que podría estar relacionado con pruebas adicionales del Oreshnik o de otros sistemas de misiles. Esta actividad se enmarca en la reciente decisión de Rusia, anunciada el 4 de agosto por el Ministerio de Asuntos Exteriores, de abandonar la moratoria autoimpuesta sobre el despliegue de misiles de alcance medio y corto, en respuesta a lo que Moscú considera “amenazas directas” por parte de Estados Unidos y sus aliados en Europa y el Pacífico.
El Oreshnik, basado en el misil balístico intercontinental RS-26 Rubezh, tiene un alcance estimado de entre 1.000 y 5.500 kilómetros, lo que le permite amenazar gran parte de Europa. Putin confirmó que el sistema será desplegado en Bielorrusia antes de finales de 2025, una movida que ha generado alarma en países vecinos como Polonia y los Estados bálticos. Medios estatales rusos han afirmado que, desde territorio bielorruso, el misil podría alcanzar Londres en apenas ocho minutos, aunque expertos advierten que estas afirmaciones podrían estar exageradas con fines propagandísticos.
La OTAN ha intensificado sus consultas de emergencia tras el uso del Oreshnik en Ucrania y las recientes maniobras rusas. El primer ministro polaco, Donald Tusk, señaló que el conflicto está “entrando en una fase decisiva”, mientras que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, calificó el empleo de este misil como un “crimen internacional” y pidió una respuesta contundente de la comunidad internacional para evitar una mayor escalada.
El cierre del espacio aéreo en Kapustin Yar, un sitio históricamente utilizado para pruebas de misiles balísticos intercontinentales, también coincide con maniobras navales conjuntas entre Rusia y China, lo que subraya la creciente cooperación militar entre ambas potencias. Este contexto, combinado con la revisión de la doctrina nuclear rusa, que ahora permite ataques preventivos ante amenazas significativas, ha elevado las tensiones globales y reavivado el temor a un enfrentamiento directo con la OTAN.