En estas horas, el silencio de la veda es pura formalidad. Mañana llegará el día de las elecciones, sí, pero la verdadera discusión, la del poder real, empezará a jugarse el lunes a primera hora. En los principales despachos del país, la calculadora ya no cuenta votos: cuenta diputados, apoyos, posibles traiciones y, sobre todo, reparto de fondos.
Las elecciones legislativas 2025 son la “parada en boxes” de la gestión de Javier Milei. Son la gran encuesta nacional sobre el rumbo económico y el estilo de gestión de gobierno. Pero también son el tablero donde Mauricio Macri y los gobernadores, con el mendocino Alfredo Cornejo entre los más influyentes, mueven sus piezas estratégicas.
El ruido de las urnas todavía no se escuchó, pero el teléfono de Balcarce 50 ya está caliente. Lo que se define este domingo no es solo cuántos legisladores suma o pierde cada espacio, sino la gobernabilidad de los próximos dos años.
Y en esa pulseada, el Presidente sabe que necesita aliados. Macri lo sabe, y por eso espera. Cornejo lo sabe, y por eso gestiona su propia sucesión provincial. Bienvenidos a la trastienda política del “día después”.
En la Casa Rosada y en Olivos, el foco ya está puesto en el lunes. El presidente Milei y su entorno más chico, la famosa “mesa de hierro”, ya preparan la convocatoria. Quieren a los gobernadores aliados y a los “dialoguistas” sentados en Buenos Aires en noviembre.
El Pacto 2.0 de Milei: sellar la gobernabilidad
La intención es clara: fijar una hoja de ruta común para la segunda etapa de gestión. Se acabó el tiempo de la motosierra solitaria; ahora se necesita el bisturí y varias manos que lo sostengan.
Parte de este mensaje se va a colar, inevitablemente, en el discurso que Milei dará el domingo desde el búnker de La Libertad Avanza en el Hotel Libertador. En la Casa Rosada aseguran que el texto, esta vez, buscará un tono “dialoguista”. Ojo, es el Milei dialoguista, así que nadie espere un cambio de 180 grados. Pero sí se espera un llamado a la unidad nacional.
“El Presidente entendió que sin el Congreso, las reformas de fondo no salen”, admite un funcionario que camina los pasillos de Balcarce 50. Habrá que ver si es asi.
El Ejecutivo quiere desempolvar el fallido Pacto de Mayo. Es el símbolo político perfecto para este relanzamiento. La foto que buscan es amplia. Incluiría a los integrantes de “Provincias Unidas”, ese grupo de mandatarios que incluye a Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (el peronista cordobés), Gustavo Valdés (Corrientes) y Nacho Torres (Chubut), entre otros.
Pero también quieren sumar a exaliados que se mostraron más esquivos, como Raúl Jalil (Catamarca), Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Gustavo Sáenz (Salta). La lista es larga y la negociación será dura.
Funcionarios cercanos a Milei insisten en que la convocatoria “ya está prevista” y que no depende del resultado exacto del domingo, aunque un buen resultado la facilitaría.
El objetivo es pragmático: acordar las bases de las reformas laboral y tributaria. El Gobierno las quiere sancionadas antes de fin de año. “Necesitamos mostrarle al FMI y a los mercados que Argentina puede avanzar”, repiten.
¿Qué hay para negociar? En la mesa chica descartan, de plano, ofrecer cargos ministeriales a las provincias. “El gabinete no se toca”, dicen.
Sin embargo, admiten que podrían discutir la sucesión de Lisandro Catalán en el Ministerio del Interior si, como se rumorea, Guillermo Francos deja la Jefatura de Gabinete. Es un “quizás” para la mayoría.
Lo que sí analizan es ampliar la presencia federal en segundas y terceras líneas. Áreas clave como Energía, Minería, Obras Públicas y Agricultura. Traducción: cajas y poder territorial.
