La Plata, 21 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA.–El gobernador bonaerense Axel Kicillof encabezó este lunes un homenaje al histórico dirigente sindical José Ignacio Rucci, asesinado por la organización terrorista Montoneros el 25 de septiembre de 1973. El acto, celebrado en la sede regional de la CGT de La Plata, estuvo cargado de simbolismo político y no exento de contradicciones: mientras el peronismo buscó recuperar una figura clave del movimiento obrero, el ex integrante de Montoneros y actual primer candidato a diputado, Jorge Taiana, no asistió al evento.
Un crimen que fracturó al peronismo
Rucci, secretario general de la CGT y uno de los hombres de mayor confianza de Juan Domingo Perón, fue acribillado apenas dos días después del regreso del líder al poder, que había triunfado con el 62% de los votos. Su asesinato marcó un quiebre histórico entre el peronismo ortodoxo y la juventud montonera, que tras desafiar la conducción de Perón pasó a ser señalada como enemiga interna.
En el velatorio de Rucci, el propio Perón lloró al declarar: “Esas balas eran para mí”. Desde entonces, el general —ya enfermo y desencantado— ordenó a las Fuerzas Armadas eliminar a los grupos armados que habían tomado las armas incluso durante la democracia.
El homenaje y sus contradicciones
El acto en La Plata reunió a figuras sindicales como Héctor Daer, Andrés Rodríguez, Pablo Moyano, Julio Alak y Andrés Larroque, quienes acompañaron a Kicillof en un escenario donde se reivindicó la memoria del dirigente metalúrgico asesinado. El gobernador destacó la “figura de Rucci como símbolo de la unidad del movimiento obrero y del diálogo social”.

Sin embargo, la ausencia de Jorge Taiana, actual aliado político del kirchnerismo y ex militante montonero, generó un fuerte contraste. Taiana militó en la organización Descamisados, vinculada a Montoneros, responsable de varios atentados durante los años 70, entre ellos el ataque con bomba al bar Ibérico, que causó la muerte de civiles inocentes.

La contradicción no pasó inadvertida: mientras Kicillof buscó rescatar el legado de un sindicalista asesinado por el terrorismo, uno de sus principales candidatos fue parte del mismo entramado político-militar que ejecutó ese crimen.
Memoria selectiva y cálculo electoral
El homenaje a Rucci ocurre en plena campaña electoral, cuando el peronismo busca reagrupar fuerzas en medio de la fragmentación interna. En ese contexto, Kicillof intenta reconciliar al peronismo con su historia más dolorosa, diferenciándose del kirchnerismo más radical.
Sin embargo, la línea política que promueve incluye a referentes que, como Taiana, nunca condenaron públicamente los crímenes cometidos por Montoneros, ni asumieron su responsabilidad histórica.
Mientras Kicillof hablaba de “unidad y memoria”, el contraste con Taiana —quien años atrás justificó al régimen de Nicolás Maduro calificándolo como “una democracia con fallas”— volvió a poner en evidencia las ambigüedades ideológicas de un movimiento que oscila entre homenajear a las víctimas y convivir con sus victimarios.
Un peronismo entre la historia y el olvido
La figura de Rucci, reivindicada por sectores sindicales y por el propio Perón en vida, fue durante décadas omitida por el kirchnerismo, que eligió exaltar a la llamada “generación diezmada”. La decisión de Kicillof de recordarlo, cincuenta años después de su asesinato, puede interpretarse como un intento de recuperar el legado institucional del peronismo clásico, aunque el silencio sobre los victimarios persiste.
El peronismo, una vez más, parece honrar y negar su historia al mismo tiempo: mientras recuerda al dirigente caído a manos del terrorismo, mantiene en sus filas a quienes militaron en las organizaciones que sembraron el terror en los años setenta.