Por Daniel Romero
Chile desarrolla una estrategia de defensa con proyección industrial y exportadora
Buenos Aires, 17 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA —El Ministerio de Defensa de Chile consolida una política de autonomía tecnológica y fortalecimiento industrial que lo coloca a la vanguardia en la región. La ministra Adriana Delpiano confirmó que el país ha recibido solicitudes de naciones aliadas para la construcción de buques rompehielos basados en el diseño del AGB-46 Almirante Viel, producido en los Astilleros y Maestranzas de la Armada (ASMAR).
Paralelamente, Chile avanza en la fabricación nacional de drones militares y multipropósito, con un enfoque interinstitucional que involucra a la Fuerza Aérea, la Armada y el Ejército, junto a empresas estatales como ENAER, ASMAR y FAMAE. Este proyecto, que combina desarrollo tecnológico, inversión pública y cooperación académica, busca no solo abastecer las necesidades internas de las Fuerzas Armadas, sino también generar una plataforma de exportación de tecnología militar avanzada.
Drones chilenos: una apuesta estratégica de futuro
El plan chileno de producción de drones constituye un paso clave en la modernización de sus Fuerzas Armadas. Estas aeronaves no tripuladas cumplirán funciones de reconocimiento, control fronterizo, vigilancia marítima y apoyo logístico. Según la ministra Delpiano, el objetivo es reemplazar la compra de equipos importados por una fabricación local que potencie la soberanía tecnológica y abra oportunidades comerciales en el ámbito internacional.
La iniciativa, además, refuerza un modelo de cooperación público-privada que ha demostrado su eficacia en la construcción del rompehielos Almirante Viel, un buque que ha despertado el interés de varios países y que consolida a Chile como exportador de tecnología naval de alta complejidad.
Argentina: una industria militar desmantelada
En contraposición, Argentina se encuentra en un estado de parálisis estructural en materia de defensa. La falta de planificación del Ministerio de Defensa y la desarticulación de la producción militar han llevado al cierre o inactividad prolongada de sus principales fábricas. El Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF), creado para reactivar la industria, avanza lentamente y sin resultados concretos.
El país cuenta con la tecnología y el capital humano necesarios para fabricar buques, aviones y drones, pero carece de un plan sostenido que atraiga inversiones —estatales o privadas— y articule sus capacidades industriales con las necesidades estratégicas de sus Fuerzas Armadas. En otras décadas, Argentina fue líder regional con desarrollos como el tanque TAM y el avión Pucará y Pampa; hoy, esas capacidades se reducen a mantenimiento básico y producción discontinua.
Falta de visión y oportunidad perdida
Mientras Chile planifica a largo plazo y convierte la defensa en un vector de desarrollo económico, Argentina renuncia a la posibilidad de generar un polo industrial con capacidad de exportación. Con un plan de modernización y cooperación internacional, el país podría recuperar su protagonismo regional, desarrollar drones y embarcaciones y otros desarrollos propios y atraer capitales interesados en financiar proyectos de producción estratégica.
Sin embargo, la ausencia de políticas sostenidas y la falta de visión del Ministerio de Defensa impiden transformar el potencial tecnológico argentino en una fuente de innovación y soberanía. La diferencia entre ambos países es hoy un símbolo de dos modelos: uno que invierte en futuro y otro que se resigna a la dependencia.
Argentina tambien podria desarrollar sistemas y programas destinados a la inteligencia y seguridad apoyandose, precisamente en su material humano de excelencia. Esto tiene un mercado internacional sediento. Desde luego, no sucedera.