La zanahoria más dulce sigue siendo la misma: el reparto de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la reactivación (selectiva) de la obra pública.

En paralelo, el Ejecutivo evalúa algo más estratégico: moderar sus pretensiones de armar listas propias en las gobernaciones de 2027. Es un gesto para consolidar alianzas con los mandatarios con los que ya articula en el Congreso. “No vamos a ir a pelear provincias donde tenemos un gobernador amigo”, es el nuevo mantra. Mendoza es un caso, aunque Cornejo tenga que negociar con Luis Petri que-todos saben- nunca fue su primera opción en las sucesiones.
Dentro de la administración, reconocen que uno de los mayores desafíos será ordenar la comunicación interna. El “teléfono descompuesto” es una queja recurrente.
Los gobernadores se volvieron locos alternando contactos: llamaban al jefe de Gabinete, Guillermo Francos; luego al ministro del Interior, Lisandro Catalán; a veces el mensaje llegaba vía el asesor estrella, Santiago Caputo, o por el armador Eduardo “Lule” Menem. El propio Presidente tomó nota de las quejas.
El pedido de ampliar la base política no viene solo del interior. Mauricio Macri, con su timing habitual, reclamó días atrás la conformación de “una nueva mayoría”. La propuesta fue bien recibida por Francos y Caputo (Santiago), que ven con buenos ojos la posibilidad de un interbloque formal con el PRO en la Cámara de Diputados.
El clima ya se testeó en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata. Allí, los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Leandro Zdero (Chaco) insistieron en la necesidad de diálogo.
Pero también marcaron la cancha. “El equilibrio fiscal no alcanza; hay que ir hacia una reforma impositiva integral”, dijo Cornejo. En la Casa Rosada creen que ese tono anticipa la política que se viene: el consenso ya no es una opción, es una condición para gobernar.
El silencio estratégico de Macri: ¿aliado o fiscal?
Mauricio Macri juega su propio partido. Atraviesa la recta final hacia las legislativas con una postura que desconcierta a varios: cada vez más distante de Milei.
Aunque el líder del PRO mantuvo gestos mínimos de apoyo a candidatos de su partido que van “colgados” en las listas de La Libertad Avanza (LLA), su estrategia fue clara: replegarse. Evitó involucrarse de lleno en la campaña, cuidando su figura. No quiere fotos que lo aten a un resultado incierto.
La foto de esta semana fue elocuente. Mientras el Presidente y Santiago Caputo delineaban los cambios de Gabinete para la segunda mitad del mandato, Macri participaba, sonriente, en la reunión anual del JP Morgan International Council en el Teatro Colón. Un gesto de poder internacional, lejos del barro de la política doméstica.
¿Qué espera Macri? Primero, el resultado del domingo. Segundo, y más importante, el debate del Presupuesto 2026.
Sus colaboradores lo dicen sin vueltas: ese será el punto de inflexión. Allí se definirá si el PRO profundiza su matrimonio por conveniencia con Milei o si marca la ruptura definitiva y se para en la vereda de la “oposición responsable”.
Cerca del expresidente aseguran que es “poco probable” que dirigentes del PRO se sumen a la gestión libertaria. El argumento es demoledor: “La administración de Milei está fragmentada por tribus internas. Es inviable ordenar esa gestión sin una conducción política clara”, sentencia un armador macrista. No quieren ser los que pongan la cara en un gabinete que perciben como caótico.
El PRO también observa con lupa cada nombramiento. La designación de Pablo Quirno, un hombre de extrema confianza de Luis “Toto” Caputo, como futuro canciller (tras la salida de Gerardo Werthein), fue leída en el macrismo como un gesto de cierre. “Es más de lo mismo, se encierran en su propio círculo”, interpretaron.

Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, sufre su propio desgaste. Las tensiones con Santiago Caputo son la comidilla de la Rosada. Francos fue quien más insistió en recomponer el diálogo entre Macri y Milei. Incluso participó de un encuentro organizado por Guillermo Dietrich con el “G-25”, la fundación del macrismo.
