Mendoza, 09 de agosto de 2025 – Total News Agency – TNA–En una decisión que ha generado indignación y tristeza entre los mendocinos, el pato Juan, la querida mascota que se convirtió en una atracción para turistas y vecinos en el microcentro de Mendoza, ha sido confinado a un corral tras una polémica controversia que expone la rigidez burocrática y la intolerancia de algunas personas. Margarita Flores, casualmente dueña de la florería ubicada en la esquina de las avenidas San Martín y Garibaldi, decidió este viernes poner fin a su lucha por mantener al Pato Juan en su puesto de trabajo, cediendo a las presiones municipales y a una normativa que prohíbe la presencia de aves de corral en zonas urbanas.

Juan pasara sus dias en una jaula
Juan, un pato que durante casi un año alegró a transeúntes y niños en el corazón de la ciudad, fue denunciado por un gris vecino por supuestamente molestar a otros animales en la concurrida peatonal Sarmiento. Esta queja desencadenó una escalada de tensiones que movilizó a más de 10.000 personas a firmar una petición para que el animal pudiera regresar a la florería, e incluso contó con el respaldo de un abogado. Sin embargo, tras una reunión con las autoridades municipales, Margarita firmó un acta que selló el destino de Juan: permanecerá en una jaula de 4×3 metros en el lote familiar, lejos de la vida urbana que lo convirtió en un símbolo de la ciudad.
“Es desgarrador ver a Juan encerrado, gritando como si pidiera ayuda. Apenas come, y su plumaje se endurece. Cuando ve a mi madre, se desespera”, relató Celeste, hija de Margarita, antes de que se tomara la decisión final. La familia expresó su preocupación por el bienestar del animal, ya que el terreno donde vive el padre de Margarita no es seguro para soltarlo debido a la presencia de perros y zorros. Aunque el municipio prometió construir un corral más amplio y ofrecer atención veterinaria, la medida no mitiga la tristeza de quienes veían en Juan una fuente de alegría y conexión comunitaria.

Juan “picoteando” con dos amigos
El intendente de Mendoza, Ulpiano Suarez, celebró en redes sociales la “comprensión” de Margarita y destacó que la resolución prioriza el bienestar del animal. Sin embargo, la decisión ha sido criticada como un ejemplo de la insensibilidad de las autoridades frente a una situación que podría haberse resuelto con diálogo y creatividad. La ordenanza municipal Nº 2988/90 y el Código de Convivencia, que prohíben aves de corral en zonas urbanas, fueron invocados como justificación, pero muchos consideran que el caso de Juan, un animal querido y pacífico, merecía una excepción.
El conflicto también adquirió tintes políticos, con figuras como la vicegobernadora Hebe Casado sumándose a la defensa de Juan con el hashtag #FreePatoJuan. Sin embargo, fuentes cercanas al caso revelaron que la presión política y el temor a perder el estratégico puesto de trabajo en el microcentro influyeron en la decisión de Margarita de aceptar las condiciones impuestas. “Le pidieron que no hablara más, que no generara más controversia”, confió una fuente a esta agencia, señalando que el caso se convirtió en un “dolor de cabeza” para las autoridades locales, que temían una mayor repercusión nacional.

La historia de Juan expone la absurda rigidez de ciertas normativas y la incapacidad de algunos sectores para valorar el impacto positivo que un animal puede tener en una comunidad. Lejos de la vidriera de la librería vecina, donde solía detenerse con curiosidad, y de los cientos de turistas y niños que lo admiraban, Juan ahora enfrenta un futuro de encierro, mientras Mendoza pierde un pedazo de su encanto. La resignación de Margarita, motivada por la necesidad de proteger su sustento, no oculta el sinsentido de una decisión que castiga la convivencia y la espontaneidad en nombre de una mal entendida “ordenanza”.