Buenos Aires, 17 de septiembre de 2025-Total News Agency-TNA-En un gesto diplomático que subraya la solidez de las relaciones bilaterales, el embajador de la República Popular China en Argentina, Wang Wei, reafirmó durante la celebración del 76° aniversario de la fundación de su país el compromiso de Pekín con la estabilización económica y financiera del gobierno de Javier Milei. El acto, realizado en el salón Manuel Belgrano de la Bolsa de Cereales en el bajo porteño, congregó a figuras clave del oficialismo y la oposición, y sirvió de plataforma para destacar la cooperación en ámbitos económicos, políticos y culturales. Este respaldo llega en un momento crucial para la administración libertaria, que ha pivotado hacia un pragmatismo comercial con China pese a las críticas iniciales del presidente a su modelo ideológico, priorizando el beneficio mutuo en un contexto de desafíos fiscales internos.
El evento conmemoró la proclamación de la República Popular China el 1 de octubre de 1949 por Mao Zedong, un hito que marcó el fin de décadas de conflictos internos y el inicio de una era de desarrollo acelerado. Wang Wei, en su discurso principal, enfatizó que “China está dispuesta a trabajar con Argentina para promover la cooperación en todos los aspectos”, recordando cómo el gigante asiático ha sido el principal destino de las exportaciones agroindustriales argentinas durante años. Entre los invitados de honor se encontraban el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el subsecretario de Política Exterior, Juan Manuel Navarro; la ex canciller Diana Mondino; el secretario de Asuntos Estratégicos, José Vila; y senadores como Ezequiel Atauche (Jujuy), Francisco Paoltroni (Formosa) y el radical Martín Lousteau (CABA). La presencia de estos altos funcionarios reflejó la relevancia estratégica que Buenos Aires otorga a Pekín, especialmente en medio de la agenda de inserción internacional impulsada por Milei desde diciembre de 2023.
Wang Wei destacó el rol de China como “socio comercial clave y fuente importante de inversiones”, citando específicamente el swap de monedas bilateral como un pilar de apoyo a la economía argentina. Este mecanismo, que permite al Banco Central de la República Argentina (BCRA) acceder a liquidez en yuanes a cambio de pesos, ha sido renovado múltiples veces y representa un respaldo crucial para las reservas internacionales. En su intervención, el embajador subrayó que “a través del swap de monedas y la cooperación científica, China acompaña la estabilización económica y financiera de Argentina”, un mensaje que resuena en un año marcado por la volatilidad cambiaria y la búsqueda de financiamiento externo.
La historia de las relaciones sino-argentinas se remonta a 1972, cuando se establecieron lazos diplomáticos durante la presidencia de Alejandro Lanusse, pero el verdadero impulso llegó en el siglo XXI con el auge económico chino. El primer swap de monedas se firmó en 2009 bajo el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, por un monto inicial de 70 mil millones de yuanes (unos 10 mil millones de dólares en ese entonces), y se renovó en 2014 y 2017 durante la gestión de Mauricio Macri, quien lo complementó con un acuerdo adicional en 2018. En 2020, bajo Alberto Fernández, se amplió el convenio para enfrentar la crisis post-pandemia. La renovación más reciente, en abril de 2025, durante el mandato de Milei, extendió por 12 meses el tramo activado de 35 mil millones de yuanes (equivalentes a 5 mil millones de dólares), disponible hasta mediados de 2026. Esta extensión, acordada con el Banco Popular de China (PBOC), evitó un vencimiento inminente en junio de 2025 y ayudó a mitigar riesgos en las reservas del BCRA, que se contabilizan como tenencias brutas. Economistas destacan que, aunque no es un préstamo directo, el swap actúa como un colchón financiero, permitiendo a Argentina girar fondos sin presionar el mercado de divisas, y ha sido clave para mantener la estabilidad en un contexto de superávit fiscal primario pero con presiones externas.
Más allá de lo económico, Wang Wei enfatizó el apoyo mutuo en asuntos de soberanía, un pilar de la asociación estratégica integral declarada en 2014 y elevada en 2024. “Durante los 53 años de relaciones diplomáticas, ambos países se han brindado un apoyo firme en gestiones relacionadas con la soberanía e integridad territorial”, afirmó el embajador, aludiendo implícitamente al reclamo argentino por las Islas Malvinas y la posición china sobre Taiwán como territorio inalienable. China ha respaldado consistentemente la causa malvinense en foros internacionales como la ONU, donde en sesiones del Comité de Descolonización ha instado a diálogos bilaterales entre Argentina y el Reino Unido, reconociendo el “reclamo justo” de Buenos Aires. A cambio, Argentina adhiere al principio de “Una Sola China”, rechazando formalmente la independencia de Taiwán y apoyando la reunificación pacífica como aspiración histórica de Pekín. Esta reciprocidad geopolítica se fortaleció en 2025, con declaraciones conjuntas durante visitas de alto nivel, incluyendo la reunión entre Xi Jinping y Milei en noviembre de 2024, donde se reafirmó la cooperación en el G20 y el Mercosur.
En el plano práctico, el embajador anunció avances en la conectividad: la inauguración de un vuelo directo entre Shanghái y Buenos Aires a partir de diciembre de 2025, operado por China Eastern Airlines con aviones Boeing 777. Esta ruta, que será el vuelo comercial más largo del mundo con unos 19.300 kilómetros y hasta 29 horas de duración (incluyendo una escala técnica en Auckland), operará dos veces por semana y facilitará el turismo, el comercio y los intercambios culturales. Los pasajes ya se comercializan desde 1.715 dólares, y la exención recíproca de visados para titulares de pasaportes con visas válidas de EE.UU., Europa o Australia agilizará los flujos. Navarro, en su respuesta, celebró esta medida como un paso hacia “la creciente relevancia de China como socio comercial”, recordando que en 2024 Pekín fue el segundo destino de exportaciones argentinas (poroto de soja, carne bovina, litio y minerales) y el principal origen de importaciones.
Este apoyo chino al gobierno de Milei representa un giro pragmático en la política exterior argentina, que ha superado las tensiones iniciales del presidente –quien en campaña prometió romper con “comunistas”– para abrazar oportunidades mutuas. En 2024, el comercio bilateral superó los 20 mil millones de dólares, con un superávit para Argentina de unos 5 mil millones, impulsado por la demanda china de commodities. Inversiones en litio, energías renovables y infraestructura, como el proyecto de ferrocarril Belgrano Cargas, podrían expandirse, alineándose con la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Sin embargo, analistas advierten desafíos: la dependencia de exportaciones primarias expone a Argentina a volatilidades globales, y el equilibrio con aliados occidentales como EE.UU. requiere una diplomacia fina. Para Milei, este respaldo valida su estrategia de “inserción inteligente”, priorizando beneficios económicos sobre diferencias ideológicas, y fortalece su posición ante negociaciones con el FMI y otros acreedores.
En un año electoral, con legislativas en octubre, el aval chino podría traducirse en mayor confianza de inversores y estabilidad macroeconómica, aunque opositores como Unión por la Patria cuestionan si este acercamiento no compromete la autonomía estratégica. La conmemoración no solo celebró el pasado, sino que proyectó un futuro de colaboración, donde China emerge como ancla para la agenda mileísta de recuperación.