Uno de los asuntos más relevantes de la economía global de los últimos meses ha sido el acuerdo comercial de la Unión Europea con la Administración Trump. La Comisión Europea se había presentado como el rival más serio de Estados Unidos en esta escalada comercial. Como el único que podía abordar las negociaciones de tú a tú. Pero todo era postureo.
Los miembros del Observatorio Económico de El Confidencial y Mapfre coinciden en que fue una “capitulación” en toda regla de la Unión Europea ante el presidente estadounidense. Estados Unidos impone un arancel universal, levanta buena parte de las restricciones que tenía Europa y obliga a la Comisión Europea a asumir unos compromisos en materia de adquisiciones de material defensivo y de inversiones privadas que son inéditos en las relaciones comerciales.
Sin embargo, no hay unanimidad sobre la posición adoptada por la Unión Europea. “Es una capitulación total, pero es que no podía ser de otra manera”, apunta José Manuel González-Páramo, presidente del Consejo de Administración de European DataWarehouse. Esta es una opinión compartida por varios miembros del Observatorio, que temen que una respuesta de Europa podría haber iniciado una escalada arancelaria.
“Tomar represalias nos hubiese hecho daño a nosotros”, advierte Ángel de la Fuente, director ejecutivo de Fedea. Los aranceles generan inflación y deterioran la posición competitiva internacional de las empresas locales. Son un tiro en el pie. “Los economistas sabemos que, a medio plazo, los aranceles van en contra del crecimiento”, concluye.
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J. Jorrín
Sin embargo, Europa ha traicionado sus principios asumiendo este castigo sin pelear. La Comisión ha aceptado el concepto introducido por Trump de “arancel recíproco” que no existía. También ha tolerado la eliminación de la cláusula de nación más favorecida que es clave en las relaciones comerciales. Finalmente, ha renunciado a defender el papel de la Organización Mundial del Comercio.
Esta capitulación ha generado una corriente de pesimismo en la Unión Europea que tampoco ayuda a mejorar la confianza en las instituciones comunitarias. Sobre todo, después de que la presidenta Ursula von der Leyen repitiera constantemente que la UE no se plegaría a Trump.
“Hemos aumentado más nuestra capacidad para hacer amenazas no creíbles“, apunta González-Páramo. Además, Europa ha mostrado sus fisuras internas, ya que mientras Alemania ha celebrado los logros conseguidos en este acuerdo (especialmente para la exportación de automóviles), otros países, como España, no han hecho una buena acogida.
“Hemos aumentado más nuestra capacidad para hacer amenazas no creíbles”
El problema fundamental de este acuerdo es que no genera tranquilidad sobre las relaciones comerciales entre los dos bloques. “Los niveles de incertidumbre han bajado, pero la duda es si se ha reducido la incertidumbre o si se ha normalizado”, apunta Manuel Aguilera, director general de Mapfre Economics.
El futuro de la política comercial sigue siendo una gran incógnita que el acuerdo comercial no ha disipado, lo que tiene un evidente impacto económico. Pero el temor a un gran choque entre los dos bloques se ha mitigado, lo que podría reactivar inversiones paralizadas en ambos bloques.
La conclusión es que, a pesar del acuerdo, la fragmentación es la nueva realidad económica. Las alianzas son ahora más débiles, la confianza y lealtad entre socios se han debilitado y toca abrir nuevos mercados. “Los aranceles ya no son una herramienta comercial, sino un instrumento geopolítico“, explica Aguilera. Esto significa que la estabilidad comercial queda supeditada a las relaciones diplomáticas que quiera adoptar cada país en cada momento.
Toca adaptarse y buscar nuevas alianzas con países que sí quieran respetar los acuerdos alcanzados. En este sentido, los expertos del Observatorio Económico celebran el acuerdo del Mercosur. Es la hora de abrir mercados y generar nuevas relaciones económicas para fortalecer la posición de Europa fuera del paraguas de Estados Unidos.
Fuente El Confidencial