Pero todo quedó en buenas intenciones. Por ahora, no hubo contactos formales con referentes amarillos para integrar la gestión.
“Vamos a apoyar lo que esté bien, pero no somos una escribanía”, avisa un diputado que responde al expresidente.
En paralelo, y aquí la ironía, Milei le pidió ayuda a Macri para… ¡ordenar el bloque del PRO! La bancada que conduce Cristian Ritondo está partida. Hay un sector que resiste acompañar “a libro cerrado” los proyectos libertarios, cansados de los destratos de la Casa Rosada.
Entre los que tomaron distancia se anota María Eugenia Vidal, además de otros referentes que, directamente, hicieron campaña por fuera del esquema de LLA. El PRO es un hervidero.
Macri no moverá una ficha hasta ver el escrutinio final. Quienes lo rodean lo notan “relajado”, confiado en que el PRO logró recuperar algo de protagonismo tras el desastre de 2023.
Su reaparición en campaña fue quirúrgica: respaldó a Fernando De Andreis (quinto en la lista porteña de LLA) y a los bonaerenses Diego Santilli, Florencia de Sensi, Alejandro Finocchiaro y Javier Sánchez Wrba.
Transición mendocina: Cornejo, Petri y la sombra de Ulpiano
En Mendoza, el “diario del lunes” tiene otro sabor. El gobernador Alfredo Cornejo no solo mira el resultado nacional; mira la reconfiguración de su propio poder. Las elecciones 2025 marcan, de facto, el inicio de su transición.
En su agenda inmediata, Cornejo tiene una carta para jugar en el tablero nacional: la minería. Mendoza será anfitriona del evento internacional “Argentina Mining Cuyo 2025”, que se presenta como “un encuentro internacional premium del sector minero argentino”, que tendrá como sede a la provincia después de 17 años.
No es solo una cumbre; es otro empujón discursivo y político de su gobierno a una actividad que considera vital para la economía provincial. Puede ser, además, una señal directa al gobierno de Milei de que Mendoza está alineada con las reformas de mercado.

Pero la política doméstica apremia. Cornejo gestiona lo que en su entorno llaman “la declinación ordenada del poder”.
Las encuestas para estas legislativas, y las que miden la gobernación 2027, tienen un favorito claro: Luis Petri. El actual ministro de Defensa de la Nación se consolidó como la figura provincial con mejor imagen y proyección, muy por encima de otros dirigentes radicales.
Para Cornejo, Petri es una figura “bisagra”. Es el hombre que le asegura una línea directa y sin intermediarios con el núcleo duro de la Casa Rosada. Es el (ex) radical que Milei respeta y que se autodefine como su “soldado”.
Si Petri gana (a través de sus candidatos), el gobernador deberá acelerar la cesión de poder y reconfigurar el radicalismo mendocino. La interna de Cambia Mendoza se prevé un nuevo “recalentamiento”.
Pero en esa transición hay un actor que, hasta ahora, mantuvo un perfil bajo pero nunca abandonó sus ambiciones. El intendente de la Ciudad de Mendoza, Ulpiano Suarez, sobrino del exgobernador Roberto Suarez, asegura en sus mesas privadas que nunca perdió el objetivo de ser gobernador.
Se espera que “el Yayo” -como le dicen afectuosamente sus allegados- abandone su discreción pública, hoy muy asociada a mostrar su gestión municipal (limpieza, orden, tecnología). El “día después” de la elección lo encontrará, probablemente, dando pasos políticos de mayor impacto en la agenda provincial. Suarez sabe que el 2027 está a la vuelta de la esquina y que si Petri se consolida como el heredero indiscutido, sus propias chances corre el riesgo de diluirse
El lunes, en Mendoza, también empieza una nueva carrera.
Este artículo se publicó primero en Mendoza Today.
Fuente Mendoza Today

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